La producción de em>Peter Grimes durante su puesta en escena en Nápoles.
Oscar Cecchi y Pedro Halffter cierran la temporada del Teatro Pérez Galdós de Las Palmas con dos funciones de Peter Grimes de Britten con Amanda Roocroft y Peter Svensson como protagonistas.
De acontecimiento puede considerarse la presentación en Canarias de Peter Grimes de Britten, una ópera fundamental del siglo XX. El 28 y 30 de este mes se subirá al escenario del Teatro Pérez Galdós de Las Palmas, que ha elegido una producción del escocés Paul Curran estrenada en el Teatro Verdi de Trieste en 2002. En esta ocasión será su ayudante, Oscar Cecchi, quien recree una acción que viene apoyada en una sugerente escenografía marinera de Sergio D'Osmo, para la que creó los figurines Madeleine Boyd.
Se ha buscado un reparto de nivel. El papel del atribulado marinero que da título a la obra estará a cargo del tenor vienés Peter Svensson, que lleva unos años abordando algunas de las partes más comprometidas del repertorio heroico. A su lado, la inglesa Amanda Roocroft, una de las mejores Ellen Orford posibles de la actualidad a pesar de su veteranía. El atractivo vibrato de su voz puede expresar bien los encontrados sentimientos de la maestra. Un equipo vocal bien seleccionado, con el muy experto Jonathan Summers a la cabeza, cortejará a estos dos cantantes: Susan Gorton, Vanessa Goikoetxea, Elena Sancho, Mark Milhofer, Ashley Holland, Ethna Robinson, Martyn Hill, Grant Doyle, Dean Robinson, Emil Merheim y Alberto Reguero. Todos ellos servirán a una concepción escénica muy animada, que individualiza los personajes y analiza cada detalle de la acción, exterior e interior, lo que permite mantener la sorda tensión que anida en la obra y que crece paulatinamente hasta el desolado final.
De esta manera podrán apreciarse las características esenciales de Peter Grimes, cuya traducción sonora estará a cargo de Pedro Halffter, que estará en el foso con su Filarmónica de Gran Canaria y que controlará también al Coro Filarmónico Eslovaco. No es fácil el compromiso, aunque no hay duda de que el músico se encuentra a gusto en la ópera del siglo XX. "Es una ópera -nos explica Halffter- que fue escrita en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Se estrenó en 1945 en Londres y siempre, en aquel entonces y ahora, impacta sobre el público". La razón es que "su vigencia va más allá de la desgracia personal del propio Peter Grimes y tiene que ver más con esa relación compleja del individuo con su sociedad por los prejuicios que puede haber sobre una persona y que te pueden llevar a la tragedia más grande".
Buena prueba en todo caso para que su batuta subraye adecuadamente el estilo vocal y dramático del compositor, inspirado para la ocasión en un sórdido libreto marinero de Montagu Slater. La elegante y airosa escritura, la hábil sutura de periodos, la consecución de un tejido bien trabado, la colorista pintura y descripción de ambientes, las sutiles connotaciones psicológicas y el empleo de una muy funcional armonía, tocada de influencias de Mahler, Debussy, Stravinsky, conceden a la partitura una veracidad, una fuerza y una singularidad indiscutibles. Pocas figuras tan entrañables y al tiempo odiosas y antipáticas como la del introvertido marino, de tan ambigua sexualidad.
En esta ópera está contenido el arte supremo para el tratamiento de la voz. Un arte que el mismo compositor definió y comentó y que fue una de sus sempiternas preocupaciones. "He decidido rechazar la teoría wagneriana de los temas -llegó a escribir Britten- para mantener mejor la emoción del drama".