Image: Verdi en las galeras

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Música

Verdi en las galeras

La ABAO recupera "I masnadieri"

15 enero, 2004 01:00

Attila en la producción de la ópera de Tel Aviv. Foto: Israel Opera

Verdi es uno de los autores más populares. Sin embargo, en los próximos días, varios teatros se decantan por algunas de sus obras menos conocidas, incluyendo las pertenecientes a los denominados "años de galera". Destaca la apuesta de la ABAO, que recupera I masnadieri.

Verdi siempre está presente, como es lógico, en la mayoría de las temporadas de ópera, tanto el temprano, el perteneciente al período conocido como de "años de galera" -hasta 1851, más o menos- como el maduro, el que surge tras Rigoletto, creada precisamente en ese año de gracia; y, por supuesto, el de vejez, el nacido con Aida en 1871.

El compositor de Busseto es hoy protagonista de estas páginas, porque en estos días se dan cita en distintas ciudades cinco significativas obras del compositor, dos de ellas en nuestro territorio. La primera es la infrecuente I masnadieri (Los bandidos), inspirada en el drama de Schiller, estrenada en el Teatro de su Majestad de Londres en 1847, sin duda una de las partituras más febles salidas de su pluma, pero que reviste, dada su rareza, evidente interés. En ella podemos encontrar esos momentos de rabiosa inspiración lírica, esos instantes de excitante escritura vocal y de ágil rítmica tan característicos del estilo del autor; aunque en este caso el tratamiento dramático schilleriano sea irregular. Es la ABAO quien se apunta el tanto a lo largo de las cuatro representaciones previstas en el Palacio Euskalduna los días 17, 20, 23 y 26. El reparto es de nivel, ya que cuenta en sus principales cometidos con la imparable Fiorenza Cedolins, que se presenta en la localidad, y el buen barítono Roberto Servile. Producción del Massimo de Palermo firmada por Pier’Alli. En el foso, Fabrizio Carminati.

Amplia y pretenciosa
Un año anterior es la amplia y algo pretenciosa Attila, en la que el compositor crea, no obstante, una relevante figura de tirano, un avance lejano del sublime Felipe II. Las melodías y los ritmos más bien facilones llevan en volandas a las voces y prenden la atención del oyente. El ruso Paata Burchuladze, de instrumento estentóreo y cantante más bien tosco pero resultón, encarna al caudillo huno en las funciones del Teatro de Tel-Aviv que empiezan el día 21 y que llevan el sello escénico de Jean-Claude Auvray y musical de Eitan Globerson y Asher Fisch. Luisa Miller, título que supone la transición, en 1849, de esos anni di gallera a los de madurez, aparece en la temporada de Palermo, que la ofrece a partir de mañana en una producción signada por Lamberto Puggelli y dirigida musicalmente por el competente Donato Renzetti. El excelente Roberto Frontali apechuga con el nada fácil personaje baritonal de Miller, mientras su hija es servida por la voz de la joven Svetla Vassileva, soprano cumplidora a quien hemos escuchado por estos andurriales. El soso Alastair Milles es el Conde di Walter; su hijo, el cumplidor Vincenzo La Scola; la casquivana Federica, la homónima Federica Proietti y el siniestro Wurm, el gigantesco Maurizio Lupperi.

Aunque puede que lo más relevante sea la reposición de la versión original de Un ballo in maschera, es decir, Gustavo III, tal y como el compositor la había proyectado. Recordemos que esa idea fue boicoteada por la censura napolitana y la obra hubo de estrenarse, en 1859, con cambios y cortes importantes. El Teatro San Carlo de Nápoles es precisamente el que quiere hacer justicia -cosa que ya han hecho en el inmediato pasado varios teatros- y para ello recurre a la batuta de Renato Palumbo y al arte escénico de Ruggero Capuccio, un regista agudo e intencionado. Destaca entre los intérpretes vocales la portuguesa Elisabete Matos, muy presente en nuestros teatros, de voz cada vez más segura, que será Amelia Alkanstrom. Las representaciones comienzan el 18 de enero.

Cerramos este viaje verdiano de nuevo en España, esta vez en Oviedo, los días 16, 19 y 22. Se ofrece la versión escénica de Paco López de Rigoletto, que será recreada, entre otros, por dos importantes cantantes, ambos nacidos en la tierra andaluza. El primero, el barítono Carlos álvarez, cada vez más afincado en el conturbado personaje protagonista, con el que recordemos debutó en el Real hace un par de años. Ha ido madurando su concepción y dotando de flexibilidad a su exposición. La segunda, la soprano María José Moreno, una Gilda bastante más que un simple canario flauta, con hechuras y carne femenina. Daniel Lipton, un director muy del gusto de álvarez, empuñará la batuta desde el 16 de enero.