Foto: Agustín Muñoz.

El Festival de Música Antigua de Sevilla, el ciclo Universo Barroco del Auditorio Nacional y el Festival de Arte Sacro de los Teatros del Canal de Madrid aprovechan el esplendor de los conjuntos españoles especializados en el repertorio antiguo. El Cultural analiza un fenómeno generacional que pide paso en los conservatorios.

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  • España ha tardado en incorporarse a la revolución interpretativa del barroco. Existía el antecedente pionero de Jordi Savall, ahijado en Francia al abrigo de todas las mañanas del mundo, pero la proliferación de orquestas, solistas y cantantes se antoja mucho más reciente. Probablemente porque han regresado a Iberia los músicos que estudiaron en las grandes canteras continentales -Holanda, Alemania, Inglaterra- y porque se ha producido un interés musicológico hacia el repertorio nacional.



    Es el contexto en el que hemos descubierto a José de Nebra y a Antonio de Literes, cabezas de lanza de una generación de compositores españoles italianizados y provistos de bastante ingenio, que participaron del origen de la zarzuela y que em- piezan a apreciarse en los circuitos europeos, desmintiéndose las dimensiones del erial en que la música española se habría encontrado después del esplendor renacentista de Tomás Luis de Victoria, Francisco Guerrero y Cristóbal de Morales.Tanto vale el optimismo para la pujanza que la Escuela Superior de Música de Cataluña se ha convertido en cantera de artistas especializados, aunque no puede circunscribirse el fenómeno a un foco, ni a un solo epicentro, ni a un único rincón del mapa.



    Hacia la autosuficiencia

    Proliferan los festivales, las orquestas y las compañías discográficas. Sin existir una estrategia ordenada, sí ha ido creándose una suerte de estructura autosuficiente, tal como se desprende de la inminente agenda nacional. La Real Cámara de Emilio Moreno, a la vera de la soprano Raquel Andueza, recala en el Auditorio Nacional con nuevos hallazgos del barroco meridional (10 de marzo) mientras Pablo Heras-Casado, flamante estrella del podio, se reencuentra con la música de Victoria en el Festival de Arte Sacro de los Teatros del Canal (12 de marzo). También comienza en Sevilla el Festival de Música Antigua (Jordi Savall, la Orquesta Barroca de Sevilla...) y La Capella de Ministrers está a punto de sacar su grabación del Canticum Nativitatis de Victoria, un guiño al renacimiento en el que también se explica Invenciones de Glosas de La Capella de Marsias consagrado a Antonio de Cabezón.



    Es difícil hacer un inventario exhaustivo de las agrupaciones en boga, pero, a riesgo de excluir algunas, merecen citarse los casos de Los Músicos de su Alteza, La Tempestad, Forma Antiqva, Estil Concertant, Musica Ficta, Los Músicos del Retiro, el Concierto Español y la Orquesta Barroca de la Universidad de Salamanca. Quede claro que la afinidad de las orquestas barrocas españolas al patrimonio ibérico -la linde hispanoportuguesa no era entonces la que hoy nos aleja- no contradice la solvencia en el repertorio internacional de referencia. Sirva como ejemplo el caso de Al Ayre Español, especialista en Händel a las órdenes de Eduardo López Banzo e invitado de honor en el Bachfest de Leipzig: el conjunto aragonés interpretará La pasión según San Juan en junio en la misma iglesia donde fue estrenada, aunque a su jefe de filas le preocupa el desapego con que las instituciones están asistiendo a la eclosión de la música barroca. "Hay una contradicción", explica López Banzo a El Cultural. "Por un lado se ha alentado en los últimos años un desarrollo de infraestructuras y una tutela a los proyectos. Pero la crisis ha disipado el interés. Y la música ha sido sacrificada en los presupuestos. La cultura se considera prescindible, se elimina en primer lugar".



    Contra la españolada

    Se refiere López Banzo, por ejemplo, a la drástica reducción de la subvención que el Gobierno de Aragón ha "impuesto" a las economías de Al Ayre Español, pio- nera en el hallazgo del gran barroco español y exponente de la reputación internacional que han adquirido ciertos intérpretes nacionales. Le preocupa al director que los auditorios internacionales esperen de los grupos españoles una propuesta exótica y folclórica, una manera de relativizar su peso frente al gran repertorio y de fomentar la españolada. "Yo quiero que se me respete haciendo Bach lo mismo que se me respeta haciendo De Nebra. Estamos tratando de vencer esa resistencia. Y mi grupo ha conseguido hacer Händel, por ejemplo, con asiduidad en los grandes teatros, pero esta eclosión de la música barroca corre el peligro de abundar en los irremediables clichés".



    En 2013, Al Ayre Español cumplirá 25 años, más o menos los que Emilio Moreno lleva trabajándose su sitio y su reputación. Tanto como maestro de viola e intérprete polifacético como en su faceta de director de orquesta. El último ejemplo de su liderazgo consiste en la Ifigenia en Tracia, una ópera-zarzuela originaria de 1742 que reivindica la maestría y la audacia de De Nebra en tiempos de fertilísima competencia meridional. "Creo que puede empezar a hablarse de una escuela española en la manera de interpretar y de hacer", nos cuenta Moreno. "Tanto por la forma en que hacemos el repertorio español como por el acento meridional e imaginativo que podemos aportar a otros repertorios europeos. Existe un patrimonio extraordinario en el siglo XVIII español, pero no es sencillo sobreponerse a ciertos obstáculos".



    Barreras nacionales

    Se refiere Moreno a la fascinación incondicional que todavía existe hacia la música foránea y el correspondiente desapego al patrimonio propio. También alude a ciertas excentricidades coyunturales. Verbigracia el problema que a veces implica "música española" en el País Vasco o en Cataluña, como si temiera subvertirse el respectivo pesebre cultural. "Nos hemos encontrado con una paradoja. Nosotros somos capaces de interpretar música española y cualquier otro repertorio italiano, o alemán, pero los grupos extranjeros no se atreven con nuestros compositores. Quizá les cuesta entender ciertos rasgos característicos. Me refiero, por ejemplo, a la relación de la música culta y de la música popular, al idioma, incluso a la presencia de ciertos arcaísmos".



    Moreno tuvo que marcharse a estudiar a Suiza. Se doctoró en la Schola Cantorum Basilensis y se integró en formaciones holandesas de primera fila en colaboración con los Kuijken o con Brüggen. Un bagaje formativo gracias al cual puede ahora permitirse una cátedra en la Escuela Superior de Música de Cataluña, el centro más avanzado en la proyección de la música barroca, que ha suplido con creces el problema académico que existía en nuestro país respecto al déficit en el estudio de los instrumentos originales. Por lo general, el grado medio de los conservatorios sólo aloja las posibilidades del clave, la flauta de pico, la cuerda pulsada y la viola da gamba. La ESMUC va camino de redondear las 30 especialidades. Incluidos el violín barroco, el oboe original o la flauta travesera.



    Precisamente en Barcelona se han terminado de formar dos hermanos del clan Zapico. El tercero, Aarón, que es el mayor de ellos, redondeó sus estudios en La Haya a las órdenes de Jacques Ogg y se trajo la idea de fundar Forma Antiqva, conjunto de geometría variable que los Zapico han constituido en dos planos complementarios. Por un lado, el seicento italiano y el correspondiente tótem de Monteverdi. Por otro, el barroco (y el renacimiento) español, conscientes los tres hermanos de que, en cierto modo, corresponde a ellos dar la cara. "Hemos asumido una responsabilidad", explica Aarón Zapico. "Creemos que nuestra generación tiene el deber de recuperar y dignificar el repertorio español. Mucha de su escasa reputación está relacionada con lo mal que se ha interpretado, aunque también interviene el hecho de que es un periodo mal conocido".



    Respaldo institucional

    Para descubrirlo, se han puesto a investigar como detectives en los archivos de las catedrales de Oviedo y de Salamanca. Y han confirmado la primera impresión que les merece el XVIII español: "Puede que no exista un compositor a la altura de Bach, de Händel o de Telemann, pero es un periodo de extraordinario valor que merece ponerse al día y contar con un respaldo institucional". Es aquí donde flaquea el Estado español y donde puede constatarse un desinterés institucional que hace que los hermanos Zapico, surgidos por "generación espontánea" en la cuenca del Nalón, parezcan la versión trinitaria de Indiana Jones en busca de tesoros perdidos. "Lo que hace falta es sistematizar, crear un proyecto, un programa ambicioso para la misión de rescate. El momento es idóneo, porque existen discográficas, grupos, musicólogos. Está en juego hacer justicia a la música española y romper con los prejuicios o los clichés que tanto han deteriorado su reputación".



    Al principio existió Savall, con su barba de patriarca, su erudición, su talento mercadotécnico y su respeto de maestro. Fue el primero, aunque también ha querido ser el único, de modo que el eclipse savalliano ha tenido mucho valor desde el punto de vista del gran pionero pero ha corrido el riesgo de "titanizar" el escenario. No se le puede sustraer el mérito que implica haber abierto el camino. Pero es la tercera generación, la del clan Zapico, o la de Raquel Andueza, o la de María Espada, o la de Xavier Sábata, todos ellos cantantes de prestigio, la que ha avivado el fuego de un fenómeno que corre el riesgo de amalgamarse y que tiene la pretensión de reescribir un periodo oculto de la historia de la música occidental.



    Discográficas en versión original

    Mientras Jordi Savall (antes en EMI) sigue reuniendo en Alia Vox cinco siglos de canciones y danzas de España, sus competidores no pierden comba. En la constelación de Harmonia Mundi (donde brilla el talento de René Jacobs, Andreas Staier o Richard Egarr) cinco de los diez discos más vendidos en 2010 aluden al barroco. Entre ellos, una impresionante reedición del Et Jesum victoriano a cargo de Carlos Mena. En cuanto a las distribuciones de la marca francesa (el Ensemble Elyma de Gabriel Garrido en K617, la Real Compañía de Ópera de Cámara de Juan Bautista Otero en RCOC y el sobresaliente trabajo de La Grande Chapelle de Albert Recasens en Lauda) un 40% de la facturación viene de la música de este periodo. En Diverdi destacan el "interés emergente" por la recuperación del patrimonio musical español a través de sellos como Glossa, Columna Música, Verso, Tritó, Almaviva o Alqhai & Alqhai que reco- gen las mejores propuestas de Tomás Garrido, Los Músicos de su Alteza, Al Ayre Español y, recientemente, La Galanía y Forma Antiqva. En Universal, el "sello amarillo" sigue rifándose a algunos popes de la "versión original" (Andrea Marcon, Giuliano Carmignola, Andreas Scholl) y ha editado algunos proyectos locales, como la colección de Victoria de Michael Noone junto a la Fundación Caja Madrid, las grabaciones del Ensemble Plus Ultra y algunas óperas del "españolizado" Alan Curtis. G. R.