La liberazione di Ruggiero dall'isola d'Alcina es una ópera cómica de Francesca Caccini y libreto de Ferdinando Saracinelli, basada en el poema épico Orlando Furioso de Ludovico Ariosto.

Estrenada el 3 de febrero de 1625 en la Villa di Poggio Imperiale en Florencia y repuesta en Varsovia tres años después, está considerada como la primera ópera compuesta por una mujer. Además, se caracteriza por su estilo musical innovador y su libreto ingenioso a la par de entretenido.

La historia narra las desventuras del caballero Rugiero quien se encuentra cautivo en la isla mágica de Alcina bajos los influjos de malvada hechicera. Pero, más allá de un argumento típico del barroco, esta es una ópera excepcional con personajes complejos, diría que muy originales para su época.

Musicalmente estamos frente a la eclosión de un nuevo lenguaje, donde se explora cientos de nuevas formas de expresar las emociones humanas. Todo desde una perspectiva femenina que desafía los roles de género tradicionales y refleja la visión de una compositora excepcional.

Al tratarse de una partitura incompleta que invita a la interpretación creativa, esta versión incluye añadidos instrumentales para enriquecer la experiencia, resultando en un viaje musical inolvidable y una oportunidad única para disfrutar de una obra maestra atemporal.

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Mas, nada de esto hubiese sido posible sin el binomio compuesto por el director musical Aarón Zapico y la coreógrafa Blanca Li. Juntos han logrado transformar el minimalismo en puro arte escénico a base de una creatividad casi infinita.

“Nunca antes había visto tanto con tan poco”, pensé constantemente durante la hora y media de la representación. En escena, un derroche de profundo ingenio convertía un simple telón en los más variopintos espacios que van desde el fondo marino hasta la representación de profundos sentimientos humanos.

La puesta no sólo destaca por el uso inteligente y creativo de los recursos del Teatro Negro de Praga, sino que también se aprecian ecos del ballet clásico, con momentos que evocan el famoso pas de quatre de El Lago de los Cisnes. Todo ello se integra en una armonía que roza la perfección, generando un espectáculo visual cautivador y lleno de matices.

Mención especial merece la excelsa interpretación del Conjunto Instrumental Forma Antiqva y Solistas de la Orquesta Titular del Teatro Real, quienes hicieron suya una partitura compleja y bella a partes iguales.

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Su virtuosismo, junto al de los magníficos Vivica Genaux, Lidia Vinyes-Curtis, Jone Martínez, Alberto Robert y Francisco Fernández-Rueda, y la elegancia del cuerpo de baile, son los responsables del disfrute sin límites que se vivió en los Teatros del Canal.