Música

Granada 06

Entre Mozart y Barenboim

22 junio, 2006 02:00

Mitridate, Rè di Ponto en el montaje de Santa Fe. Foto: Ken Howard

Dos son los grandes protagonistas de la actual edición del Festival de Granada que se inicia el 23 de junio: Mozart y el director Daniel Baremboim. Del primero podrá escucharse un título nada corriente, Mitridate Rè di Ponto, en una producción realizada por el reconocido Francisco Negrín. Por su parte, el maestro argentino regresa a la ciudad, por segundo año, y pondrá la guinda con su versión del Acto II de Tristán interpretado por nombres de la talla de Katarina Dalayman, Rene Pape y Ben Heppner.

Mozart está también muy presente en esta edición del Festival de Granada teniendo en cuenta que el mundo entero celebra su 250 aniversario. La figura del salzburgués se enseñorea del Palacio Carlos V desde el mismo comienzo de la muestra con la ópera seria, casi de niñez, Mitridate, Rè di Ponto, una obra de alto interés pese al consabido uso del aria da capo. Pero hay que subrayar que, dentro de ese pie forzado, son varios los tipos de arias que cabe considerar. El muchacho austriaco tenía ya el don de iluminar el alma de personajes de puro cartón piedra. He ahí la diferencia del compositor, aún a los 14 años, con otros de su entorno, incapaces de salir del cartón piedra. En Mozart hay vida, sentimiento y humanidad. La versión proviene de la ópera de Santa Fe, un teatro de notable prestigio en Estados Unidos, dirigida en lo escénico por Francisco Negrín y en lo musical por Harry Christophers, que abandona por un momento a sus The Sixteen. Donald Kaasch es el temerario que se enfrenta a la ardua parte titular. Otros papeles están a cargo del contratenor Flavio Oliver y la soprano Ofelia Sala.

Sir John Eliot Gardiner y sus huestes se exhibirán con las tres últimas sinfonías y con la Gran Misa K 427 del genio, en un par de sesiones que prometen lo indecible: este músico inglés ha configurado unos conjuntos maravillosos por su afinación, empaste y belleza tímbrica, atentos siempre a su ordenado y sereno mando. Otros dos centenarios tienen igualmente reflejo: Vicente Martín y Soler, con un arreglo para cuarteto y solistas de su ópera Andromaca, y Juan Crisóstomo Arriaga, con dos conciertos de los activos Paul Dombrecht e Il Fondamento en los que se ofrecerán algunas obras vocales de rara inserción.

Colón protagonista
El Festival, siempre atento a este tipo de efemérides, centra buena parte de su atención en el quinto centenario de la muerte de Cristóbal Colón, personaje que empezó a alcanzar su grandeza en Andalucía. Los conciertos se dividen en dos apartados. Uno denominado "Colón, testigo del Nuevo Mundo", que alberga actuaciones de La Trulla de Bozes (Sevilla, puerta de América: obras de Peñalosa, Morales, Guerrero), The Orlando Consort y Dufay Collective (Decadencia y política: obras de españoles y flamencos), Hespèrion XXI y la Capella Reial con Savall (La metamorfosis de la fe: obras de Morales, Flecha, Correa de Araujo, Fernández…) y Ensemble Micrologus (Mare Nostrum. Antico Mare: Cantigas, cantos mozárabes y sefarditas). Otro concierto de Hespèrion XXI se engloba en el epígrafe "Colón, Los paraísos perdidos" e incluye músicas arábigo-andaluzas, judías y otras de la Antigua Hesperia.

Por supuesto, hay otros eventos de interés. Por ejemplo, el estreno absoluto del Réquiem de José García Román, con la ONE (que se repetirá también en el Festival de Santander) y Arturo Tamayo. Buena oportunidad de valorar de nuevo la madurez actual del lenguaje de este músico granadino, cuyos pentagramas, de trazo firme y con frecuencia sombrío, de muy amplio espectro expresivo, nos dicen siempre algo; más allá de la pura forma o estructura. Por ejemplo, el recital Schumann (150 años de la muerte) de Nathalie Stutzmann, una voz oscura, de sugerentes acentos y proverbial sobriedad expositiva. Por ejemplo, el recital de Christian Zacharias (Mozart, Ravel, Schubert), o las suites de Bach por Heinrich Schiff, que podrá demostrar que es mejor chelista que director.

Y el gran acontecimiento sinfónico: la participación, por segundo año consecutivo, de Barenboim y su Staatskapelle de Berlín en tres conciertos sustanciosos: Erwartung de Arnold Schünberg (con la hoy muy aplaudida Angela Denoke), la tan sobada Primera de Gustav Mahler; Concierto nº 23 de Mozart (con don Daniel en el teclado) y la desolada Sinfonía nº 9 del propio maler Mahler; y acto II de Tristán de Richard Wagner con Katarina Dalayman y Ben Heppner, dos voces muy interesantes, aunque quizá no las idóneas (¿dónde están hoy?). Todo un acontecimiento.