La bailaora Cristina Hoyos ha adaptado a la danza el Poema del cante jondo en el café de Chinitas de Lorca. Su compañía lo baila en París, a partir del 29 de noviembre.

No es la primera vez que la sevillana Cristina Hoyos se acerca a García Lorca. En la compañía de Antonio Gades, con el que permaneció dos décadas en calidad de primera bailaora y pareja artística, intervino a partir de 1974 en Bodas de sangre, una obra que dio la vuelta al mundo. Después montó, ya con su propio ballet, Yerma, estrenada en el Théâtre des Champs Élysées, de París. Como directora del Ballet Flamenco de Andalucía, cargo que ocupó de 2004 a principios de 2011, presentó en los jardines del Generalife de Granada Romancero gitano: "Para muchos de nosotros, García Lorca ha sido, y es, una fuente continua de inspiración, un caudal inagotable de imágenes, ambientes y sugerencias. Era un poeta, pero también un músico, un apasionado del flamenco, dueño de un lenguaje poderoso y un universo espiritual que procuramos traducir para hacerlo llegar al público por medio de nuestra danza", afirma Cristina Hoyos que ahora da los últimos retoques al Poema del cante jondo en el Café de Chinitas, un espectáculo que se vio en 2009 en el ciclo "Lorca y Granada" y que ahora traslada, acrecentado con nuevos matices, al Palais des Congrès de París, del 29 de noviembre al 3 de diciembre.



Con dirección escénica de José Carlos Plaza, para Cristina, que diseña las coreografías y lleva a cabo la dirección artística, el Poema del cante jondo, a pesar de que fue publicado en 1921, es un libro moderno, abierto a distintas interpretaciones, incluso las que puede hacer el flamenco, aunque en la mayoría de los casos la estructura literaria de los poemas no corresponda a la de los estilos específicos. Sin embargo, se ha realizado un laborioso proceso de adaptación con el fin de que esos versos sean conducidos al ámbito rítmico y musical de la soleá, la seguiriya o la petenera y su correspondiente interpretación dancística.



Para ello se ha dispuesto de un escenario dentro del escenario, movidos ambos por un sistema informático. En el escenario general se manifiesta el dramatismo de los textos pertenecientes al Poema del cante jondo, la soledad, la muerte, la oscuridad, el llanto de la guitarra, y en el escenario pequeño, dentro del general, la luz, la algarabía y el júbilo con los elementos musicales y las letras que aportan las canciones que Lorca recogió, armonizó e interpretó al piano, acompañando a La Argentinita, y que fueron publicadas en 1931.



"Queremos evidenciar esos contrastes, que son al fin y al cabo los que subsisten en toda la obra de Lorca: los elementos trágicos y los aspectos lúdicos; la desolación y la fiesta", afirma Cristina Hoyos que interpreta uno de los pasajes, el Zorongo, acompañada de seis bailaores, además de participar en las Sevillanas del siglo XVIII. "Lógicamente, tengo que dosificarme e ir pensando en que no todos los papeles se adaptan a la edad que tengo", declara esta bailaora internacional, Premio Nacional de Danza, Medalla de Oro a las Bellas Artes y con prestigiosos galardones internacionales.



"Me iré poquito a poco, despacito y a compás", un dicho muy flamenco que se refiere a la utilización del tiempo de manera equilibrada, con arte y sin descomponerse. Cristina Hoyos, maestra, creadora y la bailaora en activo de más prolongada trayectoria profesional, quiere ir cediendo el sitio a los más jóvenes y pasar a la retaguardia. "Podré dejar los escenarios cuando llegue el momento, pero nunca el baile, que es mi vida".