Crystal Pite (Terrace, Canadá, 1970) y Akram Khan (Londres, 1974), dos de los coreógrafos más relevantes del momento, nos visitan en los próximos días con montajes en los que muestran su particular forma de afrontar la danza actual. Ambos destacan como brillantes creadores de su tiempo, pero cada uno mantiene motivaciones específicas y herramientas coreográficas personales.
La compañía Kidd Pivot que capitanea Pite ofrece del 2 al 4 de junio en los Teatros del Canal Revisor, una pieza de 2019 firmada por Pite y el escritor Jonathon Young. Esta hibridación de teatro y danza denuncia la corrupción partiendo de la obra de teatro El inspector de Nikolái Gogol. “Usamos la voz en off como fuerza animadora del cuerpo, trabajando con grados de analogía entre el texto y el movimiento”, explica Pite a El Cultural. “Nos encanta trabajar con la historia y el personaje, nos fascina cómo la cualidad física resultante nos acompaña al entrar en un territorio más abstracto, sin palabras; es un lugar de percepción y revelación. El texto nos ayuda a transmitir contenidos más complejos. Es otra vía de acceso a nuestro tema”, añade.
Casi a la vez, Akram Khan presenta en España su reciente Jungle Book reimagined, pieza para la que ha contado con el escritor Tariq Jordan, su asistente Mavin Khoo, la dramaturga Sharon Clark y la compositora Jocelyn Pook. La Akram Khan Company estará los días 3 y 4 en el Teatro Arriaga de Bilbao y del 9 al 11 en el Canal. El libro de la selva conserva un lugar especial en el corazón de Khan ya que su debut en escena a los diez años fue, precisamente, en el papel de Mowgli, un personaje que entonces le fascinaba por su conexión con la naturaleza y su comunicación con los animales. “Mi hija de nueve años me convenció para que creara este ballet y que Mowgli fuera una chica”, confiesa Khan. Este personaje, agrega, “tiene mucho que ver con su conexión y confianza en sus cinco sentidos, algo en lo que cada vez confiamos menos en nuestra sociedad actual. La danza implica conectar con ellos; hay una fuerte relación entre el instinto de Mowgli y la danza”.
Khan y Pite tienen trayectorias contrastantes. Si Khan parte de una intensa formación como bailarín de Khata –danza tradicional de la India– para posteriormente empaparse de diversas técnicas de danza contemporánea, Pite se nutrió del genial William Forsythe antes de volver a su país como coreógrafa residente de Les Ballets Jazz de Montreal e iniciar su carrera creativa en solitario. Khan, de origen bangladesí, vive en Reino Unido y ha colaborado con el Ballet Nacional de China, el English National Ballet, Sylvie Guillem o Israel Galván. Pite vive en Canadá y ha creado piezas para el Ballet de la Ópera de París, el Royal Ballet de Londres o el Nederlands Dans Theater. Ambos coreógrafos compatibilizan la dirección de sus propias compañías mientras cruzan el mundo como artistas invitados y reciben los galardones más prestigiosos.
Pregunta. ¿Esta pieza es una creación fruto del momento social que vivimos?
Akram Khan. Absolutamente. Leí The Great Derangement: Climate Change and the Unthinkable de Amitav Ghosh, una historia sobre el cambio climático y la naturaleza, y me encantó. Desde antes ya quería hacer una revisión de El libro de la selva y también en mi subconsciente quería crear una pieza sobre el cambio climático, pero cuando nos llegó la Covid supe que debía hacerlo. De niño me encantaba la película de Disney, pero después vi que tenía una perspectiva bastante patriarcal y quise cambiarlo, rehacer la historia para hablar, por debajo, del cambio climático.
Crystal Pite. Como siempre, nosotros nos esforzamos por plantear cuestiones intemporales y universales sobre la condición humana. El título de Revisor es un guiño al nombre de la comedia en ruso (Revizor) pero también evoca la idea de revisión/cambio, que es un tema central en la pieza. El cómo cambiamos un sistema corrompido en los dos extremos de la escala, personal y global. A Jonathon [Young] y a mí nos pareció oportuna y potente la idea de adaptar y poner en escena una farsa clásica sobre la corrupción y el engaño. Los acontecimientos actuales nos motivaron a trabajar sobre este contenido, pero en la historia nunca ha habido una época en la que faltaran historias de corrupción y abusos de poder.
P. ¿Qué o quién ha sido su mayor inspiración como artista en los últimos tiempos?
A.K. Mi madre ha sido siempre mi inspiración; el único cambio vino cuando nació mi hija mayor, ella se ha convertido en mi inspiración reciente. Colaboro con los bailarines para crear movimientos, pero es mi equipo de animación, escenografía o dramaturgia con el que desarrollo los conceptos e ideas.
C. P. Mi principal inspiración proviene de los intérpretes y colaboradores con los que trabajo. Ellos son el alma de todo lo que hago, y la fuerza al crear.
Coreografíar sin prisas
P. ¿Qué significa coreografiar para su propia compañía comparado con sus encargos para otras agrupaciones, con bailarines desconocidos?
A. K. Llego a conocer a los bailarines porque paso mucho tiempo con ellos, son semanas y semanas de talleres. No coreografío en ninguna compañía con la que no comparta mis fundamentos. Se tarda en alcanzar un lugar en el que los bailarines y yo confiemos mutuamente; soy muy cuidadoso eligiendo las compañías porque necesito mucho tiempo, por eso no lo hago con muchas. No me gusta coreografiar con prisa, quiero llevar a los bailarines a un lugar al que nunca hubieran ido sin mí, y crear una pieza que yo no hubiera podido hacer sin ellos. Mis Ballet Masters [directores de ensayos] trabajan con los suyos, tienen que mantener los valores, la calidad y la intencionalidad del trabajo cuando mi equipo se vaya y ellos se queden para seguir. Es realmente una colaboración entre dos equipos.
C. P. Una creación con mi compañía puede tardar unos dos años de forma esporádica. No dos años enteros de trabajo, sino unas pocas semanas por aquí y por allá a lo largo de ese tiempo. La creación real en el estudio para otra compañía suele ocurrir en cuestión de semanas. Los preparativos, investigación y planificación suceden mucho antes pero el tiempo de creación es rápido e intenso. Me gustan los dos extremos. Desde el punto de vista creativo, en mi interior ocurren cosas diferentes según el calendario. Me gusta trabajar despacio, me gusta trabajar rápido. Ambas formas son útiles. Lo mismo ocurre con los bailarines; me encanta volver con los que tengo una larga historia compartida, para retomar el trabajo donde lo dejamos e ir más allá. Y también es emocionante hacer cosas con gente nueva, sobre todo cuando está abierta y tiene talento.
En los próximos días recibiremos dos espectáculos tan distintos como sus creadores. De la danza-teatro de Pite al primer montaje de Khan para público familiar. “Es muy diferente del que estoy acostumbrado”, dice Khan. “Abuelos, padres, niños… A mis hijos les ha gustado. Ahora mi hija quiere hacer de Mowgli”, añade con humor. Pite se muestra cauta pero optimista: “No tengo ninguna expectativa, sólo espero que les guste”.