Image: Sones festivos en el mundo

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Música

Sones festivos en el mundo

20 diciembre, 2000 01:00

Wolfgang Rauch en La flauta mágica del Liceo

De un tiempo a esta parte han proliferado los conciertos navideños, en los que orquestas y teatros dejan a un lado sus labores cotidianas para construir programas especiales. La Orquesta y el Coro de Valencia han preparado El Mesías de Haendel, una obra siempre bienvenida por sus exultantes coros, la belleza de sus melodías y sus espléndidas arias, que plantean innumerables posibilidades de lucimiento a los solistas. Al frente de éstos figura la inglesa Amanda Roocroft, lanzada a la fama tras su espléndida Fiordiligi de Glyndebourne en 1991. La secundan la mezzo Sara Mingardo, de moda tras sus actuaciones monteverdianas y rossinianas, y dos alemanes: el tenor Endrik Wottrich, muy del agrado de Harnoncourt, y el barítono Thomas Mohr, bastante considerado como liederista. Todos ellos estarán, los días 22 y 23, a las órdenes de Gómez Martínez, que suponemos que no andará excesivamente preocupado por cuestiones estilísticas.

Mesías sevillano

Esta partitura será también recreada en el Teatro de la Maestranza el 22 y el 23: Robert King dirigirá a su Coro, completado con voluntarios, a la Real Orquesta Sinfónica de la capital hispalense y especialistas ingleses: McFadden, Abrahams, Blaze y Davies.

La Orquesta Nacional, por su parte, ha proyectado un concierto extra el día 23 para ofrecer una serie de páginas que constituyen un collage al mando del férreo director emérito, Fröhbeck de Burgos. La cosa no deja de tener su gracia, dada la mezcolanza de géneros y estilos, de autores y épocas. Se reúnen nombres tan variados como los de Pascual Marquina -autor del célebre pasodoble España cañí, que abre el espectáculo-, Guridi, Turina, Casals, Chaikovski, Puccini y Bretón, junto a los tres compositores de hoy que han escrito partituras de encargo: Sánchez Verdú -un nuevo valor que hay que seguir-, De Pablo y Marco. El hilo argumental lo llevará, en misiones de narrador, Adolfo Marsillach.

No acaban ahí las cosas en Madrid. El Auditorio Nacional es una gran caja de regalos navideños. Unos días antes, el 20 de diciembre, Enrique García Asensio dirige a la Orquesta y Coro de la RTVE un programa de villancicos y valses organizado por la Fundación Arrupe. Dos jornadas después, la Universidad Autónoma presenta el Oratorio de Navidad -no se especifica si en la totalidad de sus seis cantatas- con dos conjuntos de cierto prestigio, los Deutsche Bach Vocalisten y la Stravaganza de Colonia, al mando del solvente Gerhard Weinberger. El mismo día, pero por la noche, con los auspicios de la Asociación Cultural Juan de Antxieta, le toca el turno a la Orquesta Estatal Rusa. El resuelto y decidido Ramón Torre Lledó empuña la batuta para dirigir la Séptima de Beethoven y una segunda parte más popular: Marcha eslava de Chaikovski y piezas de Johann Strauss hijo.

Esta serie de manifestaciones más o menos festivas prosigue el día 26 con la Orquesta Filarmonía de España y el Orfeón Magerit, dos formaciones de aluvión, que a las órdenes del inquieto director y percusionista Pascual Osa y con el vivaz Fernando Argenta como narrador, ofrecen un rosario de pequeñas piezas de Strauss, Leopoldo Mozart, Suppé, Chueca y otros. Es un concierto de la Fundación Caja de Madrid. Y, el día 28, la Sinfónica y el Coro de RTVE acudirán como invitados al Auditorio para ejecutar, al mando del seguro Helmuth Rilling, la gran Misa en si menor de Bach.

Fuera de nuestra fronteras la Navidad se festeja también abundantemente. Mencione- mos, por lógicas razones de espacio, sólo algunas de las manifestaciones más importan- tes. Lo es sin duda la matinée del día 25 en Amsterdam, en la que Riccardo Chailly, con la opulenta orquesta del Concertgebouw, prosigue su tradición de versiones concertantes con la ópera cómica de Puccini Gianni Schicchi. La cosa promete, pese a que el pícaro está cantado por Bruno de Simone, barítono cómico de muy poca entidad vocal. Pero Rinuccio es Aquiles Machado, una voz joven, fresca y timbrada.

En la Philharmonie berlinesa, del 20 al 23 de diciembre, el cada vez más cotizado Philippe Herreweghe brindará la Cantata BWV 36 y las tres primeras del Oratorio de Navidad BWV 248, como culminación del Año Bach. Tendrá en sus manos a la gran agrupación sinfónica de la capital alemana, el Coro de Cámara RIAS y un estupendo plantel de solistas: Schäfer, von Otter, Bostridge, Dazeley.

ópera para todos


Regresamos a España para dar cuenta de un acontecimiento lírico, muy adecuado también para estas fechas, dada su dimensión mística, legendaria y, si se quiere, festiva: la presentación, dentro de la temporada del nuevo Liceo, de La flauta mágica de Mozart. Hasta diez funciones, del 23 de diciembre al 10 de enero, están previstas. Bertrand de Billy, titular del Teatro, Sebastian Weigle y Elisabeth Attl se turnarán en el foso para dar relieve musical a una partitura esplendorosa, que será servida escénicamente por Els Comediants. Es una producción que ya conocen Granada y La Coruña, que posee un fuerte impacto colorista y un acusado sentido del humor. Hay dos repartos de indudable categoría. El primero está presidido por la Pamina -habrá que ver si con los suficientes grados de sufriente delicadeza- de Véronique Gens, la Reina de Valeria Esposito, el Tamino de Deon van der Walt y el Sarastro de Reinhard Hagen.

El segundo elenco aparece encabezado por nuestra Isabel Monar -de timbre más lírico que el de la soprano francesa-, Milagros Poblador, Ilya Levinski (que se alterna con David Miller) y Matthias Hülle. Wolfgang Rauch y Wolfgang Bankl serán Papageno en ambos casos.