Image: Festival de Peralada

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Música

Festival de Peralada

Verbena en el castillo

7 julio, 2005 02:00

Escena de La Verbena de la paloma en el montaje de Els Comediants. Foto: Javier Algara

El Festival de Peralada ha logrado imponerse como uno de los más variados y novedosos del panorama estival español. Al borde de las dos décadas, presenta una programación donde el perfil lírico con el que nació se ve acrecentado por las transgresoras propuestas de La traviata y Salomé. La zarzuela gana terreno, con los montajes de La Verbena de la Paloma y La eterna canción, así como el regreso del ballet de Martha Graham.

He aquí un Festival que se basa en la variedad, en la dispersión de propuestas, en la búsqueda de nuevas ideas, orilladas en otros certámenes, en el recorrido por territorios frecuentemente vecinos a lo marginal. Es por ello, también en esta su decimonovena edición, un poco representación de las muchas caras que tiene la música, sin desdeñar las conexiones con el teatro o la danza. Y, por supuesto, la ópera, que se ha constituido, con el fondo del histórico castillo como escenario al aire libre, en una de las piedras de toque. Se programa, por ejemplo, La traviata, en una producción de las Juventudes Musicales de Alemania con participación de la JONDE y dirección musical del ágil Yakov Kreizberg. Un montaje que tiene no poco de experimento y que se estrena unos días antes en el castillo de Weikersheim, en Baden-Wörtemberg. El director de escena, Manfred Weiss, ha ideado un espacio "de tránsito conceptual", fragmentado en cinco contenedores, que se abren y se cierran de manera imprevisible, con los personajes duplicados, "porque Violettas, Alfredos, Giorgios y sus amigos son arquetipos incombustibles". Puede tener interés, pero también mucho peligro: nunca se sabe hasta dónde intentan llegar los registas con tal de convertirse en protagonistas. A veces no tienen ningún problema en saltarse a la torera música, libreto e intenciones confesadas de los compositores. El elenco vocal, en el que abundan los nombres orientales, viene constituido por jóvenes valores salidos del concurso celebrado en Weikersheim. Una apuesta que ojalá tenga éxito.

Lo mismo le deseamos a la Salomé de Strauss, en montaje, parece que más templado, de la ópera Nacional de Polonia dirigida musicalmente por Jacek Kaspszyk. La protagonista es la joven soprano, ya de cierto nombre, Eilana Lappalainen, que aparece rodeada de voces en principio desconocidas: Pawel Wunder, Nikolaj Zalasinski, Anna Lubanska, Adam Zdunikowski. La dirección escénica es de Martin Otava.

Wagner sinfónico
La orquesta del teatro polaco y su director musical ofrecen también un concierto sinfónico con obras de Wagner, en el que se incluye la obertura Polonia, escrita por el músico alemán a los 23 años sobre la base de danzas populares polacas. Es la primera vez que se ve en España. De interés era el estreno de una ópera para niños debida a la inspiración de ese francotirador que es Albert García Demestres: Joc de mans, una historia "de móviles y solidaridad" escrita por Valentì Gómez Oliver y el mismo compositor. Pero, al final, se ha caído del cartel.

La zarzuela tiene también su sitio. Por un lado, La verbena de la Paloma, en la muy discutida producción estrenada el pasado verano en Granada firmada por Comediants, en la que lo castizo, aspecto con el que se ha identificado tradicionalmente a esta obra maestra de Bretón, queda marginado en beneficio de otras sugerencias. Una voz joven, de barítono, timbrada y oscura, en pleno ascenso, de esas que son raras en nuestro país, la de José Antonio López, dará vida al apasionado cajista Julián. Ricard Borràs será don Hilarión y la versátil Itxaro Mentxaca, Señá Rita. Una de nuestras más jóvenes batutas, la de Alvaro Albiach, se situará en el foso. En este terreno se programa La eterna canción de Sorozábal, en la producción ya vista, y generalmente aplaudida, del Español de Madrid, en la que descuella el barítono Enrique Baquerizo, magnífico don Aníbal, y el actor-cantante (más lo primero que lo segundo) Millán Salcedo. La puesta en escena es de Ignacio García; la dirección musical de Manuel Gas.

Se proponen varios recitales de canto. Uno tripartito, con la contundente soprano rusa Maria Guleghina, el otrora gran tenor Jaume Aragall, dotado de una de las voces más bellas de su cuerda, y el barítono Joan Pons, todavía, entrado ya en la sesentena, con fuelle y solvencia para mantener ese noble fraseo y ese atractivo color tímbrico que eran su principal patrimonio. Actúan con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y la batuta de Marco Armiliato. Otro, con un programa francés, protagonizado por el veterano y ya añoso bajo-barítono belga José van Dam, de recio y oscuro instrumento y dicción depurada, que esperemos mantenga. Colabora el pianista Maciej Pikulski. El tercer concierto vocal tiene base jazzística y corre a cargo de la imperturbable soprano americana Barbara Hendricks, que es acompañada por el Magnus Lindgren Quartet (Gershwin, Ellington, Porter).

Lo sinfónico abunda, no todo de la misma calidad, pero con cosas apreciables. Maazel, con la Filarmónica Arturo Toscanini y el Orfeó Catalá, ofrecerá su enésima versión de la Novena de Beethoven. Martínez Izquierdo, con su OBC y el Orfeón Donostiarra, dirige Alexander Newski de Prokofiev. Barenboim, al frente de su multirracial West-East Diwan Orchestra, se las ve con la Primera de Mahler. López Cobos y la Sinfónica de Madrid hacen Strauss, Albéniz, Ravel (Concierto en sol con el sorprendente Michael Camilo) y Albéniz-Arbós.

Importante es la presencia del ballet de Martha Graham con sus últimas coreografías y de interés el espectáculo titulado El pianista, inspirado en la novela de Vázquez Montalbán, adaptada por Lluïsa Cunillé. Xavier Albertí ha elegido para el caso músicas de Ricardo Lamote de Grignon, Ruera, Mompou, Manuel Blancafort y Gerhard. Espectáculo que dará pie para escuchar "la banda sonora del libro del extinto escritor".

ópera zíngara
Por último, merecen cita Las mil y una noches de Comediants puesta en escena por Amat, y una ópera zíngara denominada Karmen, con final feliz de Goran Bregovic, "con músicos de bodas y funerales". La música de Piazzola -Historia del tango- sonará en el recital de la flautista Francesca Canali, acompañada al piano por Melani Mestre. En el programa figuran también partituras de Prokofiev, Poulenc, Morlacchi -una curiosa fantasía denominada Il pastore svizzero- y Luis de Arquer con Tres cuadros, esta última estreno absoluto.

La referencia al año Quijote se centra, por un lado, en un título divertido, La música que Cervantes habría escuchado en la radio, "cuando España era un Imperio", que dejará escuchar pentagramas de Milán, Ortiz, Valderrábano, Pisador, Narváez, Cabezón y anónimos, que estarán en los atriles de la Capella Virelai; por otro, en la figura y los pies de Rafael Amargo, protagonista de D.Q., Pasajero en tránsito, una idea del propio bailarín que trata en clave metafórica y futurista el mito cervantino a través de la revisión de dos internautas japoneses. La música flamenca de Lagartija Nick, José de Soto, Sorderita, se escuchará sobre las imágenes reales y virtuales de acuerdo con la propuesta escénica del propio Amargo y de Carles Padrissa, uno de los elementos más creadores de La Fura dels Baus.


Fiestas catalanas
Aunque Peralada es el buque insignia de la música en el verano catalán, en los últimos años han despegado otros hermanos proliferando por toda la geografía con fortuna Así, en Torroella de Montgrí (15/VII al 19/VII) destaca la presencia de la nueva estrella del teclado turco, Fazil Say, junto a la Filarmónica de Praga y el Orfeo de Monteverdi en versión de concierto. En los jardines de Cap Roig de Calella (16/VI-20/VIII) habrá un concierto de José Carreras entre actuaciones de Ana Belén y la representación de Tosca de Puccini. Otro tenor, Jaume Aragall ofrecerá un recital en la Porta Ferrada de Sant Feliu de Guixols (14/VII-4/IX), donde la Sinfonietta Porta Ferrada estrenará un concierto de Xavier Benguerel. El Festival Paul Casals de Vendrell (12/VII-20/VIII) cumple 25 años con actuaciones de Natalia Gutman o Pinchas Zukerman. Por último, el de Cadaqués (30/VII-20/VIII) tiene a su estupenda orquesta como protagonista.