El dramaturgo Alfonso Vallejo ha fallecido a los 78 años, según ha confirmado la SGAE en Twitter. Autor de más de treintena obras de teatro, que se han representado en Europa, EE.UU. y Suramérica y se han traducido a varios idiomas, también cultivó la pintura y la poesía. Su teatro se caracteriza por un alejamiento del realismo y la representación del ser humano y recibió el premio Lope de Vega por El desguace en 1977 y el Tirso de Molina en 1978 por A tumba abierta.
Nació en Santander en 1943 y encaminó sus pasos hacia la medicina, licenciándose por la Universidad Complutense de Madrid en 1966 para obtener mas tarde el título de Especialista en Neurología en 1970 y el grado de Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid en 1977. A la largo de su trayectoria profesional trabajo en hospitales de ciudades como París, Londres, Berlín, Amberes o Copenhague, algo que le ayudó a conocer las corrientes artísticas que despuntaban por toda Europa. Desde 1973 a 2013 fue Jefe Clínico de Neurología en el Hospital Doce de Octubre de Madrid.
Alfonso Vallejo empezó a escribir poemas y obras de teatro ya en 1957, antes de empezar sus estudios universitarios. Su primera obra fue Cycle (1961), escrita en francés, la cual puso en escena en 1963 con actores franceses en el Instituto Francés de Madrid. Después se convertiría en director del Teatro Universitario de su Facultad, entre 1962 y 1964.
Osado e independiente, Vallejo indagaba tanto en su teatro como en su pintura y poesía en lo más tremendo del ser humano, en búsqueda constante de diferentes estilos y formas. Su extensísima obra ha abordado temas como la guerra, el terrorismo, la droga, la familia, la violencia en el matrimonio, la conciencia o el teatro mismo. Sin embargo, el dramaturgo ha sido poco representada en nuestro país. Entre sus sus obras más destacadas encontramos Espacio interior, El cero transparente, A tumba abierta, ácido sulfúrico, Orquídeas y panteras, Panic o Eclipse. Además, publicó más de veinte poemarios y dos novelas.
En un reportaje publicado en El Cultural en 2004, Vallejo afirmaba que el estilo de su teatro se inscribiría en el practicado por los fauvistas, de colores vivos y nada naturalistas. “El teatro que me interesa consiste en una reelaboración de la realidad, en su reinvención escénica", explicaba. "De ahí la diversidad de estilos y lenguajes. De ahí su carácter poliédrico, heterogéneo y policromático. El lenguaje cambia según el ritmo, el carácter y la intensidad de la acción. También su descodificación. Una síntesis permanente de géneros. ¿Poesía? No, sólo teatro, como yo lo veo”. Y añadía que si escribía teatro era para que los intérpretes disfruten y se luzcan.