Foto: Giovanni Caccamo.
Gianandrea Noseda, Oliver Knussen, Daniele Gatti, Semyon Bychkov y Fabio Luisi visitan estos días varias salas españolas al frente de orquestas tan legendarias como la Filarmónica de Viena o tan infrecuentes como la titular de La Scala de Milán. El Cultural hace balance de estas cinco batutas.
Cinco directores de talla, sucesores de las legendarias personalidades de antaño, transitan estos días nuestros podios. Cada una de estas batutas (una rusa, otra escocesa y tres italianas) defiende una forma de penetrar en la partitura, aunque todos comparten el mismo sentido de la excelencia.
Gianandrea Noseda
Este milanés de 47 años frecuenta España desde que en 1994 ganara el Concurso Internacional de Dirección de Cadaqués. Es hoy titular de la Filarmónica de la BBC y del Teatro Regio de Turín, con cuyos conjuntos va a actuar en el Auditorio Nacional de Madrid hoy mismo, en el Príncipe Felipe de Oviedo, mañana, y en el de Zaragoza, el día 23. En los atriles, el Réquiem de Verdi, que cuenta con Tamar Iveri, Daniella Barcellona, Maksim Aksenov e Ildar Abdrazakov. Buenos mimbres para que el dinámico Noseda penetre en los pliegues de la rica y teatral partitura verdiana. El director, discípulo de Myung-Whun Chung y de Valery Gergiev, ha reunido algunas de las virtudes de estos dos maestros: la claridad y equilibrio del primero y el impulso e intensidad del segundo.
Oliver Knussen
Hoy, mañana y pasado actúa en la temporada de la Orquesta Nacional Oliver Knussen (Glasgow, 1952), un artista que ha sabido conjugar su labor en el podio con su actividad compositiva. Estudió en la "Purcell School" y se aproximó a Elliott Carter, pero su música posee un sabor curiosamente impresionista, raveliano, que se esconde en muy refinados matices. De sus más de ochenta composiciones, Knussen nos ofrece Flourish with Fireworks, The Way to Castle Yonder y Concierto para trompa. Su elevada estatura y corpulencia contrastan con la delicadeza de la que hace gala en el podio. Se incluyen también en el programa el Concierto pata trompa de Carter -interesante comparación- y la oportuna suite sinfónica de El martirio de San Sebastián de Debussy.
Daniele Gatti
El director milanés, nacido tres años antes que Noseda, es habitual huésped de Salzburgo, Bayreuth, Viena, Londres y París, donde ha tomado el mando de la Nacional de Francia, al tiempo que se ha hecho cargo de la Ópera de Zúrich. Frecuenta a la legendaria Filarmónica de Viena, con la que visita Madrid dentro del ciclo de Ibermúsica. Dos sesiones apetitosas (el lunes y el martes próximos) en el Auditorio Nacional, que incluyen el Concierto para violín de Berg (con Rainer Honeck), la Sinfonía Heroica de Beethoven y la Sinfonía n° 9 de Mahler. Buena piedra de toque ésta última para quien ha demostrado una afinidad especial con la música del bohemio. El suyo es un gesto firme, envolvente, controlado.
Semyon Bychkov
Nacido en San Petersburgo el mismo año que Knussen lo hacía en Glasgow, este talentoso músico, de fuerte temperamento, de irrefrenable entusiasmo, salió en cuanto pudo de la Unión Soviética. Su estilo sobrio, su autoridad y la singular intensidad con la que defiende sus propuestas, servidas con una magistral técnica de batuta, han basado su trayectoria. Y ha aprendido a beber de las fuentes de Mahler. Con su trágica Sexta visita el Auditorio de Zaragoza (día 29 de mayo), el Baluarte de Pamplona (30) y el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo (31) al frente de la infrecuente Orquesta Filarmónica de la Scala de Milán.
Fabio Luisi
Este genovés ha sido titular de la Ópera de Dresde y gobierna la Orquesta Sinfónica de Viena desde 2001. Con ella ha visitado las salas españolas en alguna ocasión y ha mostrado tanto las bondades del conjunto, al que no le falta el aroma propio de las agrupaciones instaladas a la vera del Prater, como las suyas propias, que se centran en una mímica parca y precisa y en un rigor estilístico muy depurado. Ordenado, conspicuo, severo de porte, claro de gesto, ligeramente distante, Luisi dirigirá en el Auditori de Gerona (29) la Heroica de Beethoven, la Inacabada de Schubert y el Concierto n° 23 de Mozart, en el que colabora el veteranísimo y singular pianista Aldo Ciccolini, de 86 años.