Música

El París de La bohème en el Real

16 marzo, 2006 01:00

Foto: Javier del Real

Aunque ni la acogida de la crítica -aunque sí la del público-, ni el laborioso período de composición, ni las trifulcas establecidas entre los libretistas Giacosa e Illica y el músico, con la participación del editor Giulio Ricordi, hacían presagiar un resultado tan favorable, un producto tan acabado y lustroso como el que finalmente fue La bohème, estrenada en el Regio de Turín el 1 de febero de 1896. Puccini consiguió una narración continua, fluida, bien construida, que mejoraba en sentido teatral la novela de Mörger en que se basaba, que venía a ser la unión o solapamiento de distintas escenas tratadas de una forma periodística. Faltaba ahí esa almendra dramática tan magníficamente forjada en la ópera.

En ella, pese a ciertos toques algo blandos, Puccini alcanzó a crear, a través de un verismo muy diluido, en el que lo realista queda subsumido por lo poético y por lo cordial de las situaciones, una serie de personajes entrañables. Solamente quedan bien dibujados Mimí y Rodolfo, la pareja protagonista, porque los demás son bastante acartonados y sirven de comparsas; incluso Musetta y Marcello, tocados de una comicidad a veces un tanto forzada. Pero hay que admirar siempre la manera en que se gradúan los acontecimientos y cómo se ordenan. La obra, concisa, enjuta, con las notas necesarias y las palabras precisas es en tal sentido un ejemplo de economía y sabiduría expresiva. Las partes scherzantes que abren los actos extremos están trabajadas según la técnica de breves temas superpuestos -algunos a modo de motivos conductores- que Verdi había elaborado en su reciente Falstaff. Pero el lirismo y melodismo puccinianos y su espléndido tratamiento armónico y refinada instrumentación aparecen muy bien estructurados y movilizados para crear atmósfera y trascendencia en las secciones más lentas, con algunas de las frases más célebres de la historia del género: "Che gelida manina", "Si, mi chiamo Mimí", el "Vals de Musetta", "Mimí è tanto malata", "Donde lieta uscì, Sono andati…"

El Teatro Real ofrece, desde mañana hasta el próximo 6 de abril, nada menos que 16 funciones -algunas a precio módico- de este título en la espectacular y conocida puesta en escena de Gian Carlo del Monaco, que utiliza todas las posibilidades del Teatro en un dechado de imaginación y orden, puede que con cierto exceso de barroquismo. Pero la narración, que se sitúa en la época del compositor (algo discutible pero que tiene sentido), resulta muy amena. Jesús López Cobos y David Jiménez se reparten el foso. En los principales papeles, tres Mimís -sopranos líricas de cierta consistencia- de relieve: Norah Ansellem, Inva Mula (que triunfaron como Violetta la pasada temporada) y ángeles Blancas. Aquiles Machado, a quien ya se aplaudió hace tiempo en Rodolfo, ahora con la voz más llena, se alterna con Roberto Aronica, un treintañero de buenas hechuras, discípulo de Bergonzi.