Image: Nuevos rumbos para Peralada

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Música

Nuevos rumbos para Peralada

El festival busca públicos masivos incluyendo nombres con tirón

19 julio, 2007 02:00

Un momento de la ópera los cuentos de Hoffmann

Las óperas Los cuentos de Hoffmann y El barbero de Sevilla, y las actuaciones de Serrat, Sabina y Miguel Bosé protagonizan el programa del Festival de Peralada. En plena transformación, exigida, en parte, por los gustos de los nuevos espectadores, la cita la inaugurará mañana -20 de julio- la Filarmónica de San Petersburgo con El lago de los cisnes de Chaikovski.

La muerte de Luis Polanco, asesor musical, hombre inquieto y trabajador, y con ideas, fue un duro golpe para el Festival de Peralada -que comienza mañana- en el que sigue prestando servicios de altura el director hasta ahora, Luis López de Lamadrid. Se empieza por estas razones una nueva etapa, en la que figura al frente el nombre de Juan María Gual. Este certamen apostó en su más reciente época, pasados ya planteamientos en exceso conservadores, herencia de las antiguas galas musicales, por un claro mestizaje, una combinación y superposición de géneros y estilos, y un totum que en modo alguno llega a ser revolutum; una tendencia que parece acusarse todavía en mayor medida en la presente edición.

Lo multidisciplinar, lo variado, lo mezclado, lo más contrastado -en el sentido cultivado-, salvando distancias, por Edimburgo o Viena, revela la buena organización del equipo que depende de la Asociación Cultural Castell de Peralada.

En el recinto monumental se han estrenado óperas como Babel 46 de Xavier Montsalvatge o Pepita Jiménez de Isaac Albéniz, en la versión revisada por Josep Soler, y títulos recientes de Josep María Mestres Quadreny o Tomás Marco. Este año, la ópera está bastante bien representada. Por un lado, tenemos Los cuentos de Hoffmann de Jacques Offenbach (27 y 29 de julio), dirigida en lo musical por Miguel Ortega y escénicamente por Lindsay Kemp, en una coproducción con Cantabria y San Sebastián, donde sobresalen las voces de Aquiles Machado y María José Moreno.

Aquél ha hecho suyo el papel del fantasioso y dipsómano escritor, en el que triunfó hace ya tiempo, a las órdenes de Gian Carlo del Monaco, en el montaje del Teatro de La Maestranza. Ahora, con la voz más ancha, aunque menos fácil, podrá conceder al personaje un mayor tinte dramático. La soprano andaluza, de instrumento cristalino y claro, es ideal para Olimpia si se encuentra en las mejores condiciones. Anna Maria dell’Oste es Antonia, Giuseppina Piunti, Giulietta, y Annie Vavrille, Nicklause.

Títulos importantes. Será muy interesante ver cómo se desenvuelve en los cuatro papeles diabólicos el bajo Felipe Bou, un joven artista de excelente línea, bien asentada emisión y absoluta corrección musical al que, extrañamente, vemos muy poco por nuestros más importantes escenarios. El otro título importante del repertorio es El barbero de Sevilla de Gioachino Rossini (16 de agosto), que ya se viera aquí hace unos seis años en la traviesa producción de Carles Santos. En esta ocasión es el muy imaginativo, aunque dentro de un orden, Dmitri Bertman quien, con su modesta pero rompedora compañía Helikon de Moscú, lo lleva a escena. La responsabilidad musical es de Konstantin Chudovsky. Si seguimos en la parcela vocal, hemos de apuntar la sustanciosa gala con las buenas voces de la mezzo aguda italiana Sonia Ganassi y la soprano estadounidense ampliamente lírica Sondra Radvanovsky, uno de los timbres más frescos y luminosos del presente, que actuó no hace mucho tiempo al lado de Plácido Domingo en el Cyrano de Valencia.

Dentro del mundo danzable se anuncian dos actuaciones del Ballet de Boston -La Sylphide (14 de agosto) y un espectáculo Balanchine (15 de agosto)-, otra de Julio Bocca con su propuesta Adiós, hermano cruel (7 y 8 de agosto), ya muy paseada por España, y el Ballet Flamenco de Andalucía de Cristina Hoyos (10 y 11 de agosto), una luchadora, magra y austera, a la que nunca abandona aquel duende que se metió en su cuerpo durante su etapa con Gades y que puede derramar en este caso con ese previsto Romancero gitano de Federico García Lorca, un montaje en el que interviene la mano conocedora y creadora del director de escena José Carlos Plaza.

Un buen equipo de cantaores y bailaores amenizan una función que cuenta también con las guitarras de Andrés Martínez y Ramón Amador, y la percusión de Roberto Carlos Jaén. Es justamente en ese universo donde se va a rendir homenaje al llorado Polanco: se le dedica una sesión flamenca a cargo de un grupo de artistas entre los que figura el cantaor Miguel Poveda y que dirige el músico y arreglista Joan Albert Amargós.

Yuri Temirkanov. En otro ámbito escénico, tenemos al siempre polémico director de teatro gallego Calixto Bieito, aquí con un espectáculo con texto de Esquilo titulado Los persas. Réquiem por una guerra (18 de agosto), donde aparecen actores (en primer lugar, Natalia Dicenta), instrumentistas y cantantes. Es en el reducto teatral donde brilla en mayor medida -lejos del ámbito operístico, en el que han de servirse, además de una acción, unos pentagramas- el talento de este artista que usualmente tiene imaginación y cosas que decir; y no precisamente banales.

La parcela sinfónica está presente de manera prácticamente exclusiva en la inauguración, mañana, a cargo de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo que, de la mano del magnético Yuri Temirkanov, se bañará en las aguas sentimentales de una suite del ballet El lago de los cisnes y de la Sinfonía Patética de Piotr Illich Chaikovski, una de las composiciones que mejor convienen a este adusto, pero fantasioso director, capaz, si tiene un buen día, de crear atmósferas de una indudable sugerencia y delinear con rara intensidad una música que parece salir de sus manos.

El jazz está bien cubierto, en primer lugar, dentro de una vertiente más ligera, con Georges Benson y Al Jarreau, dentro del espectáculo Givin it Up; en segundo término, por el siempre estimulante y creativo Keith Jarret, que tiene el lujoso acompañamiento del bajista Gary Peacock y del batería Jack DeJohnette. Miguel Bosé, Sabina y Serrat (éstos dos juntos, el 19 de agosto) pasean igualmente sus proyectos, ya bastante manidos a estas alturas.

Hay también atención a la infancia con una propuesta denominada Pirats: Els joglars flotants, creación de Unic Productions. No menor relevancia tienen las actuaciones de Carlos Núñez y sus gaitas, que se verá apoyado por la Orquesta Nacional Clásica de Andorra. Entre las diversas manifestaciones de carácter popular, hemos de señalar una tan ancestral y mística como El misterio de Elche, que se brinda, con la dirección de Manuel Ramos Aznar, en una versión orquestada con voces mixtas. Y en una línea muy diferente, la sesión titulada Noche de rumba catalana, Temps de caló, que se divide en cuatro partes y promete mucha marcha. A su frente están en la dirección, el guión y los arreglos, Josep Mas y Antoni Carbonell.

Dos artistas bien distintos brindan sus habilidades en sendos recitales. Por un lado, la soprano Ainhoa Arteta con una selección de canciones hispano-americanas de Guastavino, Ramírez, Ovalle, Montsalvatge, León, Valcárcel, Guinovart, Lacerda y otros. Contará con la colaboración de la Orquesta de Cadaqués y la batuta de una de las jóvenes figuras actuales, el asturiano Pablo González. Por otro, el violinista de origen libanés Ara Malikian, muy activo en nuestro país desde diversos frentes, que ofrece un espectáculo escenificado para niños alrededor de las Cuatro Estaciones de Vivaldi.