Mehta obtiene una atmósfera sonora de tintes sombríos muy propios y los solistas están soberbios, en particular las dos damas, con voces sonoras y vibrantes y un adecuado estilo de canto. Milnes cumple sin problemas aunque su sentido del matiz y emisión sean discutibles, y el muy joven Plácido Domingo da prestancia a su Manrico, bien que no sobrado en la zona alta. A tener en cuenta el arrebatado Trovador salzburgués de Karajan de 1962, con Price y Franco Corelli.