La bailaora Eva Yerbabuena. Foto: Toni Blanco
"Carne y hueso es un espectáculo muy limpio en el que busco el aliento de la esencialidad. La escenografía somos los propios intérpretes. Tenía necesidad de hacer algo muy vivo y magnificar todo el potencial que se pueda extraer de esos elementos", dice la bailaora Eva Yerbabuena de su propuesta para esta décimo segunda edición de Suma Flamenca, el Festival de la Comunidad de Madrid, que se celebra del 6 al 25 de junio."Trato de hablar de algo que es muy potente, que te dirige y te mueve, y cuyos efectos son visibles y reconocibles. Tu cuerpo y toda tu naturaleza orgánica son estimulados por una corriente energética que aparece de pronto y de la que ignoramos su origen, pero que sentimos la necesidad de compartir con el público. Somos médiums que transmitimos esa energía a través de nuestro arte". Después de afirmar que alcanzar ese estado -al que califica de maravilloso- es el indicador que le avisa de que es válido lo que está haciendo, explica que son dos situaciones de características diferentes las que se pueden originar: "Que tu trabajo conmueva profundamente, que emocione, que traslade a ámbitos desconocidos, a otra dimensión con percepciones distintas a las habituales, o que, simplemente, agrade por su apariencia estética".
La diversidad es una particularidad de Suma Flamenca, que cuenta esta vez con las voces de Aurora Vargas, Arcángel, Rocío Márquez, Duquende, Capullo de Jerez, Antonio Reyes, María Mezcle, David de Jacoba o una jovencísima María Terremoto, descendiente de esa saga gloriosa del cante jerezano, más El Negri, Ultra High Flamenco o el piano de Dorantes. Y el cante de Pansequito, de los grandes maestros pertenecientes a una insigne generación, creativa e innovadora, que ya forma parte de la historia del flamenco. Pero la programación de Suma también nos anuncia nombres eminentes en la guitarra, como los de Rafael Riqueni y su esperadísimo concierto Parque de María Luisa, el homenaje a Juan Habichuela, el recital, en un solo escenario, de Tito Losada, Iván Losada y Jerónimo Maya, o los de Jesús de Rosario y Carlos de Jacoba. Y en el baile, una embajada de altura con Manuela Carrasco, la gala dirigida por Manuel Liñán, con Juana Amaya, Jesús Carmona y Patricia Guerrero, el espectáculo Déjame bailar, de Mercedes Ruiz, más la presencia de Pepe Torres y María Moreno.
Argentina presenta con un concierto su último y recién publicado disco, La vida del artista: "Una defensa de la cultura, del arte y de la música, que es lo que realmente nos enriquece y que debería de formar parte del sistema educativo como asignatura básica para los niños. Por otro lado, yo vengo de una zona castigada por la contaminación, y esa es la causa por la que he titulado a las alegrías que incluyo en el disco Viva la tierra viva, que es el grito que el poeta Juan Cobos Wilkins puso en boca de todos, al echarse Huelva a la calle reclamando una tierra sana y que no sigan destruyendo nuestros campos, nuestras costas y el aire que respiramos".
"La energía que nos ilumina", comenta Eva Yerbabuena, "pertenece a una escala a la que no alcanza nuestra racionalidad. Cuando llega -momento que es impredecible-, nos inunda tan fugaz como intensamente: la señal es una rara agitación corporal que te eriza los cabellos. Es un momento mágico que vivimos los artistas, pero, al bajar del escenario, nos damos cuenta de que somos de carne y hueso".