Image: Ozawa toma las riendas

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Música

Ozawa toma las riendas

20 febrero, 2002 01:00

Se espera con cierta ansiedad la aparición en el foso de la Staatsoper de Viena del que dentro de muy poco será el nuevo titular de la institución, Seiji Ozawa, un director muy activo, al que se pudo ver en España hace escasas semanas con la Filarmónica de la ciudad del Prater y días después, a través de la televisión, al mando del Concierto de Año Nuevo, cuya grabación para la firma Philips se ha convertido en un sorprendente éxito, con más de 450.000 ejemplares vendidos en todo el mundo. La Filarmónica, que, como se sabe, es también la orquesta de la ópera, parece que ya le ha empezado a coger el gusto a la nerviosa, precisa, meticulosa y detallista manera de dirigir del chino-japonés-norteamericano. Su estilo, en principio no muy cercano al expresionismo, puede sin embargo casar bien con algunas de las exigencias musicales que plantea una ópera que pertenece realmente, aún dentro de su originalidad nacionalista, a esa corriente como Jenufa de Janácek. Será puesta en escena a partir del próximo domingo en el antiguo escenario imperial y que en cierta medida supondrá su presentación oficial. Ozawa tiene suerte porque el montaje depende de David Pountney, un experto hombre de teatro nacido en Oxford en 1947, que ya ha llevado a la escena esta obra otras dos veces con anterioridad. Hay mucho interés en comprobar qué idea aporta en este su tercer acercamiento. Angela Denoke, muy solicitada en Salzburgo, aplaudida, por ejemplo, en Wozzeck o en La traviata, y que protagonizará el rol principal de Katia Kabanova en el Teatro del Liceo el próximo mes de marzo, asume en esta ocasión la desgraciada Jenufa, una parte que quizá requiera un mayor caudal vocal que el que ella posee. La sacristana, un carácter arrebatado y contradictorio, es Agnes Baltsa, que intervino en el último Parsifal de García Navarro, y que aparece aquí en un cometido con el que hasta ahora no se la ha asociado. Su voz actual, de mezzo algo áspera y dura, puede dar buen juego. El tenor finlandés Jorma Silvasti será Laca.

Nuevas propuestas para el Anillo
El próximo domingo sube el telón de la nueva Tetralogía que presenta la Opera de Baviera.El dúo Zubin Mehta-Herbert Wernicke es el encargado de acometer la magna empresa, que se desarrollará en ésta y las siguientes temporadas. El asunto promete porque tanto el director musical como el regidor escénico son artistas de talla. Wernicke, por ejemplo, hombre de gran fantasía, tiende a hacer de su capa un sayo y a no encomendarse "ni a Dios ni al Diablo" en sus experimentaciones con óperas de toda época. El oro del Rhin es un buen banco de pruebas para que esa imaginación desbordante pueda fructificar. Como lo es para cualquier director de orquesta. Con El Anillo se le presenta a Zubin Mehta una nueva oportunidad de ahondar en las claves líricas del compositor. El capítulo vocal es bastante aceptable. Wotan será John Tomlinson, que reina en la vecina Bayreuth desde hace años. A su lado Marjana Lipovsek, Philip Langridge, Helmut Pampuch, Franz-Joseph Kapellmann, Jean-Hendrik Rotering y Kurt Rydl.

Su majestad el órgano
Repasando la programación del Palau valenciano nos topamos con un concierto "orgánico", es decir, con abundante presencia del órgano; una sesión además plenamente francesa, ya que de esa nacionalidad son los tres músicos incluidos. De Albert Roussel se tocará su Sinfonietta para orquesta de cuerdas op. 52, una obra de 1934. De Poulenc, su Concierto para órgano, orquesta de cuerda y timbales de 1938, partitura de incuestionable belleza melódica, con ese trazo aéreo y transparente tan propio del compositor. Por fin, de Saint-Saëns, su famosa Sinfonía nº 3 en do menor, op. 78 con órgano, de 1886, espectacular y muy bien hecha. A los teclados estará el eficaz Martin Häselbock, hace poco triunfador en Madrid en un programa Liszt. Gómez Martínez dirigirá a la Orquesta de Valencia en una sesión que encaja bien con sus modos y sensibilidad. La cita es el próximo viernes.

Un discreto encanto
No vive ya sus mejores horas la voz de Frederica von Stade. El tiempo no suele perdonar y ella ha cumplido ya los 56 años. No es una edad provecta, pero sí madura. Lo suficiente para que algunas de sus principales virtudes hayan empezado a difuminarse. Siempre es ocasión en todo caso para seguir un recital de von Stade, todavía con arrestos y una exquisita línea de canto. Como los anunciados en el Real para el domingo, acompañada por la Sinfónica de Madrid y la experta batuta de Raymond Leppard, y en el Liceo el próximo martes, esta vez junto al piano de Martin Katz.


Vuelve Hoffmann
Se programa en la ópera de Niza Los cuentos de Hoffmann de Offenbach en una producción presentada en Sevilla la pasada temporada firmada por Gian Carlo del Monaco, director artístico hasta hace pocos meses de la institución monegasca. El montaje fue muy aplaudido en su estreno andaluz por su fantasía conceptual, su plasticidad y su planteamiento nada complaciente; por ser en realidad una visión más bien negra de la obra. En Niza estarán dos de los artífices del éxito de la Maestranza, el tenor Aquiles Machado y el bajo-barítono Ruggero Raimondi. Aquél, sin dejar de lucir el espléndido esmalte de su soleada voz, evidenció, de la mano de Del Monaco, enormes progresos como actor. éste daba muestras de su fácil histrionismo y su savoir faire en los cuatro papeles a pesar de su indudable decadencia vocal. Aparecen en el reparto también nombres como Dagmar Schellenberger, Karen Notare y Sarah Fulgoni, que asumirán las protagonistas femeninas.