El director francés Marc Minkowski. Foto: Yann Werdefroy.
El director francés inaugura el jueves su propio festival en la Isla de Re, en La Rochelle francesa, con la versión de concierto de Così fan tutte de Mozart a cargo de Les Musiciens du Louvre-Grenoble. Será un adelanto de la primera lectura historicista de este título que se ofrecerá en el Festival de Salzburgo.
Marc Minkowski (París, 1962) no concede entrevistas, se le escapan. Sólo una improbable combinación de sol, playa y buena gastronomía consigue eludir la maraña de agentes y representantes que protegen, día y noche, al director de los periodistas. Pero un día los planetas se alinean y Minkowski espera el momento de la entrevista en la octava planta de un lujoso hotel de Santa Cruz de Tenerife, con una bolsa de hielo en la rodilla ("una historia muy larga y nada interesante", alega) y la mirada perdida en el vasto horizonte convocado en la ventana de su habitación.
Reconoce el director francés sentirse "un poco náufrago", tanto por su condición de "especialista en no especializarse en nada" como por su ya conocida adicción a los archipiélagos, lo que le ha llevado a fundar un nuevo festival en la Isla de Re, en La Rochelle francesa, que dará comienzo el próximo 2 de junio. "Durante los últimos diez años he visitado una y otra vez esa isla de los veranos de mi infancia, a la que debo algunos de mis recuerdos más felices. Y me propuse montar mi propio festival tras comprobar que allí cada rincón tiene una música propia. Se puede oír, fuerte como el mar embravecido, o sentir tímidamente, como un pensamiento que recorre sus calles".
Escalada a Mozart
El Festival de Re Mayor, que así se llama, se inaugura el jueves con una versión de concierto de Così fan tutte. Una vez más, será Mozart quien le abra las puertas de lo desconocido. Ocurrió en 1996 durante su debut en la Ópera de París con Idomeneo y, tiempo después, con una inquietante producción de El rapto del serrallo en el Festival de Salzburgo, donde acaba de ser nombrado director artístico de la Semana Mozart. "Estamos hablando del Himalaya, del Everest del pensamiento intelectual de la música. Cuando, hace ya 15 años, dirigí por primera vez Las bodas de Fígaro me di cuenta de que es la ópera más perfecta que ha concebido el hombre. Su lenguaje traspasa todas las fronteras y se instala directamente en lo más hondo de nosotros". Les Musiciens du Louvre-Grenoble se ocuparán de descorchar la programación del festival con un Così que pasará en junio por Santiago de Compostela (Via Stellae) y servirá de ensayo al insinuante montaje de Claus Guth que se ha programado en el Festival de Salzburgo de este verano.
Será la primera vez que uno de los grandes títulos del cartel corra por cuenta de un conjunto de instrumentos originales y no por la de los maestros titulares de la Filarmónica de Viena. La ocasión lo merece. The Guardian incluyó a Les Musiciens du Louvre-Grenoble entre las mejores orquestas del mundo a propósito de Les nuits d'été de Berlioz que ofrecieron, junto a Anne Sofie von Otter, en los BBC Proms londinenses hace dos años. Ya antes la crítica los había bendecido por su calidad y, sobre todo, por su calidez, lo que los ingleses llaman joy of living y los latinos alegría de vivir. "La música no puede sufrirse. Tampoco disfrutarse en soledad. Quiero decir que dirigir es un acto de comunión. Mi trabajo consiste en generar atmósferas y en evocar emociones. No soy un mero técnico de sonido que ajusta la orquesta y se marcha. Estoy al servicio de los músicos y de la partitura". Prueba de la versatilidad programática del director es su relación con orquestas de toda latitud y condición. La horquilla se abre con les LMdL, que fundó cuando tenía 19 años, y se cierra con la Sinfonía Varsovia, con la que se ha fogueado recientemente en los pentagramas del siglo XX en calidad de titular desde 2008. Entre medias, se ha plantado ante las Filarmónicas de Berlín y Los Ángeles, la Staatskapelle de Dresde, la Camerata de Salzburgo, la Orquesta de Cleveland y en 2013 debutará como batuta de los siempre endogámicos filarmónicos de Viena. "Para cualquier director enfrentarse a esta formación supone un hito en su carrera. Cada orquesta es un idioma diferente. Tiene su repertorio y su entonación propia. Unas hablan al estilo de Shakespeare y otras en el tono de Brecht...".
El disco o la estética
En 2007 Minkowski dejó de trabajar para los sellos Archiv y Deutsche Grammophon y firmó un contrato de exclusividad con Naïve, donde ha dado salida en los últimos meses a su primera grabación de Bach (en el Convento de Santo Domingo de Bonaval, en Santiago de Compostela), una integral de referencia de las 12 Sinfonías de Londres de Haydn y una lectura prototípica de la Música acuática de Händel. "Buscaba una relación más de tú a tú con una compañía, además de otras cuestiones puramente estéticas. Me refiero a que para mí un disco es la materialización de un sueño y una obra de arte en sí misma. En Naïve me he encontrado con gente que piensa, igual que yo, que tener un disco en tus manos sigue siendo algo mágico, mientras que manipular los botones de un iPod es... simplemente interesante".
En su huida de los términos contractuales del star-system y el divismo, Minkowski se ha ido encontrando por el camino con una "cantera alternativa" de cantantes noveles. "Cuando la mercadotecnia se entromete en la técnica, la voz termina malogrando el repertorio". Su último descubrimiento ha sido la soprano rusa Julia Lezhneva. La conoció vía YouTube a instancias de su manager, y ya han grabado un disco rossiniano. "Lo tiene todo. Es una mezcla entre Cecilia Bartoli y Maria Callas. Su voz es angelical, versátil, hipnótica...". Lezhneva será uno de los grandes reclamos del Festival de Re Mayor, al que acudirán también el Cuarteto Diotima y el pianista Alexandre Tharaud.
Cuenta Minkowski que se decidió a montar el festival tras los devastadores efectos del ciclón extratropical Xynthia a su paso por la isla. "Otro temporal amenaza a algunas orquestas del siglo XXI...", pronostica. Al parecer, existe una versión lírica del cambio climático que afecta a los diapasones. "Algunas orquestas no respetan las dinámicas. Sobre todo en las óperas de Wagner y R. Strauss. Parece que sólo les preocupa sonar bonito, alto y fuerte. Se olvidan de los contrastes y del sentido lírico de la expresión". Lo dice el maestro a unos días del estreno (11 de junio) en La Monnaie de Bruselas de una nueva producción de Olivier Py de Los Hugonotes Meyerbeer. ¿Se arreglará Minkowski con las casas de ópera españolas después de la cancelación, en extrañas circunstancias, de Los cuentos de Hoffmann del Liceo? "Lo prometo". Palabra de Minkowski.