En el centenario de la muerte de Emilia Pardo Bazán llega al Teatro Fernando Fernán Gómez, de la mano de Eduardo Galán y Helena Pimenta, autor de la versión y directora, Los pazos de Ulloa, novela publicada en 1886. Pere Ponce, Diana Palazón, Marcial Álvarez, Francesc Galcerán, Esther Isla y David Huertas darán vida, a partir de este 7 de octubre, a esta historia ambientada en la sociedad rural de la Galicia del siglo XIX.
"Emilia Pardo Bazán denunció el maltrato físico y psicológico de la mujer, situaciones que aún son trasladables a hoy". Helena Pimenta
“Hemos hecho un espectáculo que ha tratado de ser fiel a la autora de la novela, escuchando su voz y su universo. Cuando el punto de partida es tan sólido el reto es pasar de un género a otro. Por eso es inspirador y difícil a la vez”, señala a El Cultural Pimenta, que reconoce haber descubierto a Pardo Bazán sin los prejuicios que hubo en su tiempo: “Por ahora puedo hablar del pequeño descubrimiento que ha sido para mí trabajar en la puesta en escena de esta novela donde me asombra su capacidad para denunciar hechos y situaciones que eran aceptados socialmente: la mujer y su sumisión al proyecto de vida del hombre, el maltrato físico y psicológico de ellas, sobre los niños, sobre el débil, esa parte de la iglesia corrupta e hipócrita, esos caciques inútiles y despóticos… situaciones que aún son trasladables a hoy”.
El montaje de Los pazos de Ulloa nace al terminar el confinamiento, momento en el que Galán propone a Pimenta sube al escenario su adaptación de la novela. Su compañía, Secuencia 3, quería celebrar el centenario de la escritora gallega. “Recelo de los centenarios -reconoce Pimenta- pero, con el tiempo, me parecen útiles para reavivar la existencia de una figura de esta dimensión. Me parecía una hazaña embarcarse en ese proyecto cuando la actividad teatral estaba paralizada y todo era incertidumbre. Eduardo se mostró tan convincente que acepté”.
La puesta en escena se ha estructurado en torno a la emoción y al espacio como metáfora de esa sociedad. Todo en madera y muy esquemático. Al mismo tiempo, funcional, capaz de contar cosas desde los diferentes lugares de la acción, reales o evocados. Para la directora, que prepara también una adaptación del shakesperiano Noche de Reyes junto a Álvaro Tato, UR Teatro y el Español, el descubrimiento de ese espacio ha sido crucial para contar “lo genial y lo particular, para presentar los recovecos, los pliegues del alma de los personajes, las atmósferas, y, en definitiva, expresar desde todos los lenguajes el mundo de la autora”.
Pimenta, que ha trabajado intensamente la adaptación de Los pazos de Ulloa leyendo simultáneamente la novela “para la creación de personajes y comprender a fondo los conflictos”, destaca la universalidad de textos como este, que atraviesan el espacio y el tiempo: “El teatro, por su naturaleza, lo pone todo en presente, en el presente del espectador. El tema central de la novela, cultura versus barbarie, sigue vigente por desgracia. Es algo que toma diversas formas y que ha sido y será un problema de la humanidad al que cada época debe enfrentarse”.