Image: El Palau resplandece

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Música

El Palau resplandece

Los mejores músicos se dan cita en Valencia

18 octubre, 2000 02:00

Kurt Masur acudirá con la Filarmónica neoyorquina

Con la única actuación en España de Pierre Boulez, el Palau de la Música de Valencia ha arrancado su temporada de conciertos. Su alto presupuesto le permite ofrecer algunos de los manjares musicales más apetitosos del mercado, con una programación lujosa e internacional que incluye orquestas de renombre y artistas tan prestigiosos como Rostropovich, Sinopoli o Barenboim, en un curso que se extenderá hasta el 9 de junio de 2001.

Cabe pensar que, a lo mejor, se podría realizar una política más económica, más cuidadosa con los dineros públicos -es decir, con los de todos-, más ahorrativa: se trataría de conseguir parecidas cosas por el mismo mucho dinero -estamos hablando de unos 2.500 millones-, establecer una política de regateo en la que los agentes no fueran casi siempre los amos; y, al tiempo, de seguir un camino general de mayor coherencia en el que hubiera más líneas maestras, más nervaduras en las que descansara la totalidad del edificio. Lo que no quiere decir que actualmente no existan algunas y que, en todo caso, lo que se anuncia no sea bueno o incluso muy bueno, y que ello va a permitir que se puedan escuchar cosas de alto nivel.

Entre ellas figuran diversas manifestaciones que ensalzan las figuras fundamentales de dos músicos tan distintos y complementa- rios como Bach y Haendel, que en cierto modo constituyen una suerte de espina dorsal, más o menos difuminada, de la temporada.

Los grandes oratorios

Del primero se escuchará el Magnificat a cargo del Ensemble Baroque de Limoges que gobierna con soltura y musicalidad el chelista Chistophe Coin. Junto a la obra del cantor se sitúan, con buen criterio, algunos motetes de Henri Desmarest (1662-1741) dedicados a Leopoldo de Lorraine. El Oratorio de Navidad -ignoramos si en su totalidad- estará en el atril del zurdo y veterano Wolfgang Günnenwein y sus conjuntos del Festival de Ludwigsburg. La enorme Pasión según San Mateo será explicada por Sir Roger Norrington con los estupendos Orquesta y Coro del Siglo de las luces (que se habrán presentado meses antes con Simon Rattle tocando música de Berlioz). El Oratorio de Pascua será cosa de La Stagione de Frankfurt, uno de los grupos barrocos más en forma, que estará dirigido por Michael Schneider.

El fantasioso e italianizante Jorge Federico Haendel está representado por cuatro hermosas obras sinfónico-vocales: tres oratorios, el temprano (1708) Il trionfo del tempo e del disinganno, con Il Giardino Armonico y un reparto vocal muy bueno (Gens, Alkin, Kozena, Prégardien); Israel en Egipto, de grandes exigencias corales, con los Sixteen y la no siempre firme batuta de Harry Christophers; el célebre Mesías, que es cosa de los de casa -Gómez Martínez y la Orquesta y Coro de Valencia-, asimismo con un buen elenco (Roocroft, Mingardo, Wottrich y Mohr), y la ópera Orlando, al cuidado del fulgurante Gabrieli Consort de McCreesh.

Al lado de estas auténticas piezas maestras, a priori bien servidas, hemos de colocar una obra que no deja de guardar cierto parentesco con las haendelianas: La Creación de Haydn, cuya interpretación corre a cargo nada menos que del Coro Arnold Schünberg de Viena, la Real Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam y Nikolaus Harnoncourt, y un trío solista de clase: la soprano Dorothea Rüschmann, el tenor Kurt Streit y el barítono Anthony Michaels-Moore. Este concierto, como algunos otros, se brindan, en fechas vecinas, y según los casos, también en Madrid y Barcelona.

Dentro del siglo XX, hay algunas sesiones de excepcional categoría, comenzando por la inaugural, de ayer mismo, presidida por la adusta figura de Pierre Boulez, con el Ensemble Intercontemporain y la Camerata Academica de Salzburgo en obras de berg, Schünberg, Bartók y Webern.

Sonoridad única

No son menos sugerentes las cuatro regidas por Lorin Maazel, dedicadas íntegramente a la obra de Ravel. Un verdadero acontecimiento. El director norteamericano se desdobla y actúa con la Orquesta Filarmónica de Israel en abril y la Sinfónica de la Radio Bávara en mayo.

la magna Sinfonía nº 6 de Mahler estará en los atriles de la Staatskapelle de Dresde y su titular, Giuseppe Sinopoli. La sonoridad única de la agrupación sinfónica junto a la mente racionalista del maestro italiano. Además de los citados, se reúnen en la temporada del Palau conjuntos tan indiscutibles como la Filarmónica de Múnich, que actúa con James Levine (¡cuán distinto al que fuera tantos años titular de la formación, Sergiu Celibidache!); Philharmonia, que toca a las órdenes del ascendente y prometedor Christian Thlelemann, del siempre caluroso Rostropovich y del pianista András Schiff (todo Mozart); Filarmónica de Nueva York con Kurt Masur; NDR de Hamburgo con el antiguo pianista y hoy sólido director Christoph Eschenbach; Nacional de Francia con Neeme Järvi; Sinfónica de Londres con Colin Davis. Todos ellos con programas de repertorio más o menos habitual. Al lado de estas agrupaciones de gran calado nos encontramos con La Petite Bande de Sigiswald Kujken, que anuncia programas Mozart-Haydn muy variados que prometen lo mejor desde el punto de vista estilístico.
En Valencia no falla nunca el género lírico. Se dan los últimos títulos del ambicioso festival Puccini iniciado la pasada temporada. Se ofrecen en versión de concierto Edgar y Le Villi, las dos primeras óperas del músico de Lucca. Matos, Zampieri, Surjan, Ivanov, Ramón y Palatchi son algunos de los nombres del reparto, a los que, con la Orquesta de Valencia, dirigirá Gómez Martínez, que dará también cuenta de Il tabarro, en sesión protagonizada por Silva Ranalli, el veteranísimo Giorgio Merighi y Antonio Salvadori. El bajo Harald Stamm y la mezzo de la tierra Marina Rodríguez-Cusí intervendrán en el complemento, la cantata La muerte del obispo de Brindisi de Menotti.
La temporada concluye el 9 de junio, también con el titular de la Orquesta valenciana en el podio. Gómez Martínez aborda en esta ocasión, asimismo en versión concertante, el complejo Don Carlo verdiano. Ana María Sánchez, muy metida ya en la piel de Elisabetta, el irregular César Hernández, problemático príncipe, y el casi anciano pero aún buen fraseador Renato Bruson son protagonistas.

A destacar con letras mayúsculas el Orfeo y Eurídice de Gluck gobernado en concierto asimismo por René Jacobs, que dirige a la Orquesta Barroca de Friburgo. La mezzo Bernarda Fink encarnará al cantor de la lira.