Música

Diálogo de Carmelitas, tragedia revolucionaria

El Real acoge la ópera de Poulenc

8 junio, 2006 02:00

Foto: Hans V. D. Bogaard

Una de las novedades de la temporada madrileña es la presentación de la ópera Diálogos de Carmelitas de Poulenc en el Real. Es probable que sea su estreno en Madrid. Desde luego de 1964 hasta aquí no se ha puesto en escena; y vio la luz solamente siete años antes, el 26 de enero de 1957, en La Scala de Milán. Se basa en un guión cinematográfico de Georges Bernanos, seguidor a su vez de la novela La última del cadalso de la alemana Gertrud von Le Fort de 1931, que narraba el hecho histórico de la ejecución, el 17 de julio de 1794, en plena Revolución francesa, de 16 monjas del convento de Compiègne.

Diversos problemas personales y dificultades en la adquisición de los derechos retrasaron el estreno (en italiano). El libreto, que aligera notablemente el original, se centra más en la lucha interior de Blanche de La Force, en su conflicto de fe, en los aspectos espirituales de ella y de las monjas, que en la acción de trasfondo histórico-político. Entre las influencias, y fue el mismo compositor quien las señaló en su día, figuran las muy queridas de Debussy -estamos en la estela de Pelléas en cuanto a estructura y disposición discursiva-, Monteverdi -características frases de corte ascendente-, Musorgski -declamación, recitativo melódico, escenas conversacionales entre las monjas, escenas con los comisarios, lectura del carcelero…- y Verdi -muerte de la Priora, con Aida y Trovador al fondo-. La escritura, de gran refinamiento, es melódica, tonal, con estratégicas disonancias. Los interludios tienen con frecuencia aire de marcha, más o menos fúnebre, y aprovisionan de material temático y armónico a las escenas subsiguientes, en un trabajo de variación continua admirable y cargado de sentido dramático. Abundan los trémolos, los ostinati, los ritmos obsesivos. La secuencia final es espléndida: una hermosa y climática Salve Regina. Los terroríficos golpes de la guillotina van sonando a medida que las monjas van cayendo, en una despedida cuyo planteamiento recuerda al de la Sinfonía de los Adioses de Haydn. El Deo Patri gloria de Blanche, la última en subir al cadalso, resulta especialmente conmovedor.

El amplio reparto, en el que intervienen nada menos que 27 voces, aparece encabezado en estas funciones madrileñas, que se abren hoy mismo, por la veteranísima Raina Kabaivanska, que encarna a la vieja Priora. A su lado destacan los nombres de Andrea Rost, Gwynne Geyer, Barbara Dever y Patricia Petibon, una especialista en el papel de Sor Constance. La minuciosa y firme batuta de López Cobos estará en el foso. La producción, de la ópera Neerlandesa, promete: viene avalada por la firma del canadiense Robert Carsen.