Image: Bilbao y Oviedo desafío lírico

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Música

Bilbao y Oviedo desafío lírico

Richard Strauss protagoniza las temporadas cantábricas

16 septiembre, 2004 02:00

La Bohème en el montaje de Jonathan Miller que se verá en la Abao. Foto: Ópera de París

Las temporadas líricas de Bilbao y Oviedo se inauguran en los próximos días con los montajes de La bohème y Elektra. A instancias de sus respectivas asociaciones de amigos de la ópera, han dado en los últimos años un importante salto artístico. Se han incrementado los títulos inhabituales e incorporado al cartellone compositores como Arnold Shünberg, poco vinculados a su historia. Llama la atención el protagonismo en esta edición de Richard Strauss de quien se programa Elektra en Oviedo y Salomé en Bilbao.

De nuevo Bilbao y Oviedo inician temporada. Hay que reconocer que los tiempos han avanzado y que de las penurias de otrora hemos pasado, no sin traumas, a una moderada y confortable regularidad.

La ABAO, con más medios y más socios, va un poco por delante, como lo demuestra el hecho de que una de las sesiones -que se da, como todas, cuatro veces- venga constituida por el díptico ocupado por el monólogo atonal Erwartung (La espera) (1909) de Schünberg y por el primer gran éxito de Richard Strauss, la morbosa Salomé; una función expresionista servida bajo la joven e intrépida batuta de Juanjo Mena, titular de la Sinfónica de Bilbao, en el foso. Emilio Sagi es el responsable de la escena. Su progresiva tendencia a buscar lo esencial puede abrir un interesante juego de sugerencias. Dos ascendentes sopranos pondrán voz a las protagonistas: Adrienne Dugger a la desesperada mujer que espera; Valeria Stenkina a la núbil hija de Herodes (12, 15, 18 y 21 de febrero).

Pero la cosa comienza en Bilbao con el verismo poético de Puccini. La bohème estará en las gargantas muy hispanas de María Bayo, que ha ganado consistencia, y de Aquiles Machado, que, en su evolución permanente, es posible que posea ya la robustez propia de Rodolfo. La puesta en escena, de París y el Comunale de Florencia, se debe al siempre imaginativo Jonathan Miller. Una incógnita lo que pueda ofrecer desde el foso -con la Sinfónica de Euskadi- la canadiense Keri-Lynn Wilson (18, 21, 24 y 27 de septiembre). El verismo más áspero y contundente de Giordano, con su título más valioso, Andrea Chénier, será servido por la profesional pareja conformada por el matrimonio Fabio Armiliato-Daniela Dessì. Joan Pons es un Gérard de garantía. Renato Palumbo dirigirá musicalmente esta producción de Parma y Catania firmada por Ivan Stefanutti (16, 19, 22 y 25 de abril).

Belcantismo puro
Y del verismo al belcantismo puro de Maometto II de Rossini; con tres voces importantes: la soprano June Anderson (que grabó hace años el papel estelar), la mezzo Daniela Barcellona -muy de moda por sus méritos y pese a sus carencias- y el bajo Ildar Abdrazakov. El avezado Marcello Panni tomará la batuta en esta producción de la ABAO de Massimo Gasparon (18, 21, 24 y 27 de enero). No está tan alejado, por asunto y tramoya e incluso escritura, Nabucco de Verdi, ejemplo de neobelcantismo romántico, cuyo papel protagonista está encomendado al barítono asiático Lado Atanelli, una voz de calidad, aunque desigual. La inclemente parte de Abigaille está destinada a Susan Neves. El practicón Antonello Allemandi dispondrá de la dirección musical; la escénica es de Fabio Sparvoli, en esta producción procedente del San Carlo de Nápoles (13, 16, 19 y 22 de noviembre).

La temporada se completa con otras dos visiones del romanticismo. Por un lado la seráfica de La sonámbula de Bellini, cuyo atractivo principal estará en el Elvino de Juan Diego Flórez, a quien complementan Stefania Bonfadeli y el mencionado Abdrazakov, con el solvente Ricardo Frizza en el foso (14, 16, 18 y 21 de mayo). Por otra parte, el caudaloso fluir de la música que Wagner ideó para Lohengrin. Lo son a medias las de Robert Dean Smith, Elena Prokina, Janice Baird y el siempre eficaz Hartmut Welker. Wolf-Dieter Hauschild dirige a la Sinfónica de Bilbao y el fantasioso Daniele Abbado controla la escena en este montaje proveniente de Bolonia (16, 19, 22 y 25 de noviembre).

Oviedo empieza muy fuerte, nada menos que con Elektra, la obra más violenta y crudamente expresionista de Strauss, que nos trae tres sopranos de relieve: la veteranísima Anja Silja (1935) que probablemente declame más que cante una Clitemnestra que es en realidad una mezzosoprano, Elisabeth Connell, quizá carente de la densidad vocal necesaria para el exigente papel principal, pero siempre musical, e Inga Nielsen, que tiene los medios para Crisotemis. Orestes es el barítono Claudio Otelli. A destacar el Egisto de uno de los secundarios más sólidos de nuestro panorama, Joseph Ruiz. Maximiano Valdés estará al frente del espectáculo y de su Orquesta del Principado, OSPA. Con todo, quizá lo más destacable sea que la dirección de escena está encomendada al joven, ya experto y muy en la vanguardia Santiago Palés, que ha trabajado mucho tiempo en Salzburgo (22, 25 y 28 de septiembre).

En Bilbao falta Mozart, algo que no ocurre en Oviedo. Las bodas de Fígaro será cantada en su totalidad por españoles, algo irrealizable hace tan sólo unos años. Manuel Lanza, Ana Ibarra, Simón Orfila, Ofelia Sala son los principales y ya contrastados nombres. Sagi, en su tierra, es el elegido para poner en pie está aleccionadora y erótica anécdota. La aportación musical está encomendada al oboísta y experto director de música barroca y clásica Paul Godwin (11, 13 y 15 de noviembre).

Rossini barroco
El belcantismo mozartiano tiene su complemento en el más barroquizante del Rossini de Tancredi, que cuenta con tres nombres bastante apropiados: la citada Barcellona, Mariola Cantarero y Raúl Jiménez. El eléctrico Alberto Zedda gobernará este montaje del Verdi de Trieste (12, 14 y 16 de octubre). El romanticismo de Lucrezia Borgia de Donizetti subirá a escena en una ya conocida y estilizada producción de Emilio Sagi para la ABAO. Mariella Devia, una gran soprano, puede que acuse la falta de dimensión de su instrumento en una escritura que, además de agilidades, pide ancho centro y expresión dramática. Está bien secundada por el tenor Josep Bros. La dirección correrá a cargo de Paolo Arrivabeni (17, 19 y 21 de diciembre).

La temporada se cierra con la Aida verdiana en la histórica escenografía en papel de Mestres Cabanes, recuperada por el Liceo y con la dirección escénica de José Luis Gutiérrez. Norma Fantini, Larissa Diadkova, Richard Margison y los bajos españoles Stefano Palatchi y Felipe Bou parecen cantantes apropiados para dar, a las órdenes del resuelto Stefano Ranzani, una digna prestación (24, 26 y 28 de enero).