Javier Perianes. Foto: Marco Borggreve.

Interpretará las Noches en los jardines de España de Manuel de Falla, que acaba de grabar con Josep Pons y la Sinfónica de la BBC. Su próximo reto será Beethoven.

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  • Viene Javier Perianes (Huelva, 1978) de una gira con la Filarmónica de Israel y el maestro Zubin Mehta que recala este miércoles en Lucerna. Conoce el pianista las acústicas del Carnegie Hall de Nueva York, del Wigmore de Londres y de la Konzerthaus berlinesa, pero nunca antes había tocado en el festival alpino. En realidad, pocos lo han hecho, aunque la estadística no parece hacer mella en sus nervios. "Con un escudero como Mehta nada tengo que temer a los gigantes", asevera. Este año el cartel suizo está dedicado a la noche y, para la ocasión, Perianes abordará las Noches en los jardines de España de Manuel de Falla, que acaba de grabar, junto a otras piezas, en un disco-DVD dedicado al compositor gaditano en el que lo acompañan Josep Pons y la Sinfónica de la BBC.



    La excepcional trayectoria musical de Perianes ha hecho posible que el Conservatorio Profesional de Música de Huelva lleve ya el nombre del pianista. "Es un orgullo estar vinculado a un centro en el que he pasado algunos de los años más felices de mi vida", reconoce. Más allá de los adjetivos que le dedica la prensa y que justifican su reconocimiento en las salas de todo el mundo, Perianes desborda sencillez. Vive por y para la música, pero se confiesa apasionado del fútbol y "un merengue convencido". Tanto que, de no haberse cruzado un piano en su vida, le habría gustado dedicarse al periodismo deportivo, aunque se niega a contestar a cualquier pregunta relacionada con el Real Madrid de Mourinho. "El comportamiento del último partido contra el Barça -se lamenta off the record- no se habría tolerado en otra época...". Se refiere a la era dorada de Di Stefano, Joseíto, Gento, Puskas, Santamaría y Marquitos; a los años en que Arthur Rubinstein visitaba las salas españolas, que alumbraban a una nueva generación de pianistas: Rosa Sabater, Esteban Sánchez, Joaquín Achúcarro, Rafael Orozco o la gran Alicia de Larrocha, a quien Perianes le debe su primer contacto con una orquesta. "Tenía 17 años cuando me llamaron para sustituirla in extremis. Fue uno de los momentos más importantes de mi vida. Por eso siempre digo que en mi carrera ha habido más casualidad que causalidad".



    Piano como terapia

    Asegura el músico de Nerva que sus padres nunca tuvieron la intención de convertirlo en algo parecido a lo que es hoy. "No fui un niño prodigio. Sólo un chaval travieso e hiperactivo. A los 8 años me apuntaron a la banda de mi pueblo para ver si me cansaba un poco. Empecé por el requinto con la intención de tocar el clarinete. Pero mi tía convenció a mis padres para que me compraran un piano".



    Desde entonces, las siete octavas del teclado le han servido de válvula de escape. "Mi pobre hermano tuvo que sacarse la carrera de Medicina con Scarlatti, Bach y Mozart de fondo. Todavía no puede evitar que las Sonatas de Beethoven le recuerden a las lecciones de anatomía patológica". Volverá sobre estas mismas partituras en unos meses, cuando comience la grabación de su próximo disco con el sello francés. Un Beethoven que viene avalado por las masterclass que recibió en Chicago de Daniel Barenboim, su principal mentor desde que Alfonso Aijón, fundador de Ibermúsica, le consiguiera una audición privada con el maestro. "Barenboim me enseñó a trabajar la tensión, la estructura, la construcción. También me animó a cavar para desenterrar el espíritu de la partitura. Me decía que mi Beethoven tenía todas las vocales, pero que le faltaban algunas consonantes".



    Muchos consideran a Perianes en las antípodas de pianistas más mediáticos y preocupados por la imagen. "Me tengo por un músico de mi tiempo, pero sí es cierto que abogo por un sonido tradicional. De mi página web y de mi Facebook se ocupan mis agentes. No porque vea algo malo en ello, sino porque estudiar una partitura requiere de toda mi atención".



    Por la misma razón ya no lee las críticas, pero sí mantiene una estrecha relación con sus profesores de toda la vida. "Escucho los consejos de Josep Colom y de Ana Guijarro como cuando tenía 14 años". Primero toma nota de las sugerencias y, ya a solas con el piano, discute consigo mismo. "Esta misma mañana he tenido un debate interno a propósito de un pasaje endiablado del Quinteto de César Franck. Hasta que no consiga derribar su barrera defensiva no dormiré tranquilo".



    Nada habría impedido a Perianes aprovechar la coyuntura discográfica de 2010, año de los bicentenarios de Chopin y Schumann. "Pero no quería que el motivo que me lleva a un determinado compositor, al que me entrego durante semanas, fuera una simple efeméride o la necesidad de vender determinado número de copias".



    Hace tiempo que los directivos de Harmonia Mundi lo animan a que grabe la "definitoria" Iberia de Albéniz, pero no tiene ganas de demostrar nada a nadie, ni prisa por acometer nuevos repertorios. "Les he dicho que lo haré en 2036 o en 2050. Que no lo tengo claro". La broma delata a un músico serio, cuyos trabajos dedicados a Federico Mompou (Música Callada) y Blasco de Nebra (Piano Sonatas) requieren de una atención reposada, que permita reparar en la sutileza del fraseo tanto como en la hondura de los silencios.



    Frescura discográfica

    En el estudio de grabación el ritmo es algo más frenético. "No soy muy fan de los micrófonos. Cuantas más veces acometo una obra, más va perdiendo en autenticidad y frescura. Así que no suelo repetir más de tres veces un mismo pasaje". Sólo así se explica la naturalidad inherente a cada una de las notas de su disco de debut, sobre los Impromptus de Schubert. Su catálogo se cierra ahora con las Noches en los jardines de España, que Falla compuso sin haber pisado Granada. "Se inspiró en unas láminas que le envía a París Santiago Rusiñol y combina esta imagen con toda una serie de alusiones sonoras, pictóricas y literarias". Antes de enfrentarse a la partitura, Perianes consultó algunos manuscritos autobiográficos del Archivo Manuel de Falla de Granada. "En el reverso de las hojas donde compuso las Noches te encuentras con apuntes sobre obras que le habían influido, como El Mar de Debussy, Los juegos de agua en la Villa d'Este de Liszt, el inicio de Juegos de agua de Ravel o el acorde de Tristán de Wagner. No es una música descriptiva o programática, pero es posible identificar en ella, entre las alusiones al canto popular andaluz, el misterio, la danza, la furia y el drama de las noches españolas".



    Las Noches servirán también para que el próximo 22 de septiembre, Perianes, de nuevo junto a Zubin Mehta y sus filarmónicos, inaugure la Serie Barbieri de la temporada de Ibermúsica en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Unos días antes (16), está citado en el Théâtre du Châtelet de París para abordar el Concierto para piano n° 21 de Mozart. Será la primera vez que dirija a una orquesta desde el piano, como ha visto hacer a Barenboim en numerosas ocasiones. "Si algo he aprendido del maestro es que la ambición es una virtud y no un pecado. Por eso creo que no se le deben poner límites a la inquietud".