El poder, la violencia, la herencia de una herida social, el patriarcado que sigue incidiendo en la vida de las mujeres, los conflictos familiares. Heredero de una intensa tradición clásica, José Ignacio Amestoy Egiguren (Bilbao, 1947) esta vez lleva al teatro una tragedia contemporánea. La historia íntima de Victoria Burton y María García, madre e hija, es una historia que, como tantas, vive enterrada por la necesidad de mantener el poder. 

Malditos tacones nos habla de dos mujeres que se enfrentan con el poder en sus manos. Dos mujeres solas, pero fuertes y con el cerebro encendido, buscan la verdad a cualquier coste. El destino las mantiene enlazadas en un abrazo salvaje para combatir la oscuridad de las mentiras y encontrar, juntas, la transparencia de la verdad.

La obra indaga en dos visiones del mundo a través de las figuras de dos mujeres muy distintas. Dos grandes mujeres desnudando, despellejando o reinventando el poder de una clase privilegiada. Dos mujeres de altura que calzan sus tacones de forma diferente. Malditos tacones, escrita por Ignacio Amestoy y con dramaturgia y dirección a cargo de Magüi Mira, llega al Teatro Bellas Artes de Madrid a partir del 4 de septiembre.

Un Agamenón contemporáneo

"En mi armario apareció la víctima de un Agamenón contemporáneo, una mujer poderosa, que al mismo tiempo quería ser verdugo de otra mujer", afirma Ignacio Amestoy. Por primera vez, el dramaturgo se alejó de sus obras con personajes de la historia de España y se acercó al País Vasco para escribir la historia de "dos mujeres solas entre la mentira y la libertad".

La mujer poderosa, Victoria Burton, es heredera del concepto patriarcal de un pasado obsoleto, que todavía quiere imponer la visión de la realidad y de la familia sobre la base de la mentira. La otra mujer, María García, veinte años más joven, es una destacada profesional de la abogacía, directora de un despacho importante, que se ha hecho a sí misma en libertad, pese a una hipotética tutela.

Cartel de la nueva obra teatral 'Malditos Tacones'

"La verdad y la libertad, conceptos habituales en mi teatro desde hace cuarenta años, son los dos frentes del duelo", explica Amestoy. Victoria y María son dos mujeres de hoy. Luchan para desarrollar su actividad a nivel profesional en una sociedad heredera de patrones patriarcales.

"Es el debate actual en el que está metida ahora la mujer al asumir su rol de liderazgo en los muchos campos en los que está inmersa con los parámetros del pasado, comportándose como un hombre que ordena y manda. Con tacones", cuenta el dramaturgo. "El doloroso abandono de los tacones por parte de la reina Letizia ha sido muy significativo".

Someter es domesticar

"Someter es domesticar", afirma su directora Magüi Mira. "Se consigue cercando, aislando, limitando el movimiento. El encierro en las jaulas. La mujer siente en su carne los alambres que le cortan el aire. Una estrategia violenta. Y si el movimiento duele la estrategia es más eficaz". Contra el sometimiento y la domesticación, contra la crueldad que transita la vida, está el teatro puro que nos abre un paisaje nuevo y luminoso que recorre el escenario.

"Magüi Mira es la mujer plena de nuestra escena, una de las figuras centrales de nuestro teatro", afirma Amestoy. El dramaturgo cuenta que su entendimiento con ella ha sido total. "Convenimos desde el principio los márgenes de nuestra colaboración, otorgándole yo total libertad como dramaturgista y directora del espectáculo".

Luisa Martín y Olivia Molina, las dos actrices protagonistas de 'Malditos tacones'. Foto: Pentación

 

El montaje, impulsado por el productor Jesús Cimarro, "cerebro del proyecto", y su equipo de Pentación, cuenta con las dos actrices Luisa Martín y Olivia Molina."Los dos personajes estaban en el texto, pero lo han trascendido. Luisa por su potestad dramática y Olivia por su seducción electrizante".

Martín interpreta la gran empresaria Victoria Burton, una mujer firme y arrolladora, que lleva en su interior un estigma que quiere borrar. Olivia es la ejecutiva agresiva que, desde la libertad, dirige con mano firme un despacho de abogados líder en la defensa de los derechos de la mujer y contra toda corrupción. 

El conflicto teatral

Amestoy cuenta que en todo su teatro, de casi cuarenta obras, una treintena estrenadas, el conflicto siempre ha sido lo fundamental. "Ya fuera la relación entre una madre de la generación del 68 y su hija de los millennials, entre un padre constitucionalista y un hijo terrorista de ETA, entre Juan Carlos I y Corinna Larsen o entre estas Victoria y María".

Autor de su generación de la Transición, ha escrito y editado obras que explican la historia de España a través del teatroDionisio Ridruejo, una pasión española (1994), Violetas para un Borbón (escrita en 1995) y Gernika, un grito, 1937 (1996) y la más reciente, Todo por la Corona (2024), solo son un pequeño inciso de su indagación en la memoria de nuestro país.

Su trayectoria basada en la tragedia griega, no le permite alejarse mucho de las unidades clásicas, como en Malditos tacones. Ahora, cuenta que está trabajando en dos proyectos. "Por el camino de María Zambrano estoy contemplando un Getsemaní, en donde Cristo, como el santo Job, sea tentado hasta el límite por Lucifer, con el permiso divino".

Por otro lado, sigue trabajando sobre el teatro documental. "Una obra sobre la huelga más larga del franquismo, en el País Vasco, en 1966-1967, el conflicto de bandas en frío de Etxebarri, que conmovió a Europa, y fue motivo de un durísimo estado de excepción".