"Hey Jude, don't make it bad. Take a sad song and make it better. Remember to let her into your heart, then you can start to make it better". Hey Jude era la canción de Los Beatles que el padre de Lara Fernández Castrelo (Jerez de la Frontera, 2003) adoraba. Con el tiempo le confesó que le hubieran puesto ese nombre, si hubiera nacido niño.

La llamaron Lara y siguiendo las huellas del padre empezó a hacer música pronto. Por esto, cuando tuvo que elegir su nombre artístico nada le pareció mejor que inspirarse en aquel alias olvidado y en el grupo musical Kodaline del cual era fanática. Así tomó vida "Judeline", pronunciado a la inglesa.

"Ya no me ha dado tiempo a cambiármelo, pero si alguien me dijera que podría cambiarlo ahora sin alterar nada más, me lo pensaría", confiesa la cantante. Tiene el pelo liso, muy largo, oscuro y una voz suave y ligera. Fusiona las guitarras y las palmas flamencas con ritmos funk y pop alternativo sumergido en un aura mística.

Con solo 21 años, la cantante acaba de meter el pie en la gran escena. Acompañó a J Balvin en su gira internacional, sacó tema con Tainy y muchos la paragonan con Rosalía, por sus voces similares. Trabajar con Dellafuente fue como un sueño para ella. Tenía miedo de conocer a sus ídolos pero con el rapero granadino fue todo lo contrario. "Lo conoces y lo adoras más todavía. Es un sol y fue muy bonito trabajar con él".

No cree en un Dios, no se considera católica aunque le interesan mucho las religiones. Espiritualmente, se siente conectada con una fuerza superior. Todavía no ha sacado ni un álbum, pero falta poco. Parece que vive en el futuro, estira los límites del pop, juega con varios estilos y sonidos, llevándose sus herencias territoriales.

Los primeros pasos

Andaluza de Caños de Meca, crecida en una familia que entendía el valor de la música, Lara Fernández Castrelo aprendió a tararear antes que a balbucear. De niña ya prestaba interés en la música, se sentía atraída por las notas, los acordes. Aunque de pequeña decía que quería estudiar criminología o psicología, al final empezó a tocar el cuatro venezolano.

Con 14 años, empezó a grabarse por su cuenta y a subir sus audios a diferentes plataformas digitales. A los 16 subió las primeras canciones en Spotify. "Siento que la música ha venido a mi vida sin que yo la elija", cuenta, "es lo que me llamó y a lo que creo que he venido al mundo".

Judeline encontró su camino vital en la música, como lugar y medio para expresarse. "La composición, escribir las letras, siempre me ha gustado muchísimo, más que cantar o interpretar". Cuenta sus experiencias amorosas, sus fantasías sexuales, las ciudades nuevas, los hombres, la industria.

La joven cantante siente que está empezando ahora a abrir más los ojos y ver lo que esconde este mundo. "Hasta ahora tampoco ha sido un camino de rosas, pero lo he disfrutado mucho. Siento que las personas me han abierto mucho las puertas y han confiado en mis proyectos". Ella misma afirma que ha tenido mucha suerte porque "el mundo de la música es súper complicado y muchas personas lo pasan mal".

Mala amante

Cuenta también que lo más difícil es lo que le está pasando recientemente. "Me estoy dando cuenta ahora de las partes más negativas de la industria, de este mundillo, del tipo de personas con quien tienes que tratar, la energía. Al final estás muy expuesto y todas las personas pueden opinar sobre ti".

Cuando todavía no formaba parte de este mundo Judeline escuchaba los rumores sobre la dificultad de recibir las críticas y opiniones y, como todos, no le echaba mucho caso. Pero ahora afirma que sí, que es realmente duro y bastante complicado gestionarlo. Confiesa que "me está costando un poco", aunque el recibimiento de la gente es mayoritariamente positivo.

"Yo ahora mismo siento que puedo estar tranquila, puedo salir por la calle, puedo irme a tomar algo con mis amigas. No tengo esa presión todavía". No está preocupada porque entiende que el proceso de llegada a la fama es gradual. "Me está dando tiempo a tratarlo, reflexionarlo y aprender un poco de cómo va cambiando mi vida".

Judeline. Foto: Ana Arden.

Como canta Rosalía, también según Judeline "es mala amante la fama", pero reconoce que hay que dormir con ella. "Si quieres ser cantante y hacer cierto tipo de música necesitas un grado de popularidad para ganarte la vida y adentrarte en ese mundo. También se puede ser cantante y cantar en bodas. Pero incluso allí, la gente tiene que saber quién eres", comenta. 

"Yo creo que la fama es consecuente de los proyectos a los que quiero llegar y los objetivos que quiero cumplir". Hacer conciertos de calidad, crear música conceptual, con sonidos, ambientes y planetas. Que los proyectos y sus discos inspiren a mucha gente. Como una obra de arte. Esto es lo que quiere, por ahora, Judeline. "Siempre me he imaginado ser lo más grande y hacerlo increíble. Pero ahora estoy satisfecha con hacer algo bonito y que me guste a mí. Ya se me pasó la necesidad de ser lo mejor".

Una nueva era

Su primer álbum, cuyo nombre todavía no puede ser desvelado, tomará vida muy pronto. Mangata, Inri y Zarcillos de plata son los últimos tres adelantos del nuevo álbum que han salido recientemente. Una balada de pop alternativo y una guitarra española crearon una canción románticamente explícita que acaba de lanzarse, Zarcillos de plata. Los tres siguen un hilo, una "línea un poco romántica", como dice Judeline, pero conceptual.

"Quise crear una historia, una narrativa para facilitar el proceso de creación del álbum". Cuenta que ha sido un camino muy largo y difícil. "También he acabado un poco quemada del disco, no voy a mentir". Ha estado sin escucharlo unos meses y ahora le ha cogido cariño y se siente muy orgullosa de ello. "Para mí tenía que ser algo muy, muy importante y que tuviera mucho mimo y creo que lo he conseguido".

El cuento puede ayudar a sentir el álbum, pero no es prescindible. Las canciones pueden ser escuchadas individualmente, sin tener en cuenta una historia. "Cada uno puede llevar el álbum a su terreno e interpretar las letras a sus maneras". 12 canciones en total. Mística, espiritualidad, amor y una voz suave y ligera que acompaña el todo.

Un álbum de transición con colaboraciones, sonidos nuevos e imágenes diferentes. Un álbum con el cual, por fin, se siente una artista más consolidada. "Hay muchas cosas que están en un nivel dónde todavía no quiero entrar sin haber sacado un primer álbum". Es un camino de aprendizaje que nunca termina. "Creo que sacar un álbum me va a dar más libertad". Judeline va a abrir la escena, a tumbar un muro y empezar una nueva era.