La gran ilusión de María Teresa León era encontrar una España liberada del yugo nacionalcatólico. Pero, cuando pudo regresar de su largo exilio, el alzhéimer se la arruinó. Nuestro aquelarre ya se había desvanecido de su memoria. Contra ese cruel efecto, el del olvido, lucha el CDN (es su obligación). Por eso esta temporada ha lanzado el ciclo En letra grande, un homenaje a cuatro mujeres que "enriquecieron y renovaron" nuestra escena. Aparte de a León, también incluye a Rosario de Acuña, Halma Angélico y María Lejárraga.
A la mujer de Alberti La Phármaco, la compañía fundada y dirigida por Luz Arcas y Abraham Gragera, le dedica Una gran emoción política, montaje que se estrena este miércoles en el Teatro Valle-Inclán. Basado en su autobiografía Memoria de la melancolía, recorre las convulsiones de la República, la guerra y el exilio. "Nos impresionó comprobar que de todas las facetas de su vida, la artística, la literaria, la de la gestión teatral, la de la mujer de un gran poeta, lo que parece que a ella más le importa es su amor por el pueblo español y por la idea de lo que debería ser España", explica Arcas. La coreógrafa y bailarina malagueña puso el foco en ese detalle, que contrasta tan marcadamente con el escepticismo y el desapego político de nuestra época.De todas las facetas de su vida, nos impresionó que diera más importancia al amor por España". Luz Arcas
Gragera añade que su propuesta es eminentemente física, mecida por piezas tradicionales rusas, canciones judías y temas populares españoles: "Escribimos para el cuerpo. Hay, claro, una estructura dramática,
teatral, pero su desarrollo se basa en elementos musicales, rítmicos, que hacen hincapié en la potencia connotativa de los gestos". Más que una reconstrucción historicista, lo que presentan es la evocación de un arquetipo, el de León como mujer comprometida e idealista. Afloran su militancia comunista, pasajes de sus alocuciones radiofónicas, su papel clave en el rescate de las obras del Prado… Precisamente, el tándem Gragera/Arcas ha estampado en su coreografía el brutal realismo de Los desastres de la guerra de Goya. "Él retrató muy bien la bipolaridad del carácter español: la del deseo de venganza contrapuesto a la generosidad". Fue en ese oleaje emocional donde naufragó León.