Image: Mahler de lujo en La Zarzuela

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Música

Mahler de lujo en La Zarzuela

Thomas Hampson interpreta la integral de sus canciones

16 mayo, 2001 02:00

El sábado arranca una nueva edición del Festival Mozart de La Coruña, que en sólo unos años se ha convertido en cita obligada para el aficionado a la buena música. Hasta el 7 de julio acogerá ópera, programas sinfónicos, sesiones de cámara y recitales, con intérpretes de la talla de López Cobos, Víctor Pablo Pérez, Alessandrini, Alberto Zedda o Jordi Savall, siendo sus hilos conductores el mito de Orfeo y la moda turca.

Hampson es el prototipo de artista fácil y versátil, comunicativo y caluroso, sólido, cumplidor, eficaz. La suya no es una voz que posea, desde luego, las densidades neblinosas de la de su tocayo Quasthoff o los grados de suprema matización de la de Matthias Goerne, pero es de musicalidad y de expresividad más que suficientes. El estadounidense fue alumno en Washington de Marietta Coyle. Más tarde recibió enseñanzas de Gwendolyn Koldowski y, en particular, del barítono francés Martial Singher.

En Europa frecuentó cursos de Elisabeth Schwarzkopf y Horst Gönther, antes de realizar su debut en el viejo continente en el papel de Guglielmo de Così fan tutte (Dösseldorf, 1981), cuando ya se había presentado en Nueva York como Marcello de La bohème, a poco de recibir un primer premio en el concurso permanente del Metropolitan.

Su consagración habría de venir de la mano de Nikolaus Harnoncourt -con quien ha grabado el ciclo Da Ponte- en la serie Mozart llevada a escena en Zurich por Jean-Pierre Ponnelle. Su fama y sus disponibilidades no dejaron de crecer desde entonces y hoy, con algunos estrenos a sus espaldas -como Las amistades peligrosas (Valmont) de Conrad Susa/Philip Littell-, se ha hecho imprescindible en muchos escenarios y salas de concierto. Su impresionante encarnación de Fausto en la ópera de Ferruccio Busoni Doktor Faust -Festival de Salzburgo, Met de Nueva York- ha sido muy alabada por toda la crítica.

Una demostración del talante abierto y progresista del cantante es su permanente labor de investigación en busca de nuevas formas de expresión a través del lenguaje y su postura receptiva ante modernas técnicas de enseñanza. Ha sido coeditor de una versión crítica del Viaje de invierno de Schubert, lo que nos da una pista de su proximidad al mundo del lied, al que su instrumento y su sensibilidad se pliegan como un guante.

Canto flexible y lírico

La voz de Hampson no es espectacular. De hecho es un barítono de tinte muy lírico, muy claro, con notas agudas casi de tenor, pero con una rara capacidad para oscurecer el timbre y para colorear la emisión, en virtud de un canónico manejo de los reguladores. Proyecta el sonido admirablemente, con una zona de paso situada prácticamente al nivel de la de un tenor -hacia el fa natural agudo- y una amplitud y liviandad que le posibilitan para dotar de una singular ligereza a su canto, siempre flexible, lírico, radiante y rotundo. A ello une una sorprendente homogeneidad de tesitura, que no posee baches y aparece siempre envuelta en una lozanía emisora, hija, quizá, de sus contactos con Singher, un barítono también en buena parte alado.

Tiene perfectamente focalizada la direccionalidad del aliento y busca y obtiene apoyos musculares muy sólidos, que le facultan para cantar con notable seguridad de fiato y un legato muy ortodoxo. Cosas que ha dejado en más de una ocasión probadas en España.

Recordemos una de sus últimas actuaciones en Madrid, el 20 de diciembre de 1996, en la que destacaba, en medio de una variada selección de piezas, la inclusión de cinco de los más célebres lieder de Mahler pertenecientes al ciclo Des Knaben Wunderhorn; piezas que de nuevo figurarán en los atriles en estos dos recitales, en los que, como se ha dicho, el barítono, en plenitud ahora mismo de facultades y en una edad ideal para el canto, con la voz tersa y dotada ya de un punto de madurez y algunos matices penumbrosos, recreará la integral liederística del compositor bohemio.

Así, se podrán escuchar, además de esas canciones populares del Wunderhorn, los ciclos Lieder eines fahrenden Gesellen, sobre textos del propio compositor; los escritos sobre palabras de Friedrich Röckert (5 Röckert-Lieder), los Kindertotenlieder, con poemas del mismo autor, y la serie de Catorce lieder y canciones de juventud.

Avezado mahleriano

Thomas Hampson es un avezado intérprete de esta música, de lo que ha dado ya abundantes muestras en las más diversas salas del mundo y, desde luego, en los estudios de grabación. A los anaqueles de lo imprescindible ha pasado, por ejemplo, su hermosa recreación, en versión con orquesta -una soberbia Filarmónica de Viena dirigida por Leonard Bernstein-, de las colecciones citadas en segundo, tercer y cuarto lugar, grabación realizada por el sello discográfico Deutsche Grammophon en sendos conciertos de 1988 y 1990.

No hay duda de que Hampson podrá reverdecer laureles y promover en la escucha madrileña tuvo buena impresión como la causada en aquella actuación, en el escenario que ahora va a pisar de nuevo en compañía del mismo y eficaz pianista alemán, Wolfram Rieger.