Como soporte literario de sus danzas, María Pagés emplea la poesía mística a modo de antídoto frente a los fundamentalismos, una fórmula para descorrer el velo del amor en la contemplación del paso de la vida. En último caso, supedita la belleza al grado de conciencia que tengamos ante la fugacidad del tiempo y lo efímero de la existencia. En sus espectáculos bucea por los textos de Rumi, San Juan de la Cruz, Ibn Arabi o Fray Luis de León, dando forma a su baile espléndido y emocionante, donde cada gesto, ante la soledad del escenario vacío, habitado solo por ella, descubre las claves de una realidad escondida; donde cada movimiento, rodeado de la música carnal que cincela el flamenco o incluso cada gota de silencio –María se deja acariciar por la sombra de John Cage–, tiene un significado en el imaginario, a veces abstracto, que propone. Nada es gratuito ni originado por un afán puramente esteticista. En último caso, y como fuerzas inspiradoras, no duda en echar mano de los escritos de Platón, Marguerite Yourcenar, Borges o Heidegger. Artista internacional, multipremiada, con veinte espectáculos estrenados en los más prestigiosos escenarios del mundo, una verdadera maestra que reclamaba desde hacía tiempo un espacio abarcador de sus innumerables proyectos con el fin de dar salida a esa riqueza artística y existencial acumulada, fruto de su compromiso ético y de su imparable capacidad creativa.
"Quiero profundizar en las transformaciones que favorecen el empoderamiento de la mujer en la danza". María Pagés
Y por fin ha surgido el Centro Coreográfico María Pagés, apoyado por el Ayuntamiento de Fuenlabrada, con la dirección del poeta y profesor El Arbi El Harti, esposo de María. “Uno de los rasgos humanísticos del caudal de María Pagés es su convicción de que el arte, y en particular, la danza, no pueden desarrollarse de manera natural sin el arraigo estructurado en el entorno social para luego abrirse al mundo, universalizando de este modo la cultura española comprometida”. Por su parte, María Pagés, que se define como “trabajadora del arte”, propone que es necesario “profundizar en el análisis de las transformaciones que favorecen el empoderamiento de las mujeres de la danza en una sociedad inclusiva por convicción, no por estética”, y apoya “la construcción de lo colectivo desde la voluntad de sumar y no dividir”.
Según el documento fundacional, “el Centro Coreográfico María Pagés de Fuenlabrada es una institución que tiene por objetivo la investigación, formación, creación, producción y difusión del patrimonio creativo dancístico español, en general, y de la coreógrafa María Pagés, en particular”, un proyecto que se abre a todo el sector para que las distintas compañías puedan disponer de un lugar de encuentro, de reflexión e innovación y, en el terreno puramente funcional, de un recinto con los medios suficientes donde efectuar los ensayos.
Por otro lado, el Centro, que lleva abierto solo seis meses y que ha puesto en marcha actividades de carácter participativo tanto para la infancia como para mujeres no profesionales del entorno, quiere ser un modelo trasladable a otras ciudades con el fin de establecer una dinámica de intercambios para devolverle a la danza su papel moral y colectivo. “La finalidad última del Centro”, dice El Arbi El Harti, “es que la danza flamenca tenga un espacio que la dignifique”.