En Madrid, un genio de la composición contemporánea
La luz de Stockhausen
21 marzo, 1999 01:00Ayer, hoy y mañana, el legendario compositor alemán Karlheinz Stockhausen muestra su música en el Auditorio Nacional. Son tres programas sucesivos, que incluyen varios fragmentos de su gran ópera "Luz" y estarán interpretados por sus músicos favoritos: Suzanne Stephens, Kathinka Pasveer, Markus Stockhausen y Antonio Pérez Abellán.
K arlheinz Stockhausen es un compositor de leyenda. Es un dios de la música, un dios que ejerce, con su olimpo y su congregación de sacerdotes. Sus obras de los años 50 y 60 ("Piezas para piano", "Grupos","Puntos", "Ciclo", "Stimmung"), junto con las de Pierre Boulez, las de John Cage y las de muy pocos más, marcaron el camino a compositores jóvenes del mundo entero. Pero el gran triunfo de Stockhausen llegó en 1970, en la Exposición Universal de Osaka. Allí fue la apoteosis, lo nunca visto. El pabellón ferial de la República Federal Alemana se dedica por entero a la música de Stockhausen. Es un auditorio esférico, una enorme burbuja en la que veinte instrumentistas interpretan música de Stockhausen todos los días, concretamente 183 días, en conciertos de cinco horas y media. En total, más de un millón de espectadores y la interpretación, claro está, del catálogo entero de Stockhausen hasta la fecha.Ese inaudito despliegue maravilló al mundo. Los compositores, gremio preterido y quejumbroso, veían admirados como un país entero -no podía ser sino Alemania- entregaba su representación a un músico, a un compositor vivo. Durante aquellos meses, en Osaka, Alemania era música, la música de Stockhausen.
La ascención de Stockhausen al olimpo de los endiosados fue aún más temprana. Su famosa clasificación de la música en tres categorías (la divina, que es la suya, la humana, que es la de Beethoven, y la animal, que es la de todos los demás) tiene ya cuarenta años. Afortunadamente, la divinidad no le impide a Stockhausen trabajar. Al contrario. Lleva compuestas más de 250 obras y, con los setenta años recién cumplidos, sigue produciendo a buen ritmo. Ya se sabe que los dioses acostumbran a crear sus creaciones de siete en siete días, en plazos semanales. No extraña entonces que, desde 1977, Stockhausen esté dedicado exclusivamente a la creación de los siete días de "Luz". Se trata de componer siete grandes óperas, de a cuatro o cinco horas cada una. Hay una ópera por cada día de la semana y sus títulos están determinados de antemano: "Lunes de luz", "Martes de luz", y así sucesivamente. El asunto de "Luz", que alterna la profundidad espiritual con la banalidad espiritista, gira en torno a trespersonajes: Miguel, Eva y Lucifer, un arcángel, una madre y un demonio. Son personajes más instrumentales que vocales y su interpretación está reservada casi en exclusiva a tres músicos favoritos de Stockausen: el trompetista Markus, que es su hijo, la clarinetista Suzanne Stephens y la flautista Kathinka Pasveer.
Estos tres músicos y algunos otros (entre los que se cuenta el pianista alicantino Enrique Pérez Abellán) se dedican fervorosamente al cultivo de la música del maestro, algunos desde hace muchos años. Es fácil establecer una relación, aunque sea sólo simbólica, entre este círculo pequeño y devoto en el que vive y trabaja Stockhausen y el Conjunto Imperial Gagaku, aquellos músicos que nacían y morían en el recinto imperial japonés sin abandonarlo jamás y que dedicaban por entero sus vidas a entretener al emperador con una música increíblemente refinada. Stockhausen quedó impresionadísimo por esta música en sus viajes a Japón y no es casualidad que "Der Jahreslauf", el primer fragmento compuesto para "Luz", sea talmente una pieza de Gagaku.
El gran proyecto de "Luz", medio japonés medio wagneriano, está casi terminado. El "Miércoles de luz" está compuesto del todo y se estrenará en mayo del 2000 en Bonn. Entonces, sólo quedará pendiente de composición y estreno el "Domingo de luz", porque todos los demás días de luz existen ya. Es también muy del Génesis, eso de dejar el domingo para el final. El primero en llegar fue el "Jueves de luz" que se estrenó en 1981 en La Scala de Milán. Luego vinieron el "Sábado" y el "Lunes", también en Milán, y después el "Martes" y el "Viernes" en la ópera de Leipzig. Endiosado o no, Stockhausen es un genio vivo, un talento musical de primerísimo orden que estos días exhibe su genialidad en el Auditorio. Será de ver.