El director polaco Krzysztof Urbanski ensaya con la ONE. Foto: Rafa Martín.

Nuevos problemas y retos asaltan los programas de las 27 orquestas sinfónicas españolas financiadas con dinero público. La precariedad presupuestaria ahuyenta a las grandes figuras y afecta a las condiciones de trabajo de los músicos. En Madrid, Sevilla, Badajoz y Murcia buscan nuevas fórmulas para poder sobrevivir a los tijeretazos.

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  • La Orquesta del Titanic no sobrevivió al naufragio porque ninguno de sus músicos dejó de tocar mientras el trasatlántico se hundía. La hazaña tiene cien años pero sirve para ilustrar la situación actual de las 27 orquestas sinfónicas profesionales sostenidas con dinero público en España. La voz de alarma la ha dado recientemente la Orquesta de Extremadura, la única que no tiene temporada de abono para este curso y que sigue recopilando firmas para garantizar su continuidad. "La supervivencia de las orquestas es muy importante para España, que ya tiene depositada en el progreso de su vida musical buena parte de su ilusión como país e incluso de su dignidad como nación moderna", apuntaba al respecto Paloma O'Shea desde la Fundación Albéniz. "Que aprieten a las orquestas, si hace falta, pero que no corten por ahí. Por las orquestas no, por favor".



    El 2012 será un año decisivo para el futuro de las formaciones españolas. La Orquesta Nacional y las Sinfónicas del Principado de Asturias, Galicia, Tenerife y Castilla y León buscan sucesor para sus actuales directores titulares en un contexto de precariedad presupuestaria que ahuyenta a las grandes estrellas internacionales y afecta seriamente a las condiciones de trabajo de los músicos.



    En busca del equilibrio

    Según Pedro Navarro, presidente de la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, "el mayor reto es hacer frente a los reajustes presupuestarios para ofrecer una programación de calidad con muchos menos recursos". Y asegura que, aunque se están adoptando todo tipo de "medidas paliativas", existe un riesgo real de que algunas agrupaciones lleguen a desaparecer. "La autosuficiencia es imposible. Y la rentabilidad, una utopía. Debemos poner en marcha modelos de gestión que permitan el equilibrio de las aportaciones públicas y privadas en porcentajes que bien podrían estar en un 60%-40%, respectivamente".



    Actualmente, las orquestas españolas se sufragan en un 80% con financiación pública y sólo en un 2% con aportaciones privadas, según datos de las Jornadas AEOS-Fundación BBVA. De media, una plantilla de ochenta músicos genera unos costes de en torno a los cinco millones de euros por temporada, sin contar con las giras ni las grabaciones. Frente a los 2.000 euros mensuales de media que se puede ganar en una orquesta puntera en España, en el resto de Europa el salario oscila entre los 2.500 y los 5.000.



    Desde 2010, el presupuesto para operaciones comerciales de la Orquesta Nacional (subvencionada en un 100%) se ha estancado en unos escasos 3.945.245 de euros. Y está previsto que la cifra se reduzca un 12% cada año. Además, no dispondrán de fondos para material inventariable. "Estamos en un momento de gran incertidumbre", sostiene Ramón Puchades, director técnico de la OCNE. "No sabemos quién será el sustituto de Josep Pons ni qué futuro le espera al nuevo INAEM de Miguel Ángel Recio Crespo". 2011 ha sido un año duro para los 121 integrantes de la orquesta. A la reducción salarial a funcionarios de la administración general del Estado le siguió la cancelación de su gira por Estados Unidos, lo que ha reforzado la tesis de que la OCNE podría terminar abriéndose a la participación de entidades privadas convertida en agencia estatal o incluso en fundación.



    Batutas blancas

    El próximo jueves, la Nacional llevará a cabo una serie de audiciones para la elección de uno de sus tres concertinos (violines solista). Es una tarea en la que suelen implicarse los directores titulares, ya que de los concertinos depende su relación con la orquesta. Pero hasta dentro de unas semanas no se sabrá el nombre del heredero de Pons, que en septiembre hará las maletas rumbo al Liceo. Hasta ahora se habían barajado los nombres de Pablo Heras-Casado, Rubén Gimeno, Pedro Halffter, Lionel Bringuier o Pablo González en la quiniela sucesoria, pero fuentes cercanas a la institución aseguran que ahora están buscando "batutas blancas", jóvenes aún sin nombre pero con un futuro prometedor, como Jordi Bernàcer o el maestro polaco Krzysztof Urbanski, que ya han dirigido a la ONE. "El mérito no es contratar a Gustavo Dudamel hoy sino cuando no lo conocía nadie y le llamaron de Gotemburgo".



    Cuenta Raúl Cambero, miembro del comité de empresa de la Orquesta de Extremadura, que han recibido más de 10.000 firmas de apoyo. "Por un lado, nos alegramos de que los músicos hayan conseguido sobrevivir. Y, por otro, sentimos vértigo por lo que pueda pasar". Sin un director titular a la vista, su presupuesto para 2012 no llega a los 3 millones de euros, que irán destinados, entre otras cosas, a cubrir el déficit acumulado en los últimos años. "Tenemos que batir todos los récords de austeridad". Un lema que comparten con los trabajadores de la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla desde que el Ayuntamiento redujera su aportación en un 20%. Ahora el Teatro de la Maestranza busca apoyos privados para amortiguar la caída de las ayudas del Ministerio, la Junta y la Diputación.



    Hace unos días, la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia denunciaba con un concierto de protesta ante la Consejería de Cultura un tijeretazo del 47% de sus salarios. "Reclamamos un compromiso para que se fije una subvención digna, justa y estable", explica Jesús Martínez, violinista del comité de empresa y uno de los afectados por el expediente de regulación temporal de empleo.



    Una de las fórmulas de ahorro pasa por confeccionar programas a base de obras de dominio público que no generan derechos de autor, lo que ya está repercutiendo en la calidad de los conciertos y menoscabando el repertorio contemporáneo.



    En Estados Unidos (donde varias orquestas, como la de Filadelfia, se han declarado en bancarrota como subterfugio legal) y en Europa (que se plantea fusionar conjuntos de la BBC o cerrar el Centro Musical de la Radio y Televisión de Holanda) la situación no es más halagüeña, aunque los incentivos al mecenazgo y un mayor culto a la música clásica atenúan el efecto de lo que Simon Rattle no ha dudado en calificar de "genocidio musical".