Música

Boulez maestro de maestros

El compositor francés dirige en Zaragoza y Barcelona

8 marzo, 2007 01:00

Pierre Boulez

La visita a Zaragoza, el sábado próximo 11 de marzo, y a Barcelona, el domingo día 12, del histórico Ensemble Intercontemporaine al mando de su fundador Pierre Boulez es, sin duda, uno de los más importantes acontecimientos de la temporada. Este compositor y director nacido en Montbrison en 1925, es uno de los artistas más influyentes en la evolución de nuestro arte desde sus iniciales posiciones postwebernianas. Y lo es aún ahora, cuando ya, como creador, lo que viene haciendo es repetirse a sí mismo, reciclando anteriores partituras y buscando de esta manera horizontes instrumentales todavía inexplorados. Como los hallados en una de sus más recientes elaboraciones, Sur incises, escrita para tres pianos, tres arpas y tres percusiones, que es una traslación de su Incises, de 1994, revisada a su vez en 2001, prevista para piano solo.

Siempre es reconfortante el reencuentro con un artista de la talla de Boulez, alguien que posee el eminente título de dinamitador de la música europea de la segunda mitad de siglo XX, junto al alemán Stockhausen. Sus trabajos compositivos, representativos de un serialismo integral llevado a muy racionales consecuencias, trazados con tiralíneas, sentaron cátedra en los cincuenta por la sabia distribución de los ritmos y el control exhaustivo de los timbres, y por la consecución de gestos que alguno denominó de "lúcida furia". Su música está como cristalizada, llena de agresivas texturas, de transparencias y colores vivos; en ella prima la diafanidad de una estructura seriamente pensada y firmemente trabada; una música si se quiere cerebral, que no deja casi nada al azar.

No es ninguna mala idea que en estos conciertos se interprete también su primera Dérive, compuesta en 1984 para flauta, clarinete, violín, chelo, vibráfono y piano, más tarde transcrita para once instrumentos y que, a su lado, se incluya Intégrales (1924-25) de Varèse, uno de los grandes pioneros de la música moderna. Se trata de una partitura para metales y percusión. El programa se completa con el Concierto de Cámara (1969-70) de Ligeti, para 13 instrumentistas, un prodigio de equilibrio y finura salido de la pluma de uno de los músicos más imaginativos de los últimos decenios, desaparecido hace no mucho.ç

Gran cita, pues, con algunos de los pentagramas más significativos de la vanguardia, entendido el término en su sentido lato. El grupo francés sabrá dar excelente cuenta de ellos gobernado por el mando claro, vigoroso, de rigurosos planteamientos rítmicos y una especial disposición para la pintura al aguafuerte del propio Boulez, quien, en esta faceta rectora, desarrolla con milimétrica correspondencia los presupuestos que basan su actitud creadora. No en vano este artista, adusto, severo, concentrado y preciso, ha sido llamado poeta de la exactitud.