La soprano rusa Anna Netrebko.

Batutas como Vladimir Spivakov o Marc Minkowski y orquestas como la Royal Philharmonic del Reino Unido o la Sinfónica de la Radio de Stuttgart, son algunos de los invitados al Festival de Música de Canarias que comienza hoy.

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Después de veintisiete años hay que reconocer que el Festival de Canarias, sin duda una de los más importantes de nuestro país, tiene escaso alcance fuera de las islas, dadas las dificultades que suponen las distancias, que por otra parte encarecen al presupuesto. No cabe dudar, sin embargo y en sentido contrario, que se trata de un certamen bien ensamblado, que reúne a algunas de las mejores orquestas del mundo y que ha impulsado algunos relevantes estrenos, actividad ésta que era del gusto del prematuramente extinto Rafael Nebot, su primer director y animador. Con sus pros y sus contras, el Festival subsiste y parece que va a seguir contra viento y marea. En relación con otros años, esta edición ofrece menos conciertos debido al recorte económico, aunque ha hecho más manejable la programación para el aficionado.

Atraer también al turista
Ha sido diseñada por Candelaria Rodríguez, que asumió la dirección el pasado año y con ello una programación concebida por su predecesor. Puede, pues, decirse que en esta edición se estrena. Lo hace con un presupuesto menor que en ocasiones anteriores (en torno a los tres millones de euros) y con la idea de convertirlo en un reclamo cultural también para los turistas. "Las islas son un destino muy solicitado por los europeos y creemos que también podemos interesarles con nuestra oferta de conciertos. Por ello hemos incorporado dos auditorios nuevos en zonas turísticas, como son el de Expomeloneras, en Maspalomas, y el Magma, en Costa Adeje". El certamen tiene en Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife su centro neurálgico, pero también se desarrolla en las islas no capitalinas, destinos muy solicitados por las formaciones. Abre el fuego la Filarmónica Nacional de Rusia, al mando del ex virtuoso del violín Vladimir Spivakov, con arias y dúos de ópera y opereta por el matrimonio Anna Netrebko, soprano, y Erwin Schrott, bajo, muy en boga. La segunda sesión está dedicada a Saint-Saëns (Concierto para chelo n° 1, con Leonard Elschenbroich) y a Chaikovski (Romeo y Julieta y Sinfonía n° 4).

Luisi y la Sinfónica de Viena
Del 22 al 25 de enero se podrá degustar la sonoridad, algo agreste pero rica, de la Sinfónica de Viena a las órdenes de un director certero como es Fabio Luisi, que sabe aunar el intelecto y la pasión dentro de unas construcciones siempre vigorosas. Programas muy vieneses: Júpiter de Mozart y Cuarta de Brahms; Incompleta de Schubert y Sexta de Mahler.

La Sinfónica de la Radio de Stuttgart con Roger Norrington, maestro recuperado de una grave afección y músico de planteamientos originales, que obliga a tocar sin vibrato, buscando una sonoridad más auténtica, sitúa en atriles el Concierto para piano n° 1 de Brahms, con la muy cotizada joven Yuja Wang, la Obertura Leonora III y Sinfonía n° 7 de Beethoven, la Serenata para tenor y trompa de Britten (con Benjamin Hulett y Wolfgang Wipfler) y la Sinfonía Praga de Mozart.

Cierra el Festival la Royal Philharmonic Orchestra, una de las más sólidas del Reino Unido, que viene acompañada por el veterano Charles Dutoit. Los programas son en "routine": El corsario y Sinfonía Fantástica de Berlioz, Concierto para piano n° 2 de Saint-Saëns (con un pianista de la tierra, Jorge Robaina), el Tricornio de Falla y El pájaro de fuego de Stravinski. Hay curiosidad en la obra de nuevo cuño, encargo del Festival: Ymarxa del también pianista Gustavo Díaz Jerez.

Programas de alto voltaje
Interés reviste siempre cualquier actuación de Les Musiciens du Louvre, con la fustigante batuta de Marc Minkowski, que organizan dos programas de alto voltaje, uno con la versión reorquestada por Mozart de Acis y Galatea de Händel, con Julia Kleiter, soprano, Colin Balzer, tenor, Markus Brutscher, tenor, y Mika Kares, bajo; y otro muy francés y realmente exquisito, con Shylock de Fauré, Las noches de estío y Muerte de Ofelia de Berlioz y la muy juvenil Sinfonía en do mayor de Bizet. La parte vocal corre a cargo de la mezzo sueca Anne Sofie von Otter, siempre refinada. Pero lo que ofrecen las orquestas nacionales no es para echar en saco roto. La Sinfónica de Tenerife, dirigida por Manuel Hernández Silva, por ejemplo, estrena otra obra, ésta de M. Gálvez, In Memoriam (Un día de invierno como algunos poetas desearon), que se une a la Serenata para cuerdas de Chaikovski y la Sinfonía n° 12 de Shostakovich. La Filarmónica de Gran Canaria y su titular, Pedro Halffter, abordan la obertura de El holandés errante de Wagner, el Concierto para piano de Schumann (Elena Bashkirova en el teclado) y el Cuarteto para piano y cuerdas op. 25 de Brahms en arreglo de Schönberg, obra que es muy del gusto de la batuta. Intervienen asimismo la Orquesta y el Coro de la Comunidad de Madrid, el Coro de Cámara del Palau de Barcelona con Encinar en el podio para interpretar el Stabat Mater de Rossini. Solistas: Ainhoa Arteta, Mª José Montiel, Ismael Jordi y Nicola Ulivieri.

Anotemos sendos recitales vocales de dos cantantes de casa, Nancy Fabiola Herrera (Albéniz, Toldrá, Granados, Viardot, Milhaud, Montsalvatge y Espirituales) y Celso Albelo (Turina, Piazzola, Verdi, Vives, Serrano, Donizetti, Ginastera y Guastavino), ambos con el mismo acompañante; Rubén Fernández Aguirre. La pianista Samira Tarraue por su parte toca obras de Schumann, Beethoven y Schubert en La Laguna. Y en las demás islas se encuentran con los Trodheim Soloists, The English Concert y el Cuarteto Particella. La muestra se completa con una serie de actividades infantiles: Niños de San Florián, el conjunto Pagagnini, Las Sinfónicas de Tenerife y de Las Palmas dirigidas por Pascual Osa y la animación de Fernando Argenta.