En este espléndido álbum, la Orquesta SWR de Baden Baden y Friburgo nos ofrece un sustancioso retrato de Wolfgang Rihm, el más importante compositor alemán de las generaciones posteriores a Stockhausen (descontando al predicador Lachenmann). Desde su aparición a mediados de los 70, Rihm se constituyó en el heredero de la tradición musical germánica, nada menos, la gran esperanza teutona. El fenómeno Rihm tiene su parte mediática o circunstancial (contó con el apoyo de Universal Edition, la editorial que certifica genios), pero también su parte sustancial.

Rihm es un músico de gran talento y un artista de carácter compulsivo. Su música es siempre extremada y contrastante. Su gusto por la antinomia lo apreciamos directamente en Morphonie, una de sus primeras obras orquestales. Aquí oímos la reiterada alternancia de suaves pasajes estáticos con erupciones de violentísimos ruidos. Un estilo cercano al de Cristóbal Halffter, que conocemos bien por aquí.

Sin embargo, en Klangbeschreibung, obra de 1987, Rihm contrasta violentamente consigo mismo. La expresividad desaforada y tosca de partituras anteriores se convierte en esteticismo impasible, en poética de palabras sueltas que se expresan solas. Curiosamente, es ahora, cuando deja de gritar y adopta pose de intelectual, cuando Rihm nos convence y nos seduce. ¡Qué hermoso resulta el movimiento central!, ¡qué gran hallazgo el de su plantilla instrumental! Con cuatro voces femeninas, quinteto de metales y grupo de percusión, Rihm inventa preciosos sonidos con los que poner música al poema de Nietzsche que balbucean las sopranos. Las interpretaciones son verdaderamente entusiastas y cuidadosas.