Joan Cerveró.

No sólo las estrellas del rock rompen sus instrumentos durante los conciertos. También hemos visto a Joan Cerveró arrastrar con una cuerda un violín escaleras arriba. "Aunque en aquella ocasión de lo que se trataba era de romper moldes más que otra cosa", aclara el líder del Grup Instrumental de Valencia y ahora director artístico del Proyecto Veinte21, que esta tarde se presenta en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Será el primer concierto de una orquesta integrada por músicos españoles que se han propuesto acabar con las "connotaciones negativas" vinculadas a la música contemporánea. "Lo que nos interesa es la música actual, sea cual sea la etiqueta o la denominación de origen". Así lo demuestra el programa de su concierto inaugural de la serie Red Chair Concerts, que abrirá con la versión de Frank Zappa del Bolero de Ravel, arreglada por el propio Cerveró, y continuará con Éclat de Pierre Boulez, los Déserts de Edgard Varèses (con la proyección simultánea de un vídeo homónimo de Bill Viola), la Suite de The Yellow Shark, también de Zappa, y el estreno absoluto de Semana Santa en Gomorra, un encargo del Centro Nacional de Difusión Musical al compositor español Juan José Colomer. "Nuestro objetivo es abordar la música del siglo XX buscando siempre puntos de encuentro, generando vínculos emocionales y llamando al público a participar de la experiencia".



Para lograrlo, Cerveró quiere implicar a compositores, directores, programadores y músicos. Su idea es lavar la cara al repertorio y acabar de una vez con los prejuicios en torno a la llamada música culta de los últimos 60 años. "Más que un cambio radical, lo que nos proponemos aquí es terminar con el statu quo y cambiar las cosas de sitio. Sin radicalismos, como hizo Vicente Todolí cuando llegó a la Tate. A veces los grandes cambios no son más que pequeños cambios en la perspectiva con que se miran, o se escuchan, las cosas". No en vano la imagen del Proyecto Veinte21, que da además nombre al ciclo de conciertos, es una silla... de chiringuito. "El sentido de la uniformidad nació en el siglo XVIII con las grandes galas. Pero ahora la gente va a los conciertos en vaqueros. El ritual sigue ahí, lo que se ha perdido es la ceremonia, la parafernalia, la pose".



El primer paso ha sido reunir a un grupo versátil de entre cuatro y cuarenta músicos españoles. No ha habido audiciones. La mayoría procede de orquestas europeas (como la flautista Claudia Gallego, de la Mahler Chamber Orchestra, o el trompetista Martín Baeza, de la Deustche Opera berlinesa), aunque también los hay que militan en formaciones españolas, como es el caso de Juanjo Guillem, percusionista de la Orquesta Nacional. "Todos son profesionales de sobrada experiencia que, además, han demostrado un especial interés por la música de su tiempo. Les pedimos calidad, pero sobre todo compromiso. Que opinen durante los ensayos, que compartan su visión de las cosas, que nos sugieran partituras, directores o intérpretes. Aspiramos al máximo nivel de comunicación en los ensayos. No buscamos una masa orquestal cumple con su horario de trabajo, sino un grupo de solistas con criterio".



Para Cerveró la electroacústica es al siglo XXI lo que la orquesta fue al XX o el piano al XIX. Y por eso aboga por un nuevo concepto de concierto, en el que la música pueda conjugarse con el teatro, la performance, el videoarte y las nuevas tecnologías. "Sin olvidar nunca que lo que manda es la partitura y el compositor". Otro de sus objetivos será dar cobertura a compositores de prestigio que, "por no comulgar con el mainstream de la vanguardia francesa y alemana, han tenido que exiliarse y esperar a que alguien de fuera se interesara en estrenar sus obras".



Habrá tres conciertos en esta temporada "piloto", cuyo espectro sonoro va de Stockhausen a Björk. De momento el Proyecto Veinte21 está en fase de pruebas y no recibe subvención alguna del Ministerio de Cultura. La primera misión de Cerveró es abrir las puertas a la innovación y los oídos al público. "Como un Acuerdo Schengen, pero aplicado a la música".