"No es un musical tradicional", advirtió la propia Lady Gaga en la presentación de Joker: Folie à Deux en el Festival de cine de Venecia. "La forma en que abordamos la música en esta película fue muy especial y llena de matices, porque les da a los personajes una forma de expresarse, llevándolos donde las palabras no pueden llegar".
El director de la esperada secuela, Todd Phillips, tampoco quiso encasillar la película como musical —algo cada vez más habitual en la industria, temerosa de que se asocie su obra a un género algo denostado— aunque la crítica lo ha calificado como un musical kamikaze, odiado y amado a partes iguales, en el que tanto Gaga como Joaquin Phoenix cantan ellos mismos las múltiples canciones que van conformando la trama.
La película, que explora la retorcida relación entre Harley Quinn y el Joker, llega a los cines este viernes 4 de octubre, pero unos días antes, la cantante ha lanzado por sorpresa Harlequin, álbum inspirado en el personaje y que "acompaña" a la película, aseguró la artista en una entrevista con Apple Music.
Apodada cariñosamente como LG6.5, —ya que no es un LP al completo—Harlequin busca ser una exploración de la cruda y emocional complejidad de una mujer que prospera en el caos, una fuerza que desafía el género y que no puede ser contenida. De ahí que en el álbum confluyan el jazz, el pop, el funk, el blues y el góspel, un eclecticismo que pretende dar cabida a la locura del personaje de Quinn.
Aunque la gran parte de las canciones son versiones de míticas canciones propias del cancionero americano, como Close To You, That's Life, Oh, When The Saints, el álbum cuenta con dos canciones compuestas y producidas por Gaga y su marido Michael Polansky: Happy Mistake y Folie À Deux. Ambas sirven como el núcleo emocional del álbum, combinando la vulnerabilidad cruda con la energía caótica, reflejando la lucha de una mujer entre su sentido de identidad y su descenso a la locura.
En su nuevo disco, Gaga vuelve a su faceta como crooner, que comenzó en 2014 cuando colaboró por primera vez con el mítico compositor Tony Bennett, en el álbum de jazz Cheek to Cheek (2014), que le valió un Grammy. Tras consagrarse como una diva del pop con singles como Poker Face, Alejandro, Born This Way, Gaga quiso empezar a ser más conocida por su potencial vocal que por sus vestidos extravagantes en las alfombras rojas.
En 2016, lanzó Joanne, un álbum más personal y menos teatral, dedicado a su tía fallecida, que supuso la confirmación de un cambio de rumbo en la carrera de la artista, con baladas como Million Reasons. Su siguiente gran proyecto fue la banda sonora de la película Ha nacido una estrella (2018), cuya canción Shallow le valió su primer Premio Oscar. No era la primera vez que actuaba, ya lo había hecho en la serie American Horror Story, por la que obtuvo un Globo de Oro a Mejor Actriz.
En 2020, Gaga volvió a las raíces electrónicas y dance-pop de sus inicios con Chromatica, un álbum con el que brindó hits para la pista de baile como Rain on Me, una colaboración con Ariana Grande. Sin embargo, un año después, publicó Love for sale (2021), otro álbum con Tony Bennett. Ese mismo año, protagonizó La casa Gucci de Ridley Scott, remarcando que Lady Gaga, o más bien Stefani Germanotta, había llegado a Hollywood para quedarse.
Gaga ha reconocido públicamente que quiso "ser actriz antes que cantante, pero la música fue lo que salió bien primero", algo que puede explicar que haya dejado apartada su faceta de superestrella para centrarse en la gran pantalla. La artista tiene previsto publicar otro álbum en 2025, LG7, habrá que esperar para ver si sigue apostando por este perfil, más canónico y menos excéntrico, con el que parece haber dejado por el camino a un largo séquito de little monsters.