Image: Alicia de Larrocha dice adiós

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Música

Alicia de Larrocha dice adiós

23 enero, 2003 01:00

Alicia de Larrocha. Foto: Jaime Villanueva

Premio Príncipe de Asturias y una de las grandes del teclado actual, Alicia de Larrocha ha decidido descansar. El último fin de semana de enero, en Barcelona, ofrecerá su última versión del Concierto nº 23 de Mozart, junto a la orquesta de su ciudad natal. Con este motivo, destacadas personalidades como López Cobos, Sir Colin Davis, Montserrat Caballé o Joaquín Achúcarro hablan con El Cultural sobre el talento y la trascendencia de la intérprete catalana.

El piano español vivirá este fin de semana unos momentos de profunda emoción. Alicia de Larrocha, una de nuestras artistas más internacionales, anuncia su retirada. Nuestra historia que, si no es muy extensa, está al menos llena de valores escogidos como José Tragó, Enrique Granados, Joaquín Malats, José Iturbi o Ricardo Viñes, se despide de la que ha sido, sin duda, su mayor embajadora.

Joaquín Achúcarro resalta que "hasta la llegada de Alicia, el repertorio español estaba relegado a la propina al final de un concierto, un caramelito después de un recital. Ella consiguió que este repertorio entrara a formar parte de la gran música. Nadie antes había tenido el valor de hacer la Iberia de Albéniz íntegra. Y lo mismo ocurrió con su versión completa de Goyescas de Granados poniendo ante el mundo una música que se tenía como algo superficial". Ahí están, para subrayarlo, sus tres Grammy por sus versiones de Iberia y Goyescas que atestiguan la entidad que ha proporcionado a nuestro patrimonio.

Sus lecciones han sido resultado de una técnica implacable a la que se ha añadido una fuerte personalidad. Para Luca Chiantore, apreciado autor de la Historia de la técnica pianística, "en los pianistas no siempre es fácil reconocer la sonoridad personal de un intérprete. En el caso de Alicia, en cambio, sí. Reconocemos su ataque de la tecla siempre vivo y brillante, esos acentos incisivos pero nunca excesivos, una variedad de planos sonoros que es el resultado de una técnica refinada y personal. No es extraño que haya sido la intérprete ideal de páginas como las que forman la Suite Iberia que viven de los contrastes de sonoridad y del gusto por la investigación tímbrica".


Despedida mozartiana
Pese a su estrecha relación con la música española, ha optado para despedirse de su público con la música de Mozart. La hondura y tristeza del Andante del Concierto nº 23 que sonará este fin de semana en Barcelona se vivirá de forma mucho más intensa. Para el profesor Chiantore es significativo que su adiós sea con un Concierto de Mozart: "Hoy en día prácticamente no quedan pianistas que interpretan la música de este compositor como lo hace ella, con esa acentuación siempre clara y precisa, esa articulación constantemente variada capaz de recordarnos que una partitura del siglo XVIII es, por encima de todo, un texto por declamar. En un mundo sensible a la praxis interpretativa histórica, el Mozart de Larrocha nos recuerda que la fuerza de la tradición, unida a una sensibilidad privilegiada, puede acercarnos a la verdad del texto más que el erudito estudio de las fuentes históricas".

Sir Colin Davis, director de orquesta británico con el que llevó a cabo espléndidas versiones discográficas en los últimos años, señalaba a EL CULTURAL que "Mozart es el más grande compositor de la Historia pero también uno de los más difíciles de abordar. Nunca se encontrará en la interpretación de Alicia de los Conciertos o Sonatas una aproximación mecánica al autor. Siempre aporta un significado a cada una de las notas, demostrando un profundo amor por esa música, sin exageraciones artificiales o gratuitas. Recuerdo cómo su sencillez y su humildad se apoderaban de las salas de conciertos, a la vez que sus versiones rezumaban un método, perteneciente a la antigua tradición interpretativa, con un modo muy especial de entender la profesión".

Todo ello, en unas condiciones físicas aparentemente frágiles. El público sabe que Alicia de Larrocha es una mujer pequeña, con manos diminutas. Sin embargo, gracias a la inteligencia de su aproximación ha abordado hasta los Conciertos de Rachmaninov. Chiantore comenta que "el aspecto más extraordinario de la técnica de Alicia es que aquella misma mano muy pequeña, que para otros sería un obstáculo, es para ella el punto de partida de una técnica personalísima, donde la participación activa de todo el brazo e incluso ese movimiento de caída del antebrazo común a tantos pianistas modernos, adquieren características únicas y absolutamente excepcionales en el panorama concertístico del último medio siglo".

Pero su técnica ha ido de la mano de una sensibilidad exquisita. El maestro Jesús López Cobos, que ha colaborado con ella durante más de veinte años, es uno de sus mayores admiradores. "Hace cuarenta años" señala a este suplemento, "asistiendo a los cursos de verano de Santiago, conocí y admiré a Alicia de Larrocha. Entonces, yo era un simple estudiante de dirección coral y ella impartía unas clases magistrales. Recuerdo la impresión que me causó con la obra pianística de Mompou. Porque esa Música callada necesita de un poeta para hacerla vivir. Y eso ha sido ella, una poetisa del piano".

Timidez crónica
La propia De Larrocha, tan esquiva con los medios de comunicación por su timidez casi crónica, refería que sentía que su principal aportación a la música era "la honestidad", en parte porque sólo ha abordado aquellos autores de "los que he disfrutado". Pese a que existen "infinitos" proyectos que le hubiera gustado abordar y no ha podido, sabe que el futuro del piano está asegurado porque "en cada época ha habido y habrá una evolución. El arte avanza con el ambiente y circunstancias en que vivimos".

De sus aspectos humanos sabe mucho Montserrat Caballé, que ha colaborado con ella en varias ocasiones. La soprano catalana narra que "cuando yo estudiaba canto, Alicia había iniciado su carrera profesional y empezaba a ser una pianista reconocida. Nos conocimos en casa de los Beltrán Mata, familia que protegía a los músicos jóvenes. Tras el concierto de Julius Katchen me oyó y desde entonces hemos conservado una gran amistad. Como decía Rubinstein, es la mejor embajadora que tiene España. A su faceta de gran artista va unida su altura como persona. He sido testigo del cariño que despierta allí donde va por su bondad y magnificencia. Estoy en el deber de decirle cuánto la queremos todos y aunque comprendo que quiera descansar, ojalá nos dé una sorpresa de vez en cuando".

En la misma línea se expresa López Cobos: "¡Qué gran ejemplo de humildad ante el compositor! Gracias a esa actitud, Alicia nos ha transmitido toda la verdad. En sus manos el piano no fue un vehículo vacío de virtuosismo. Su diminuta figura se agrandó siempre al hacernos oír con nitidez el mensaje oculto de la música. Por ello se merece nuestro eterno agradecimiento".