¿Qué libro tiene entre manos?
Nunca tengo un solo libro entre manos. Acumulo un montón que voy leyendo o releyendo, según el caso. Acabo de terminar Si las voces vuelven de Ángel Martín y estoy muy enganchado a la biografía de Woody Allen.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
El aburrimiento…
¿Con qué personaje cultural le gustaría tomar un café?
Con Oscar Wilde. He tenido la suerte de dirigir tres comedias suyas y también Gross Indecency. Vivió una época de cambios en la moralidad muy potentes, como percibo que está sucediendo ahora.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
Me imagino que sería alguno de Los Cinco, o algún tebeo. Es una de mis actividades principales y tengo mala memoria.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Preferiblemente en papel, aunque tampoco desprecio el libro electrónico.
¿Qué persona o acontecimiento cultural le hizo cambiar su manera de ver el mundo?
No sabría decir, pero me imagino que los meses de aprendizaje que pasé en Nueva York formándome con la SITI Company que dirige Anne Bogart. Aprender los métodos Suzuki y los Puntos de Vista Escénicos me sirvió tanto para el teatro como para la vida. Allí me explotó la cabeza.
¿Qué nos enseña la historia de Jonathan Larson en el musical Tick, tick… boom!?
El fracaso dentro del éxito y el éxito dentro del fracaso.
El musical ha vuelto con fuerza. ¿Qué es lo que más le gusta de este género?
No soy un experto en el género, aunque en los últimos años estoy empezando a dirigir musicales. Una de mis películas favoritas sigue siendo Cantando bajo la lluvia, que siempre me vuelve a convertir en niño.
El Teatro Maravillas ha programado tres montajes suyos: Lotto, El nombre y Yo soy Hamlet. ¿Qué sensación le produce verlas tan juntas en cartel?
Ganas de seguir trabajando y poder ayudar a que esta industria del teatro se consolide y que sus profesionales puedan trabajar de manera continuada.
En su carrera hay una propensión a la comedia. ¿Qué le empuja a ella?
No sé qué es lo que me empuja hacia la comedia porque, la verdad, yo no soy un tío especialmente gracioso.
Es más difícil ser productor que director, ¿no?
Producir y dirigir, si vas acompañado de un buen equipo, no son trabajos difíciles.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
Me divierte leer las críticas, las buenas y las malas. De todo se aprende.
¿Cuál es la última exposición que ha visitado?
Una exposición de nuevos talentos en una galería que está en el norte de Madrid, donde la galería se confunde con la vivienda habitual de los galeristas. Una experiencia de lo más teatral.
¿Qué obra teatral le ha impactado últimamente?
¿Para bien o para mal? Me gustó mucho La cabeza del dragón que dirigió Lucía Miranda en el María Guerrero. Fue un ejemplo de cómo un director es un dramaturgo que trabaja con la acción. Y lo hizo sin tocar una coma del texto original, aunque por momentos lo que se veía en escena pareciese que iba a la contra de lo escrito.
¿Qué tipo de música escucha habitualmente?
Lo que más oigo ahora es música india.
¿Se ha enganchado a alguna serie?
Ahora estoy viendo The Last of Us, y me tiene muy intrigado.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Más vale que me guste, porque tengo mi vida aquí establecida. Una de las cosas que más disfruto de mi trabajo es salir de bolos y conocer todos los rincones de nuestro país.
Una idea para mejorar la situación cultural española.
Libertad de creación, con eso me conformo.