Image: Jachaturian el vértigo musical

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Música

Jachaturian el vértigo musical

Se conmemora el centenario del creador de Spartacus

5 junio, 2003 02:00

Imagen de Aram Jachaturian

Con Aram Jachaturian llegó a su plenitud un tipo de creación popularizada durante el régimen soviético. El músico armenio cumpliría elo 6 de junio cien años. Con este motivo, El Cultural da un repaso a su trayectoria.

El 6 de junio de 1903 venía al mundo, en Kodjori, cerca de Tbilisi, Georgia, Aram Jachaturian. Mañana por tanto se cumplen cien años del nacimiento de este compositor armenio, uno de los más populares de la moderna Unión Soviética, bien que a este lado de occidente sea sólo muy relativamente conocido. Su muerte se produciría el 1 de mayo de 1978 en Moscú.

Estamos ante una figura potente, colorista, en cierto modo emblemática de la música rusa, que empleó métodos compositivos alejados de las modernas corrientes del siglo XX. Escaso compromiso el suyo respecto a una vanguardia ya en decadencia, que no supo o no quiso proponer una alternativa avanzada. En tal sentido se alejaba, como resalta Gentilucci, de una personalidad coetánea de la música soviética como la de Shostakovich, más contradictoria pero más interesante.

Jachaturian se graduó, tras dejar su carrera de biólogo, y estudió en el Conservatorio con Glière y Miaskowski. En 1950 ocuparía cargos profesorales en esas dos instituciones. Su Trío con clarinete de 1932 atraería la atención de Prokofiev que vería en él a un valor impulsivo. El Concierto para piano de 1936, dedicado a Lev Oborin, de signo claramente postromántico, le abrió las puertas del éxito popular y permitió calibrar las que serían las características esenciales de su música, asentada en las formas y lenguajes tradicionales, pero asociada a elementos directamente conectados con los folclores transcaucásicos y armenios; lo que otorgaba a su música un extraordinario colorido, pero también una notable superficialidad. Machlis resalta el doble valor de esta estética: por un lado atender al deseo de las autoridades soviéticas de estructurar una música melodiosa accesible a las masas. Por otro, servir a la tentativa gubernamental de incluir en el arte las canciones y danzas de las minorías nacionales.

Tintes soviéticos
Pese a que compuso diversas obras evidentemente tintadas de ideología staliniana, como Marcha a los héroes de la Guerra Patriótica, Oda a la memoria de Lenin, Poema a Stalin, Marcha para la milicia soviética o el ballet Spartacus (que es una de las más conocidas y tocadas), Jachaturian fue acusado, como otros, en 1948, de formalismo, aunque su papel conciliador en el seno de la Unión de Compositores y su puesto de presidente del comité organizador, diluyeron no poco estas críticas. Sin embargo, el músico se manifestó bastante negativamente en 1953 en relación con el intervencionismo. En un artículo llegó a escribir: "Debemos, de una vez por todas, rechazar las indignas interferencias en la composición musical practicadas por los estamentos oficiales. Los problemas de composición no pueden resolverse por métodos burocráticos".

Las obras más conocidas, y mejores de Jachaturian, son, aparte el mencionado Concierto para piano, el Concierto para violín (1940), dedicado a David Oistraj y el Concierto para violonchelo (1963). Muy famoso es el ballet Gayaneh (1942), plagado de danzas vertiginosas de fuerte colorido, entre ellas la Danza del sable. De entre las más de cuarenta músicas para la escena, sólo la suite del ballet Mascarade -que incluye un morboso y negro Vals-, ha pasado al concierto. Compuso también tres Sinfonías, de valor relativo. Escribió pentagramas para 18 películas, algunos muy estimables, como la de La batalla de Stalingrado (1949). Todavía puede encontrarse hoy una antigua grabación EMI en la que, bajo la dirección del compositor -sin duda una eficaz batuta-, se albergan el Concierto para violín (con Oistraj) y sendas suites de Mascarade y Gayaneh. El Concierto para piano se puede hallar en el sello RCA por William Kapell y Kousevitzky, todas versiones de referencia.