Gardelli era un director linfático y sin personalidad. Sin embargo, sabe aglutinar a un excelente equipo de voces que ofrecen prestaciones muy resaltables. Bergonzi ya no está en su mejor momento y Martina Arroyo es más bien fría, pero con todo compensa. Mórbido y sensible el Padre Guardiano de Ruggero Raimondi. Mal en cambio Geraint Evans como Melitone.