La cantaora Laura Vital. Foto: JL Duzert.

La cantaora gaditana abre el lunes el cartel del Festival de Nimes con Flamenco Land, un espectáculo infantil, para luego estrenar Convivencias.

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  • Después de veintidós años y de haber mantenido su prestigio como primera celebración flamenca fuera de España, el Festival de Nimes, modelo de internacionalización del género en las manos siempre sabias y dinámicas de la dirección del Teatro de esa ciudad francesa, se ha distinguido por atender las más renovadoras propuestas e invitar a los jóvenes para que aporten frescura a una programación diseñada con inteligencia y equilibrio. Pero el flamenco se manifiesta en muy variados niveles.



    No se trata de un diseño plano en el que todos siguen las mismas pautas, obedeciendo a recetas preconcebidas como fórmula de utilización colectiva. Todo lo contrario: el flamenco, y más hoy en día, se revela como algo donde caben desde las más enérgicas vanguardias hasta un clasicismo de actualidad que rescata el patrimonio histórico de más lustre para otorgarle una nueva dimensión. Una rica escala de matices, una diversidad admirable, que el Festival de Nimes atiende con perspicacia para exponer sobre los escenarios, desde el lunes y hasta el 21 de enero, toda la verdad de un arte en continuo proceso evolutivo.



    La joven Laura Vital, primera profesora de cante del conservatorio sevillano Cristóbal de Morales, inaugura la programación con Flamenco Land, un espacio lúdico "por y para los niños, a los que invitamos a introducirse en una especie de parque temático con La cueva del duende, para explicar el significado de ese término en el flamenco, El barco del descubrimiento, con el que viajamos por tierras americanas y la influencia de sus músicas en los llamados cantes de ida y vuelta, o La noria, que es una muestra de su propio eclecticismo. Lo que pretendemos es integrar al niño en el flamenco auténtico, de calidad, y familiarizarlo con su lenguaje a través de una estética colorista".



    Pero, además, Laura Vital, ganadora del Concurso de Jóvenes Intérpretes de la Bienal de Sevilla y licenciada en Psicología, participa en un estreno, Convivencias, junto a otros dos jóvenes cantaores, Niño de Elche -que acaba de poner en escena Vaconbacon, sobre la pintura de Francis Bacon- y Rocío Márquez, con el guitarrista Manolo Franco, uno de los grandes maestros de nuestro tiempo. Según Laura Vital, "se trata de un espectáculo-concierto de reciprocidades que pretende crear ámbitos de armonía entre voces y actitudes musicales aparentemente distintas, romper las individualidades y suprimir el aislamiento con el fin de propiciar áreas comunes por medio del diálogo, cosa cada vez más infrecuente en el flamenco de ahora, donde sólo nos miramos al ombligo".



    Para otro gran maestro, José de la Tomasa, con una sólida obra discográfica y una rigurosa formación basada en muchos aspectos en la herencia familiar de los Torre, una casa gitana fundamental en la historia del flamenco, acudir a ese festival es un privilegio por la exquisitez de un público entendido y sensible y por las atenciones que la organización dispensa a los participantes. "En Casablanca dicen que siempre les quedará París. Parafraseando a Rick, yo diría, con toda justicia, que siempre nos quedará Nimes. Nunca sé en qué va a consistir mi actuación. Subo al escenario y siento una energía. Es lo que me motiva. A partir de ese momento van fluyendo los cantes y estableciéndose un diálogo con el auditorio".



    Israel Galván, Rocío Molina, Fuensanta la Moneta, La Torito y Eva Luisa, Inés Bacán, Capullo de Jerez o María Toledo, Tomatito, Antonio Moya, Niño Josele, Juan Ramón Caro, además de un grupo gitano llegado de Extremadura con sus tangos y jaleos y el espectáculo protagonizado por Diego Carrasco y Tomasito, constituyen otros alicientes de peso en el Festival de Nimes, que convierten a esta edición en una cita ineludible.