¿Cuándo empieza Mad Cool? Estrictamente, cuando una guitarra es aporreada por primera vez en uno de sus seis escenarios. En este caso, fue la de Sophie Allison de Soccer Mommy, que emitió los primeros acordes a eso de las cinco (cuarenta) de la tarde.
O eso podemos suponer debido a los vídeos subidos a X de la cantante de Nashville interpretando canciones bajo el sol abrasador de la colonia Marconi de Villaverde. No fue este cronista quien grabó la escena, ya que no pudo llegar al sarao hasta las 20.00 horas. En cualquier caso, no parece demasiado razonable programar un concierto a esas horas en julio en Madrid, y, menos aún, un miércoles laborable.
Para los interesados, la opción elegida para llegar al recinto Iberdrola Music fue la carretera, y la zona no era catastrófica pero sí estaba algo colapsada. Y eso que estamos hablando de la jornada menos multitudinaria. Veremos cómo responde el festival a una afluencia mayor de público los próximos días. Lo cierto es que dentro del recinto todo funcionaba bien: barras, baños, movilidad, comida…
Aunque Soccer Mommy, como decíamos, tocó las primeras canciones de la nueva edición de Mad Cool, el público no pareció realmente atento a lo que entregaban los artistas hasta que dieron las 9.30 en el escenario Mad Cool. Allí se congregaba una inmensa, expectante y sudorosa masa humana.
De repente sonó el speech de Peter Fonda en Los Ángeles del infierno (1966), con el que los Primal Scream arrancan su tema Loaded (“We wanna be free, We wanna be free to do what we wanna do, And we wanna get loaded”), y salió a escena Dua Lipa para, ahora sí, dar el pistoletazo de salida al festival más pretendidamente ‘cool’ de Madrid.
La diva británica, de raíces albano kosovares, competía en su franja horaria con Sexxy Red, Dead Posey y con la selección de fútbol de su país, que simultáneamente disputaba la semifinal de la Eurocopa. Pero ella fue la que acaparó todos los focos con un show eléctrico, dinámico, bailable, versátil y divertido. Puro pop.
Puede que Lipa no sea la estrella más grande del momento, quizá porque ninguno de sus discos es perfecto, o porque no desnuda sus intimidades en sus letras (¡Hola, Taylor!) o porque no es la más reivindicativa en sus mensajes. Pero la colección de hits de la autora de Future Nostalgia es irresistible y pone en movimiento las caderas de cualquiera.
Rodeada por una docena de bailarines, con una solvente y discreta banda, una escenografía y proyecciones funcionales, y tirando mucho de la pasarela que dividía en dos al público, Dua Lipa lució simpatía (se arrancó a hablar en un castellano bastante decente, protagonizando un momento encantador), demostró su dominio del escenario y una despampanante presencia, y un poderío físico brutal que le permite una actividad frenética.
La artista arrancó a lo grande con Training Season, Don’t Start Now y Levitating y mantuvo la tensión casi los 90 minutos de su espectáculo, en lo que fue una fiesta memorable. Hay momentos para el disco y el funk, para montar una rave o para alguna que otra balada. Y los bises, con Houdini cerrando la noche, dejaron al público con ganas de pedir otra. Sin duda, fue Dua Lipa quien puso en órbita el festival.
El momento del grunge
Veinticuatro conciertos estaban programados ayer en Mad Cool, pero resulta complicado disfrutar de más de un par, ya sea por lo pronto que empiezan algunos de ellos, o por los dramáticos solapes entre unos y otros. En cualquier caso, antes de Dua Lipa pudimos picotear lo que estaban ofreciendo Garbage y Nothing But Thieves, ambos un anticipo del cierre de la noche de The Smashing Pumpkins.
Garbage, con una Shirley Manson muy activa y en buena forma vocal, soltó pronto sus dos grandes éxitos, Stupid Girl y I Think I’m Paranoid, y el público se desconectó al instante de ese grunge comercial que les caracteriza. Mientras, Nothing But Thieves ofrecieron una energía desbordante que alcanzó su punto culminante con la interpretación de una versión del Where is My Mind de Pixies y con su tema Amsterdam.
Y, para despedir la noche, The Smashing Pumpkins, leyendas del rock alternativo de los 90, ofrecieron un poderoso show en el que brilló un Billy Corgan eterno, que sigue desplegando su carismática voz y actitud en temas como Today, Tonight, Tonight o Bullet With Butterfly Wings.