Música

Más luz sobre Weber

El Maestranza estrena El cazador furtivo

25 marzo, 2011 01:00

Un momento de la producción de Achim Thorwald.

Considerada la primera ópera romántica alemana, Der Freischütz de Carl Maria von Weber llega el viernes a Sevilla en una producción de Achim Thorwald que dirige musicalmente Andreas Spering.

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  • El romanticismo pleno, el que emana de los ecos de la foresta, de las leyendas de la tradición germana, de las fantasmagorías más terroríficas, servidas por un espectro sonoro magistral, que anida en la soberana y estimulante ópera Der Freischütz de Carl Maria von Weber (1786-1826), llega al Teatro de la Maestranza de Sevilla esta tarde en una colorista y muy clásica producción de la Ópera de Karlsruhe. Achim Thorwald firma una interesante producción que narra la fantástica historia de amor entre el cazador Max y la joven Agathe. Dirige desde el foso a la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla un valor seguro como Andreas Spering, habitual en los teatros más sólidos de Alemania.

    No es el único nombre digno de mención que se repetirá en otras dos representaciones, los días 28 y 31 de este mes. En el escenario se situarán algunas voces de interés, como la del tenor Michael König, lírico de penetrante timbre, a falta todavía de atemperar su emisión; la de la soprano Manuela Uhl, lírica ancha dotada de buen metal, en el camino de encontrar el refinamiento que piden las tan románticas páginas de Agathe; la de la muy lírica Ofelia Sala, timbre fresco y vibrátil para Ännchen; la del robusto y algo tosco barítono Gordon Hawkins, adecuado para el siniestro papel de Kaspar, o la del joven bajo islandés Bjarni Thor Kristinson, en los ropajes del eremita.

    La obra de Weber (llamada incorrectamente en castellano El cazador furtivo) está considerada como la primera ópera romántica alemana, la que inaugura toda una época y asume la representación de un género lírico propio, autóctono e independiente y, aun así, directamente derivado de esquemas y melodismos venidos de Italia. La temática, la construcción y la atmósfera están en la línea del gran singspiel de Mozart (La flauta mágica) o Beethoven (Fidelio). Cuando Weber la estrena, el 18 de junio de 1821, en Berlín, la composición se constituye en un sintetizador de esas influencias y en un ejemplo a seguir, por encima de logros menos personales de Spohr y otros.

    En la misma estela, ampliando horizontes, se situarán Lortzing, Marschner, Nicolai y más tarde Wagner, que será el gran innovador y en cuyas obras las texturas orquestales, el tratamiento de las armonías, el manejo de los timbres, incluso en productos de madurez, provienen de esa fuente.

    Entre las magníficas escenas de Der Freischütz sobresale, por impresionante, la de la Garganta del Lobo, donde, envuelta en una prodigiosa e innovadora orquestación y una habilidad pictórica singular, tiene lugar la fundición de las balas mágicas.