Harry Christophers.
Harry Christophers dirigirá el lunes en el Auditorio Nacional a la ORCAM y a cuatro solistas de The Sixteen en el Ave verum corpus y el Réquiem de Mozart.
Cuesta imaginarlo, pero existe una versión doméstica de Harry Christophers (Gran Bretaña, 1953) que se encierra en la cocina y dirige con la cuchara sopera temas de los Rolling Stones, Led Zeppelin, Oasis o Jethro Tull. "Mi mujer ya no se extraña cuando me ve cantando Dance Into The Light de Phil Collins. Sabe que es mi momento de desconexión con el mundo". Lo dice uno de los mayores especialistas de música barroca y renacentista del momento, que abrirá un paréntesis en su agenda para abordar el lunes el Ave verum corpus y el Réquiem de Mozart en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional dentro de la temporada de la ORCAM. "Para mí es un privilegio que José Ramón Encinar y Jordi Casas me den la oportunidad de plantarme frente a la Orquesta y el Coro de la Comunidad", asegura el principal director invitado de la Orquesta Ciudad de Granada. "No exagero si digo que Valencia ya no está tan lejos de Berlín y Viena. España no ha dejado de crecer musicalmente en los últimos treinta años". En ese tiempo, Christophers ha grabado más de cien discos con su coro, The Sixteen, que ha surtido de solistas británicos los dos himnos religiosos del programa mozartiano: la soprano Julie Cooper, la contralto Alexandra Gibson, el tenor Mark Dobell y el bajo Eamonn Dougan.
Ración de cultura
Para el director británico, la música es un servicio de primera necesidad. "Nadie se atrevería a quitarnos un día de nuestro fin de semana, pero pocos protestan si se les priva de su ración de cultura". De su botica musical sale Hail, Mother of the Redeemer, un "disco tributo" a Tomás Luis de Victoria (a quien no duda en considerar "muy superior a Palestrina") en el 400 aniversario de su muerte y que servirá de eslogan a una gira británica de varias semanas que impedirá su asistencia a la Semana Religiosa de Cuenca en su 50 edición. "A lo largo de esta temporada visitaré Granada, El Escorial y Valladolid. La soleme espiritualidad de los conciertos de Cuenca es una cita obligada que lamento perderme".