Hace poco comentaba con un amigo mis gustos musicales donde Igor Stravinski ocupa un lugar cimero. Desde el folclorismo tradicionalista de las primeras obras hasta el vanguardismo de sus ballets, sus creaciones son de inigualable coloratura. A pesar de haber incursionado en otros géneros como la sinfonía, la ópera y la música de cámara, es el ballet quien lo coronó con creaciones inigualables como La Consagración de la Primavera y El Pájaro de Fuego.
Por estos días la Sala Verde de los Teatros del Canal nos regala un programa, todo Stravinski, con la Compañía Nacional de Danza (CND) que hace gala del buen gusto. Dos coreografías, separadas por el estilo y el tiempo, se anudan en una noche especial para darnos algo de calor en este singular invierno madrileño. Empezando por Apollo de George Balanchine y cerrando con Pulcinella de Blanca Li, la CND se viste de gala, una vez más, demostrando su grandísima versatilidad para afrontar retos coreográficos y otros envites.
Cuenta la historia que Apollo fue estrenado en 1928 con una coreografía de Adolphe Bolm en los Estados Unidos. Un año después se reestrenó a cargo de los famosos Ballets Rusos, esa vez coreografiado por George Balanchine, quien concibió un Apollo poderoso y salvaje exaltando, en todo momento, la danza masculina. Siguiendo su estilo, Balanchine nos propone una lectura clara y sin artificios del mito en armonía con la idea original de Stravinski.
La CND retoma este clásico de la danza, ciñéndose a una interpretación precisa y capitaneada por un Alessandro Riga en estado de gracia que, cual estatua griega, asume la perfección física y el peso de la pieza. A su lado brillaron de forma algo dispar Giada Rossi, Natalia Muñoz y Cristina Casa dando vida a las musas Terpsichore, Polyhymnia y Calliope, respectivamente. Sobre un escenario desnudo, los cuatro bailarines se ajustaron al difícil danzar sin que aparezca síntoma alguno de esfuerzo que hizo famoso al coreógrafo georgiano.
En la segunda parte del programa, se nos propone una, casi nueva, lectura de Pulcinella. Este ballet se basa en una obra de teatro del siglo XVIII que recrea un personaje nacido en la llamada Commedia dell'arte. Desde su estreno en la Ópera de París en mayo de 1920 ha sido motivo de revisiones y versiones, todas con aportes más o menos significativos. La coreografía de Blanca Li, creada para la CND y estrenada en 2020, nos sorprende por un acertado academicismo que conjuga armónicamente con expresiones coreográficas desenfadadas, pero nunca disonantes. Con gran maestría, Li mantiene el ritmo trepidante que propone la partitura creando momentos brillantes que el público valoró con una ovación final.
Alguien, alguna vez, dijo que la unión hace la fuerza. Es una grandísima noticia el alineamiento de las direcciones de los Teatros del Canal de Blanca Li y la CND de Joaquín de Luz para ofrecernos arte sublime, ese que sólo se genera cuando los grandes caminan agarrados de las manos.