Image: 'Déjà vu' musical en Hollywood

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Música

'Déjà vu' musical en Hollywood

Horner y Zimmer, Avatar y Holmes, favoritos

5 marzo, 2010 01:00

El compositor francés Alexandre Desplat, nominado por Fantastic Mr. Fox.

En la nómina de compositores que concurren este año a la Mejor Banda Sonora de los Oscar, James Horner y Hans Zimmer se perfilan como favoritos en una ceremonia marcada por habituales como Desplat.

En la nominación 2010 de los Oscar a la Mejor Banda Sonora de la Academia de Hollywood no se ha colado ningún outsider o correcaminos foráneo al mundo de la música fílmica, que, desde hace unos años son -Kaczmarek, Santaolalla, Marianelli, Rahman- los que ganan dentro de esa privativa tendencia de los académicos a premiar sistemáticamente al peor. Para encontrarse con la última vez que la Academia distinguió a un genuino profesional de la banda sonora hay que irse a 2004, al segundo Oscar de Howard Shore por El retorno del rey.

Todos los aspirantes de este año han sido nominados previamente. Alexandre Desplat concurre por tercera vez, pero cada año su propuesta resulta peor que la precedente. En 2007 su fabulosa partitura para The Queen mereció la estatuilla, pero Santaolalla (Babel) se cruzó tan fatal como caprichosamente en su camino en una edición también fatal para nuestro Javier Navarrete (El laberinto del fauno) y el mítico Philipp Glass (Diario de un escándalo).

Desplat regresó en 2009 con El curioso caso de Benjamin Button, en donde la baja calidad era ostensible: la música era un trasunto de The Queen, y la faena -a la inversa- se remata con este Fantastic Mr. Fox de Wes Anderson: de nuevo el ondulante balanceo rítmico que acompañaba a Helen Mirren, "el" tema repetido ad nauseam y, recurso a lo Santaolalla, monumental presencia de piezas más o menos de repertorio que van desde los Beach Boys y los Rolling Stones a Cole Porter o al mismísimo Georges Delerue, homenajeado con citas de La noche americana de Truffaut, mas un casi plagio de Morricone.

Y ya que vamos de dibujos, la otra "peli" es Up, notorio y emotivo filme de Pixar, con un envoltorio sonoro de Michael Giacchino -segunda nominación-, que se ha hecho con el Globo de Oro, promisorio augurio para la ceremonia del 7 de marzo. Up es un buen trabajo, con algunos instantes de brillante inventiva -aunque su tema de vals llega a ser omnipresente-, pero no está a la altura de su imaginativo trabajo para Ratatouille. Con lo cual llegamos a las dos grandes injusticias en el apartado de la animación: la ausencia flagrante de una absoluta joya musical como Coraline de Bruno Coulais y la nominación sólo en el apartado de las canciones (Almost there y Down in New Orleans) del no menos sensacional trabajo de Randy Newman para Tiana y el sapo, que le pertenece al cien por ciento y que se halla al nivel del Buscando a Nemo (2003), de su primo Thomas Newman.

Antítesis Horner-Zimmer
A mitad de camino están Marco Beltrami -segunda nominación- y Buck Sanders (En tierra hostil) con una propuesta eficaz que combina electrónica, cantos autóctonos (Irak) y oscuros sonidos orquestales en una composición tan austera como descarnada. La antítesis llega con las dos partituras de James Horner (Avatar) y Hans Zimmer (Sherlock Holmes), dos veteranos ganadores de Oscar. Dentro de su despliegue de colorido y fantasía, cada uno de ellos es, a su vez, antinómico. Horner recurre a todo -no en vano Cameron lo ató contractualmente durante los 18 meses de Avatar- y no le falta de nada: orquesta sinfónica en pleno, coro, solistas, sintetizadores y hasta tratamiento vocal onomatopéyico (remedador del habla "navi") para una parafernalia que configura una partitura efectiva, de perfecta sintonía con el despliegue visual, y en donde no faltan rasgos inconfundibles de su música, como su sempiterno motivo "do-do#-re-do#".

Zimmer, extraña mutación en su modus operandi, opta por la restricción y la continencia en su trabajo para el Holmes de Guy Ritchie: orquesta de 32 músicos -que suenan como 100-, instrumentos solistas que se vuelven casi personajes de la película -el cimbalom, el banjo, el violín y, sobre todo, el contrabajo y el hiper-contrabajo (experibass) de Diego Stocco-, fuerza rítmica aplastante y una creación de ambiente tan sugestiva como turbadora. Si la ley divina existe, Horner o Zimmer deberían llevarse el premio a casa, pero en Los Ángeles suelen regir otras leyes...