Image: Salzburgo cambio tranquilo de turno

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Música

Salzburgo cambio tranquilo de turno

Peter Ruzicka sustituye a Gérard Mortier al frente del evento austriaco

24 julio, 2002 02:00

Angela Gheorghiu con Roberto Alagna. Foto: I. W.

El festival más famoso del orbe se inaugura el 27 de julio con una nueva cara al frente. Después de diez años con Gérard Mortier, Salzburgo se ha puesto en manos de Peter Ruzicka. Menos guerrero que su antecesor, este reconocido gestor, ha sido llamado a encontrar el equilibrio perdido durante los años del controvertido, y genial, programador belga.

A Mortier no se le pueden negar, en todo caso, sus relevantes méritos: revolucionó y modernizó, con gran inteligencia, un certamen que estaba más bien fosilizado. Pero a Ruzicka le avala una trayectoria profesional (como director de orquesta y gestor musical), impresionante. Fue discípulo de Hans Werner Henze -a quien ha encargado una nueva ópera que se coproducirá con el Real de Madrid- y es autor de numerosas obras sinfónicas y de una ópera sobre Paul Celan. Ha dirigido algunas primerísimas orquestas y ha sido intendente de la Orquesta de la Radio de Berlín y de la ópera de Hamburgo y lo es de la Bienal de Múnich, puesto que compatibilizará con Salzburgo hasta 2004.

Nacido en Dösseldorf en 1948, es cultísimo y conoce perfectamente el mundo de la ópera y de la música en general. No es, ni mucho menos, un conservador, sino una persona de su tiempo, con opiniones de una clarividencia ejemplar.

Escasas aportaciones
En su primer festival no ha cambiado básicamente la línea anterior. Hay algunas, escasas todavía, aportaciones. Por ejemplo, el inicio de un ciclo de óperas de Richard Strauss, a quien se quiere dar un trato de favor en los próximos años y que se abre con El amor de Danae, estrenada en el mismo festival hace exactamente 50 años. En materia de artistas, la recuperación de Harnoncourt (Novena de Beethoven y Don Giovanni), que le había dado portazo a Mortier, o de Anne Sophie Mutter, que ofrecerá la serie de conciertos para violín del genio salzburgués. La mano de Ruzicka se notará más en las próximas ediciones, en las que quiere instaurar cinco puntos básicos: Mozart (con la representación en 2006, año del 250 aniversario, de sus 22 óperas), Strauss, compositores austríacos huidos del nazismo, encargos y óperas del XIX y XX que ofrezcan algo específico que aún deba ser descubierto (este año Turandot, con el nuevo final de Berio). Se observa una menor cantidad de ópera representada: además de las citadas, Der Künig Kandaules de Zemlinsky y La flauta mágica, reposición de la hermosa producción de Freyer. En versión concertante se programan Das Mädchen mit den Schwefelhülzern de Lachenmann, Romeo y Julieta de Gounod (con Gheorghiu y Alagna) y La donna del Lago de Rossini (con Flórez y Barcellona).

Menos música actual
Hay también menos música actual, aunque algo queda, como el simposio dedicado al citado Lachenmann, o la serie de cinco programas titulada Austria Today en torno a jóvenes compositores de hoy.

No parece muy lucida la selección camerística si exceptuamos los conciertos de los Cuartetos Borodin y Tokio. Y en lo sinfónico, siempre muy apetitoso en este festival, no se ve nada realmente nuevo; aunque, claro, la calidad no se discute. Hay un Requiem de Verdi de Muti con la Filarmónica de Viena, orquesta que será dirigida también por Harnoncourt, Jansons y Thielemann. Abbado gobierna a la Joven Orquesta Gustav Mahler, Chailly a su Concertgebouw (Décima de Mahler en versión Cooke), Haitink a la Staatskapelle de Dresde y Gergiev a sus músicos del Mariinski.

Se cuenta con solistas habituales de indudable talla: Brendel, Norman, Pollini, Vengerov, Zimerman; vuelve la inefable Argerich y se presenta Volodos. En el campo del lied están nombres tradicionales (Donath, Ramey, Hampson, Borodina) junto a nuevos valores (Bostridge, Kirschlager, Fleming, Kasarova). Debemos señalar asimismo la insólita presencia de José Carreras, que ofrecerá un recital. Y un plato fuerte para los amantes de mitos en vida: primer acto de La walkiria y segundo de Parsifal de Wagner con las voces de Plácido Domingo, Waltraud Meier y Kurt Moll junto a la Orquesta del Metropolitan y James Levine, su titular.