Música

El Rey Sol ilumina el Canal

Le Poème Harmonique estrena en España El burgués gentilhombre de Molière y Lully

6 mayo, 2011 02:00

Integrante de Le Poème Harmonique. Foto: Marco Borggreve.

El montaje de la compañía francesa, que podrá verse en tres únicas funciones los días 6, 7 y 8 de mayo en la Sala Roja de los Teatros del Canal de la Comunidad de Madrid, constituye uno de los testimonios más hermosos del barroco, que recupera el tono festivo de la comédie-ballet.

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  • Por primera vez en España, los Teatros del Canal reciben, entre hoy y el domingo, un espectáculo absolutamente insólito. Se trata de la célebre comedia de Molière, El burgués gentilhombre, tal como fuera concebida para su estreno de 1670, acompañada por la música de Jean-Baptiste Lully y una magnífica recreación de esos ballets que aportaron dinamismo y un delicioso punto de delirio a la obra, gracias al concienzudo trabajo de Vincent Dumestre y Hervé Niquet, al frente de Le Poème Harmonique.

    El burgués gentilhombre, undécima y última colaboración, y también la más gloriosa, entre los dos genios, no es sólo una de las cumbres del teatro universal, también constituye una suerte de manifiesto barroco. Aboga por un enriquecedor diálogo entre las artes, y en concreto por la fusión del teatro, la música y la danza en un fastuoso divertimento, destinado al real esparcimiento de Luis XIV. En este ambicioso proyecto, la música de Lully está servida con un derroche de colorido, una exultante profusión tímbrica y unas ornamentaciones orquestales realizadas con vigor y con ardor y un absoluto respeto al estilo.

    El director de escena Benjamin Lazar ha elaborado un espectáculo de gran atractivo, en el que cada detalle gestual ha sido cuidado al extremo, atendiendo a la iconografía de comienzos del XVII, aunque en los ballets ha apostado por la creación de un lenguaje propio, en una estilizada combinación de danza barroca y de mimo.

    La representación respeta por completo las reglas de la época, incluida la "frontalidad" de los actores, y más de quinientas velas sumen el escenario en una extraña atmósfera y dotan de inusuales recursos expresivos a la compañía.

    Una 'fantasía' turca
    La obra fue sugerida por la festejada visita de un enviado del Gran Turco a la corte francesa en 1669, la primera vez que un embajador del gobierno otomano venía a Europa para visitar a un soberano. Luis XIV aprovechó para hacer una demostración de la riqueza y poder de su reino con una gran profusión de oro, dinero, diamantes y telas preciosas. El enviado turco, Solimán Aga, afectado por una increíble pretensión, resultó ser un simple emisario. Sin embargo, el Rey Sol supo sacar provecho de la situación y encargó a sus autores que le preparasen "un ballet turco ridículo" acompañado de una comedia, estrenada en el Castillo de Chambord el 14 de octubre de 1670. El propio Molière interpretó el papel de Monsieur Jourdain y Lully el de Mufti. El rey se divirtió tanto que quiso ver la obra media docena de veces seguidas, antes del exitoso reestreno en París. Bellísimos instantes de locura se apoderan de la escena, como durante esa especie de "fantasía turca" para engañar al protagonista y que acceda a casar a su hija con su humilde pretendiente. La obra llega a su culminación con el llamado Ballet de las Naciones, un repaso a las danzas y músicas españolas, italianas y francesas de la época.

    Barroco puro y duro
    El proyecto de Le Poème Harmonique tiene un objetivo principal: presentar la obra, por primera vez desde hace más de dos siglos, en su versión original de casi cuatro horas de duración, con los intermedios cantados y bailados que se integran en la acción dramática para restituir el tono festivo y desenfrenado propio de la comédie-ballet.

    El montaje, que podrá verse en tres únicas funciones hoy, mañana y pasado en la Sala Roja, constituye uno de los testimonios más hermosos del barroco, en el que las artes dialogaban en torno a una retórica común. Convertidos en el propio objeto del espectáculo, se entremezclan, se buscan, se inspiran y se contemplan. Todo un acontecimiento, después de las ya lejanas funciones de Atys, también de Lully, en el Teatro de la Zarzuela en 1992. Una reflexión que serviría de origen, muchos años después, a Hofmannsthal y R. Strauss para su aclamada Ariadna en Naxos.