Nueva entrega de la Compañía Nacional de Danza, que, tras llevar a Matadero el programa integrado por Morgen, Kübler Ross, Arriaga y Swoosh, vuelve al Teatro de la Zarzuela –lo más parecido a su sede permanente– para representar, a partir del día 7, el clásico La Sylphide en la versión de August Bournonville con música de Herman Severin Løvenskiold.
“Ninguna compañía española lo había hecho hasta ahora. Es un icono, uno de los ballets que más gusta al público”, explica a El Cultural el director de la formación Joaquín de Luz, que sube a escena una historia que inicia la fértil corriente de obras sobre espíritus elementales y gran metáfora de amores frustrados. Ballet en dos actos, original de Filippo Taglioni, se estrenó en 1832 en París y diez años después en Madrid para contar la historia de una sílfide que irrumpe en una mansión rural de la campiña escocesa, donde se prepara la boda de Effie y James.
"A la CND le falta más apoyo, revisión de convenios que ojalá vengan con la esperada reforma del Inaem y, por supuesto, un teatro para la danza". Joaquín de Luz
El travieso e inquieto espíritu del aire se enamorará de un apuesto compesino, haciéndose visible para él... La Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM), Daniel Capps y Tara Simoncic pondrán música a La Sylphide, que seguirá el libreto de Adolphe Nourrit y el diseño y puesta en escena de Elisa Sanz y Petrusjka Broholm. “Como los grandes ballets, la obra tiene la capacidad de introducir al público en la historia con magia y romanticismo”, explica el director, que prepara, junto a Andrés Lima, Romeo y Julieta con música original de Lucas Vidal y vestuario de Sonia Grande.
El público, según De Luz, siempre pide más, "ya que llenamos siempre". En estos momentos, añade, "se agotan las entradas para nuestros 10 espectáculos en el Teatro de la Zarzuela. Incomprensible que no podamos tener más funciones, incomprensible que no tengamos un teatro para el sector. Desde el punto de vista del sistema, bastante carencia en cuanto a apoyo e infraestructura. Nos falta mucho para estar al nivel de otros países; la pena es que aquí hay un gran talento. Desde mi punto de vista, hay mucho que hacer, pero estoy muy orgulloso del trabajo que estamos haciendo con lo que está en nuestra mano. Nos faltan herramientas para poder crecer. Más apoyo, revisión de convenios que ojalá vengan con la esperada reforma del Inaem y, por supuesto, la reivindicación más antigua del sector: un teatro para la danza. Eso nos impulsaría a crecer. Somos uno de los pocos países sin compañía residente en un teatro. Los hay ya, y muy aptos".
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Para De Luz, la CND está en un gran momento: "Estamos recogiendo los frutos sembrados en estos años de trabajo por mi equipo y mis bailarines. Creo que no ha tenido tanto nivel nunca. Espero que el nuevo ministro de Cultura acerque a la danza. Que por fin en España se vaya hacia un modelo de financiación público-privada como se ha hecho en muchos otros países para poder dar a las compañías más autonomía y oportunidad de crecimiento".