Soleá Morente (Madrid, 1985) es la mediana del clan Morente, con todo lo que eso conlleva. No solo el apellido, sino también esa fama de incomprendidos y rebeldes que acompañan siempre a los hijos medianos. Aunque no siempre es mala, porque se dice que estos son más capaces que los otros hermanos de romper con los moldes establecidos por sus progenitores.



Cliché o no, lo que sí es cierto es que Soleá posee ese maravilloso aire propio de los Morente, pero también un estilo tan único que ha hecho que pueda resaltar con nombre propio. La artista actúa esta noche en el festival Flamenco On Fire en Pamplona, en el marco del final de gira por su último disco: Aurora y Enrique (2021). Un álbum que, asegura a El Cultural, "ha marcado un antes y un después en mi vida, como persona y como músico". Puede sonar a tópico, ¿pero acaso hay algo más inspirador que la historia de amor de las dos personas que le dieron la vida?

"Desde el primer momento en que lo estaba creando supe que se iba a defender muy bien por sí solo. Sabía que de alguna manera a algunas personas les llegaría. Y así ha sido. No todo ha sido color de rosa en estos dos últimos años, pero sí que he podido establecer una conexión con una cierta parte del público, que me ha entendido y que me ha hecho más fuerte. Y eso ha sido gracias a Aurora y Enrique".



Aún así, Soleá es consciente de que lo que ella hace, esa mezcla de géneros tan dispares como el flamenco, shoegaze o el dreampop, puede descolocar de primeras. "No creas que todo el mundo me entiende, lo estoy viendo en la gira. Hay cierta parte del público que entiende lo que hago y otra parte que no. Y es que yo me pongo en su lugar, y entiendo que a lo mejor pasar de cantar una soleá de Morente a cantar una canción como Domingos, que está muy inspirada en The Cure, puede descolocar y hay gente que piensa que no sé lo que hago o que estoy loca".



Sin embargo, quien lleva siguiéndola desde Tendrá que haber un camino (2015), su puesta de largo en una industria que prácticamente la vio crecer, sabe que es en esa amalgama de estilos donde reside su verdadera singularidad. 

Ganadora del premio Ojo Crítico 2019 de Música Moderna, premio que Enrique Morente ganó diez años antes, ahora Soleá combina su faceta como artista con su programa de radio Cariño, sabes que soy de otro planeta, en Radio 3. "El programa me está aportando e influyendo más de lo que pensaba. Porque supone estar escuchando música continuamente, no solo la que yo ya conocía y que me gusta compartir, sino también estar al día de todo lo que está ocurriendo en el panorama internacional y nacional. Ahora, más que sentarme a componer, estoy escuchando mucha música. Es una manera de trabajar diferente, que no conocía y que nunca había hecho". 



"El flamenco siempre ha estado en la cúspide, es una estrella que nos ilumina desde lo alto"

Soleá es de esas artistas que se mueven por la intuición. "Cada disco que voy sacando es un camino, una posibilidad y una solución diferente para llegar a algún sitio". Sobre su próximo trabajo, junto con Guille Milkyway, vocalista de La Casa Azul, asegura que "estamos construyendo algo entre los dos mundos, que parece que somos muy diferentes, pero en realidad compartimos muchos códigos, y sé que están saliendo cosas muy especiales".



Por ahora, ya han salido dos singles de este nuevo álbum: Sembré una esperanza, del disco de su padre Sacromonte, y una versión de la canción de la folclórica María Jiménez, Se acabó, y espera sacar a finales de octubre el siguiente. 

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Está claro que Soleá no se conforma sólo con el flamenco, por eso no sorprende su inclusión en el sello independiente Elefant Records o que le hayan adjudicado el título de la "Morente alternativa", pero la artista lo tiene claro: "El flamenco siempre ha estado en la cúspide, es una estrella que nos ilumina desde lo alto". Aún así, considera que es interesante "abrir ciertas vías, ciertas grietas para poder salir, respirar y avanzar" y alaba propuestas de gente joven que están llevando el flamenco a un público cada vez más amplio, como por ejemplo, los chicos de La Plazuela

"El flamenco es una parte de nuestra cultura tan potente que nunca se acabarán las posibilidades que nos ofrece"

Porque para esta madrileña de corazón granaíno, el flamenco es como el lenguaje, sigue avanzando, "independientemente de que lo quieran poseer". "El flamenco en esencia está en el mismo punto que ha estado siempre: vivo y en continua evolución, está brillando. Es una parte de nuestra cultura tan potente que nunca se acabarán las posibilidades que nos ofrece". 

Por ello, respecto a la controversia de qué es y no es purismo, cree que seguirá siempre, incluso le parece interesante que exista la polémica, pero sabe que el flamenco está por encima de todo eso, porque "cuando se hace de verdad, con corazón y con estudio, siempre estará a tu favor".