Aún imbuida de los ecos de Celestina, obra con la que todavía continúa de gira por los escenarios españoles, Anabel Alonso regresa hoy a Mérida para ponerse en la piel de Tiresias, el adivino más importante de la antigua Grecia.
Es la tercera vez que la televisiva actriz viaja hasta el teatro romano, tras su paso por Androcles y el león y El eunuco, pero es la primera que lo hace con una tragedia. "Es maravilloso que después de 40 años de carrera sigas descubriendo y descubriéndote", celebra la intérprete por teléfono en conversación con El Cultural.
Hasta el 18 de agosto en el teatro romano, Carlota Ferrer dirige esta versión libre del mito con texto de Joan Espasa, en colaboración con José Manuel Mora y ella misma, que sirve de hilo conductor entre las diferentes tragedias clásicas y sus ídolos, y en la que Alonso comparte escenario con Alfredo Noval, Paula Mendoza, Carlos Beluga, Ana Fernández, Alberto Velasco, María García Concha y la propia Ferrer.
Pregunta. La hemos visto como Celestina y ahora se convertirá en Tiresias. ¿Diría que tienen algo en común estos dos personajes?
Respuesta. El único nexo común que pueden tener es que son unos supervivientes y ambos se enfrentan a lo establecido. Tiresias con su don profético no se calla ante nadie, y muchas veces recibe insultos por ello. Y Celestina es una insurrecta. Ella se sale un poco de los cánones normales de la sociedad. Los dos tienen esa cosa 'marginal' de no dejarse achantar por el poder.
P. El ciego Tiresias fue el adivino más importante de la antigua Grecia. ¿Cómo es su Tiresias y qué destacaría de él?
R. En la versión de Carlota me gusta que paseo por varios colores. Empezamos de una manera más o menos festiva o divertida, pero luego nos vamos metiendo por terrenos farragosos. Hay mucho mensaje de que los poderosos no escuchan lo que no les viene bien. Antígona también reclama que por ser mujer no puede gobernar.
»Hay muchos frentes. Hay música. Hay una soprano actriz que interviene también. Es un espectáculo que tiene muchas vertientes, donde suceden muchas cosas inesperadas. Mucha gente va a descubrir este mito por primera vez. A mí también me ha servido para enterarme de todas las tragedias, porque todas son familia. En ese sentido, tiene un aspecto muy didáctico para el espectador.
P. ¿Cómo es esta versión de Tiresias que se verá en Mérida?
R. Es una versión muy libre, pero está muy bien contextualizada. Tiresias es un personaje secundario que sale en las Bacantes, Edipo, Antígona y también en el mito de Narciso augurando las desgracias. La parte que se mantiene fiel al original son esas intervenciones que tiene en las distintas tragedias y cómo responden a sus augurios los distintos reyes de Tebas.
»Pero luego la versión que da Carlota es muy personal. Es creativa y arriesgada. Como es un mito también nos podemos permitir cierta trasgresión. El clásico es un anciano con barba, aquí es un ser un poco más andrógino y atemporal. No vamos vestidos a la griega. Es difícil ubicar a Tiresias en el tiempo, en el espacio y también en el sexo…
P. Precisamente, además de ciego y vidente, hay quien destaca que era transexual, ¿cómo se aborda esto en la obra? ¿Hay algún elemento reivindicativo?
R. Tiresias soy yo. Intentaremos darle el punto andrógino, porque realmente él fue hombre y luego fue mujer. Y si pasas por las dos almas, nunca vuelves a ser el mismo. Digamos que yo debo ser el resultado de las dos transiciones. Por ahí va el enfoque. Pero no tanto como algo reivindicativo.
»En algún momento dice que ser mujer le entrenó contra el desprecio de los hombres y que pudo ver el alma con dos almas, pero no es algo en lo que se haga hincapié con la perspectiva que tenemos ahora. No tanto. Es como que se dan varias realidades en Tiresias, la sexual, pero también la compleja relación con lo divino y lo humano.
P. En la obra se habla de la aceptación de uno mismo, un tema complejo en la época de las imágenes perfectas de Instagram, ¿nos exigimos tal vez demasiado?
R. Si ya antes la vida idílica eran los anuncios, ya lo de las redes, sobre todo Instagram o TikTok… Pero ya no es solo la visión idílica, hay también unos egos desmesurados. Porque que toda la gente crea que es interesante todo lo que hace a mí me parece maravilloso -se ríe-. En la obra también se reivindica que hay que salir de uno mismo, no todo el rato mirarse el ombligo, sino que hay que mirar hacia fuera. Y es verdad que Tiresias tiene los ojos ciegos, pero él ve más que nadie, aparte de que tenga el don profético. Es el que comprende mejor la realidad.
»También se dice varias veces a lo largo de la función que los mortales no aprendemos, que tropezamos con la misma piedra una y otra vez, que la historia se repite, que da igual lo que pase, que no aprendemos, que lo dijimos con las Guerras Mundiales, que lo dijimos del Holocausto, y ahora esta Gaza y luego seguirán otras guerras. No avanzamos. Creemos que progresamos, pero no. Volvemos a repetirnos a nosotros mismos.
P. José Manuel Mora, de hecho, habla de las tinieblas del presente, de que no queremos ver. ¿Cómo son esas tinieblas?
R. Aparte del no querer ver, en la época de la mega información, estamos más desinformados, ya sea por estar mal informados o porque no queremos informarnos en absoluto.
»Hasta hace poco a mí me interesaban los documentales de la Segunda Guerra Mundial, me parecía algo lejano, algo que había que ver pero que no iba a volver a pasar, y de repente te encuentras con varias guerras que explotan en las narices con imágenes tan crueles como aquellas. Y piensas, es verdad, no aprendemos. Entonces se decía que no se sabía, pero ahora estamos viendo las guerras en directo y sonamos igual de paralizados.
P. ¿Sobre qué futuro alertaría Tiresias hoy?
R. Tiresias diría: ¿2.000 años para esto? Pues lo que yo decía. No hacemos más que darle la razón, una y otra vez. Él dice: "Ahora sí, no hay truco que me devuelva los ojos, ahora soy Tiresias para cabalgar tragedias sin espada, para golpearme una y otra vez contra esa pared de piedra que es la mente humana". Y así es. 2.000 años y aquí estamos, igual.
P. De hecho, usted misma se prodiga mucho en redes sociales. ¿Dice, como Tiresias, incluso lo que no se desea escuchar?
R. Pues no lo había pensado, pero igual sí. No lo había visto desde ese punto de vista. Son cosas que siento que hay que decir, que, aunque se sepan, nunca está de más.
»Hay gente que no se atreve o que no lo quieren ver o escuchar y que luego te devuelven la pelota emponzoñada, que es lo que pasa también en las redes, que es lo que me da rabia. Que por un lado puedes opinar, pero por otro con esa impunidad del anonimato puedes difamar, mentir e insultar y no pasa nada. Eso es lo que me cansa. No es que me haga mella, pero cansa. Esto también le pasa a Tiresias cuando dice: "Muchas veces me han insultado por noticias de las que soy simple mensajero". Aquí igual.
P. En ese sentido, ¿le ha pasado factura su activismo en redes? Muchas veces parece que hay que ser valiente para pronunciarse hoy…
R. Pues es curioso porque me lo dice mucha gente, pero ¿ser valiente por opinar? A dónde hemos llegado. ¿Por qué no puedes dar tu opinión en libertad y con respeto? Porque además yo, como voy con mi cara por delante, me cuido mucho. Puedes no estar de acuerdo, hacerlo con ironía o con retranca, pero yo no entro en las descalificaciones ni en las aberraciones que se tienen que leer en ciertos momentos.
»Simplemente, entonces por mostrar cierto desacuerdo o una opinión, ahora en el 2024, ¿no te parece tremendo reconocer cierta valentía en eso? Si lo mejor es la diversidad a todo nivel, no el pensamiento único. Y es curioso porque cuando yo doy mi opinión, me llaman sectaria. ¡A mí! Solo por dar mi opinión. Me da mucha pena que se haya recorrido todo el camino que se ha recorrido, y en nuestro país en concreto un camino más doloroso, para que ahora te veas expuesto a eso y que tengas miedo a dar tu opinión no solo por lo que te puedan decir si no porque te pueda afectar...
P. ¿Qué le diría a los que dicen que los actores deberían limitarse a actuar y no a opinar de política?
R. Se supone que en el teatro hay muchas vertientes y puedes entretener, pero puedes entretener y hacer pensar o remover conciencias. Y por eso, lo primero que se quieren cargar es la cultura. ¿Por qué será? ¿Por qué será que lo primero que quieren mutilar son los libros, el teatro o las películas? Por eso mismo, porque plantean cuestiones humanas y sociales, y abren las mentes. Yo no sé, por ejemplo, por qué los deportistas tampoco pueden opinar. Todos somos personas.
»Yo creo que haces tu profesión lo mejor que puedes y luego tendrás tus opiniones. Pues anda que en Estados Unidos no se significan todos y son estrellas mundiales por un bando o por otro, republicanos o demócratas, y qué pasa. Pues no pasa nada. Porque es evidente que siempre vas a ser partidario de alguien, ¿no? Sobre todo, cuando enfrente hay una extrema derecha, una intolerancia, y se quiere volver atrás en los derechos conseguidos, a mí me parece que hay que alzar la voz.
P. ¿Y hay que alzar mucha la voz en este panorama actual?
R. Yo intento mantener cierto optimismo. Aunque también es verdad que estoy leyendo cosas que no pensé que oiría en mi vida ya, que creí más que superadas, y de repente te las estas desayunando, comiendo y cenando. Pero cómo es esto. Cómo que las mujeres en casa, cómo que lo que hay que hacer es parir, cómo que aumentan los ataques homófobos.
»Para que veas la dicotomía que tengo, por un lado, pienso que las mujeres son más libres y ahora veo parejas de la mano, de chicas o chicos, por la calle, pero por otro lado veo el otro discurso y que aumentan esas agresiones. Hemos avanzado mucho, pero ahora escucho cosas que pensé que no volvería a escuchar.
P. En la obra, comentaba antes, que hay mucha relación con cómo los gobernadores aceptan las palabras de Tiresias. ¿Cómo reacciona el poder cuando le quitan la venda?
R. Yo creo que mal. La gente poderosa, y no hablo solo de política, sino de muchos ámbitos, se rodea de gente que dicen lo que quieren oír. Igual hay algunos muy lúcidos que prefieren tener gente alrededor que le cuestionen las cosas, pero en general viven como en una especie de burbuja.
»Eso Tiresias al principio de la función también lo dice. "Van a ver cómo se revuelven los poderosos ante mis augurios cuando no les cuadran, cómo ladran ante mis consejos cuando no coinciden con su querer”. Eso sigue pasando, la gente que tiene poder se rodea de personas que le bailan el agua. No sé si es inseguridad o prepotencia...
P. Además de sobre las tablas, recientemente le hemos podido ver en series como Atasco, e incluso en televisión, donde ganó en la edición especial de Navidad de MasterChef, ¿ser un rostro tan televisivo le ha repercutido negativamente a la hora de hacer teatro?
R. No. Ha sido para bien. Cuando yo empecé había actores de teatro, cine o de televisión de manera más compartimentada. Pero desde hace bastantes años para acá se han hecho ya, por fin, vasos comunicantes. Sobre todo, hay más trasvase entre el teatro y la televisión. Pero sí que es verdad que, aunque yo empecé en teatro y luego hice tele, ahora sobre todo en los teatros privados, el reclamo de caras conocidas tira mucho.
»Mucha gente que igual normalmente no iría al teatro va simplemente porque te ha visto en la tele. Que seas conocida facilita las cosas. Eso además también te permite poner en marcha, si quieres, tus propios proyectos teatrales.
“La televisión pública debería apostar por producciones ambiciosas y no entrar en la batalla por las audiencias”
P. Ha trabajado mucho en televisión también. ¿Qué opinión le merece?
R. Afortunadamente hay muchísima demanda con las plataformas y las televisiones... Cuando yo empecé, acababan de comenzar Antena 3 y Telecinco. Ahora hay mucha variedad y hay mucho dónde elegir. Eso me parece muy positivo.
»A la única que puedo criticar ahí sería igual a la televisión pública porque es un servicio público, tiene una financiación pública y no tiene que entrar en las mismas guerras que las privadas. Eso sí que no me parece nada bien. Debería apostar por producciones ambiciosas y por otro tipo de programación y no entrar en la misma batalla que unas privadas que lo que tienen que hacer es negocio. Eso es lo que me chirría.
P. ¿Lo dice por algo concreto?
R. Lo digo en general por entrar en las guerras de las audiencias, por querer arañar público de otros formatos. Creo que tiene que ser una televisión diferente, que no te dé igual estar viendo La uno o Telecinco. Ahí voy. No es por nada en concreto, es por esas guerras de audiencia sin entrar en los mismos charcos que las privadas, sean los que sean. No debería ir por ahí la cosa.