Josep Pons al mando de la Orquesta Nacional
Mientras el Real sufre la huida de sus abonados, el Liceo se reserva para el año Wagner. En el apartado sinfónico, la Nacional sigue ganando enteros en manos de Josep Pons.
En este tiempo el coliseo madrileño ha tenido el problema de la huida de abonados ante una programación elitista, poco coherente y con mucha presencia de los siglos XX y XXI. La 2012-2013, quizá como reacción, tiene otro cariz, aunque tampoco nos parezca convincente.
El Liceo de Barcelona ha seguido en su línea ascendente con las funciones de Anna Bolena, donde destacó Elina Garanca, el original Parsifal de Claus Guth, el estreno en España de Lord Byron de Agustí Charles y la primera representación en nuestro país de El gran macabro de Ligeti en la versión de La Fura. Como anticipo al año Wagner, el próximo mes de septiembre Joan Matabosch recibirá a las huestes del Festival de Bayreuth para ofrecer un par de títulos en versión de concierto.
El Palau de les Arts valenciano de Helga Schmidt sigue arrastrando grandes dificultades presupuestarias pero cuenta con uno de los fosos mejor afinados de nuestro país. Tras el discreto éxito de 1984 de Lorin Maazel y el soberbio Fidelio de Jonas Kaufmann en su Festival del Mediterráneo ha continuado ofreciendo algunos apetitosos manjares, como la versión de concierto de Ariadne auf Naxos de Strauss con Andrew Davis al frente.
La ABAO acertó con la Tatiana de Ainhoa Arteta y la Lucia de Diana Damrau. Recordamos también el Tristán e Isolda de Guillermo García Calvo en el Teatro Campoamor de Oviedo, que ha cerrado el año con una interesante Norma.
En el Teatro de la Maestranza siguió funcionando la Tetralogía wagneriana mientras la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla celebraba con Pedro Halffter sus dos décadas de existencia, aniversario que ha compartido durante unos meses con la Filarmónica de Málaga y las Sinfónicas de Castilla y León y del Principado de Asturias. Todas en buena racha.
La Orquesta Nacional ha seguido ganando enteros con Josep Pons como titular. Cerraba bien el año con Debussy, Stravinsky, Gerhard, Strauss y Falla y daba muestras de buena salud. El Coro celebró 40 años con su primer disco para Decca. Parecido estado de bonanza el de la Orquesta de la RTVE, cuya savia se ha visto avivada y potenciada con el nombramiento como titular de Carlos Kalmar, que ya ha ofrecido algunos conciertos de mérito y que ha empezado a remover con provecho la programación, culminada hace poco con un muy digno Stabat Mater de Dvorák.
La Orquesta de la Comunidad de Madrid ha abundado, bajo las órdenes de José Ramón Encinar, en su novedosa línea programadora, muestra de la cual fue el concierto que conjugaba obras de Banchieri, R. Strauss y López López. En el curso de la primera temporada diseñada por Antonio Moral en el Centro Nacional de Difusión Musical hemos podido escuchar ya algunas cosas de gran relevancia, que aparecen en este primer tramo presididas por los actos en homenaje a Tomás Luis de Victoria en el cuarto centenario de su fallecimiento. Espléndidos conciertos a cargo de conjuntos de probada maestría como Schola Antiqua, The Sixteen, Ensemble Plus Ultra, Capella de Ministrers, The Gabrieli Consort y Les Arts Florissants.
Ha sido un año importante también para el desarrollo de nuestros jóvenes cuartetos de cuerda, como el Casals, el Quiroga o el Leonor, que poco a poco van teniendo un hueco en las programaciones, como en la del ya clásico Liceo de Cámara de la Fundación Caja Madrid, que esperemos siga apostando por el talento y la calidad.